¡Ay, Dios mío! No se van a creer esto, mi gente. Resulta que unos muchachos y muchachas del Liceo de Curridabat se mandaron una joyita, ¡una verdadera obra maestra! Han convertido las zonas verdes de la escuela en un museo a cielo abierto dedicado al arte precolombino. Sí, así como lo escucharon, ¡arte antiguo hecho con mucho cariño y esfuerzo!
La iniciativa, que salió de la mente de los profe William Garita de Estudios Sociales y Vanessa Gómez de Artes Plásticas, ha sido todo un éxito. Imagínenselo, estudiantes de noveno y décimo año metidos hasta el cuello investigando, diseñando y construyendo réplicas de artefactos ancestrales. Una pena que algunos políticos no pongan tanta energía en cosas que realmente importan al pueblo, ¿eh?
Lo que más me chocó es la dedicación que pusieron estos jóvenes. Metates, figuras de animales, collares, instrumentos… todo hecho a mano con materiales reciclados, cemento, arcilla, madera, ¡hasta llantas reutilizadas! Un ejemplo para todos aquellos que dicen que los jóvenes de hoy solo saben de celulares y redes sociales. ¡Estos demostraron que sí hay talento y ganas de hacer cosas creativas!
Según el profe Garita, la idea era clara desde el principio: embellecer el entorno escolar y, a la vez, conectar a los estudiantes con la rica historia de nuestra cultura precolombina. Dijo también que quieren que el museo sea un lugar abierto a toda la comunidad, donde la gente pueda venir a aprender y apreciar el legado de nuestros antepasados. Una forma linda de rescatar tradiciones y compartir conocimiento.
Y claro, no todo fue fácil. Hubo procesos de aprendizaje intensos, desafíos técnicos, y mucha coordinación entre estudiantes y profesores. Pero eso es precisamente lo que hizo que el proyecto fuera aún más valioso. Trabajando en equipo, superando obstáculos y creando algo único y significativo para toda la comunidad educativa. ¡Se nota que les puso carga!
Además, este museo no solo sirve para mostrar piezas artísticas, sino que también busca mejorar la imagen del colegio y abrir nuevas oportunidades para los estudiantes. Piensen en exposiciones temporales, talleres educativos, visitas guiadas… ¡Las posibilidades son infinitas! Este brete bien aprovechado podría traerle muchas cosas buenas al Liceo de Curridabat.
Pero lo que realmente me tiene pensando es cómo un proyecto tan simple puede tener un impacto tan grande. En tiempos donde parece que todo va cuesta abajo, ver a jóvenes volcándose con la historia y el arte nos da esperanza. Nos recuerda que todavía hay valores sólidos en nuestra sociedad y que la creatividad y la pasión pueden transformar cualquier espacio. ¡Menos charlas vacías y más hechos como este, diay!
Así que ya saben, si andan por Curridabat, pasen a darle una vuelta al nuevo museo del Liceo. Se los aseguro, ¡van a quedar chupados! Ahora dime, ¿crees que iniciativas como esta deberían recibir más apoyo del gobierno para fomentar la cultura y la educación en nuestras comunidades, o sigamos esperando que aparezcan milagros?
La iniciativa, que salió de la mente de los profe William Garita de Estudios Sociales y Vanessa Gómez de Artes Plásticas, ha sido todo un éxito. Imagínenselo, estudiantes de noveno y décimo año metidos hasta el cuello investigando, diseñando y construyendo réplicas de artefactos ancestrales. Una pena que algunos políticos no pongan tanta energía en cosas que realmente importan al pueblo, ¿eh?
Lo que más me chocó es la dedicación que pusieron estos jóvenes. Metates, figuras de animales, collares, instrumentos… todo hecho a mano con materiales reciclados, cemento, arcilla, madera, ¡hasta llantas reutilizadas! Un ejemplo para todos aquellos que dicen que los jóvenes de hoy solo saben de celulares y redes sociales. ¡Estos demostraron que sí hay talento y ganas de hacer cosas creativas!
Según el profe Garita, la idea era clara desde el principio: embellecer el entorno escolar y, a la vez, conectar a los estudiantes con la rica historia de nuestra cultura precolombina. Dijo también que quieren que el museo sea un lugar abierto a toda la comunidad, donde la gente pueda venir a aprender y apreciar el legado de nuestros antepasados. Una forma linda de rescatar tradiciones y compartir conocimiento.
Y claro, no todo fue fácil. Hubo procesos de aprendizaje intensos, desafíos técnicos, y mucha coordinación entre estudiantes y profesores. Pero eso es precisamente lo que hizo que el proyecto fuera aún más valioso. Trabajando en equipo, superando obstáculos y creando algo único y significativo para toda la comunidad educativa. ¡Se nota que les puso carga!
Además, este museo no solo sirve para mostrar piezas artísticas, sino que también busca mejorar la imagen del colegio y abrir nuevas oportunidades para los estudiantes. Piensen en exposiciones temporales, talleres educativos, visitas guiadas… ¡Las posibilidades son infinitas! Este brete bien aprovechado podría traerle muchas cosas buenas al Liceo de Curridabat.
Pero lo que realmente me tiene pensando es cómo un proyecto tan simple puede tener un impacto tan grande. En tiempos donde parece que todo va cuesta abajo, ver a jóvenes volcándose con la historia y el arte nos da esperanza. Nos recuerda que todavía hay valores sólidos en nuestra sociedad y que la creatividad y la pasión pueden transformar cualquier espacio. ¡Menos charlas vacías y más hechos como este, diay!
Así que ya saben, si andan por Curridabat, pasen a darle una vuelta al nuevo museo del Liceo. Se los aseguro, ¡van a quedar chupados! Ahora dime, ¿crees que iniciativas como esta deberían recibir más apoyo del gobierno para fomentar la cultura y la educación en nuestras comunidades, o sigamos esperando que aparezcan milagros?