¡Ay, Dios mío! Imagínate la sorpresa, mi gente. Un pobre francés, donderas, iba a darse el lujo de tener una piscinita en su patio trasero y, en lugar de encontrar agua fresca, ¡le cayó encima un tesoro de oro!
Resulta que este mae, radicado en Neuville-sur-Saône, Francia, se mandó a cavar el hoyo para la piscina allá por mayo pasado, y bam, ¡aparecieron cinco lingotes y un montón de monedas de oro brillando bajo el sol! Según las autoridades locales, el valor de esta pincha fortuna ronda los $800,000 dólares – ¡una suma que le cambiaría la vida a cualquiera, diay!
Al principio, seguro pensó que era pura broma o alguna especie de sueño surrealista, pero al ver que el asunto era serio, el buen hombre hizo bien en avisarle a las autoridades competentes, incluyendo la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC). Ahí pensamos todos, “¿Será que esto va a acabar en problemas?”. Pero tranquilos, porque después de investigar, determinaron que no se trataba de un tesoro arqueológico, así que el francés puede quedarse con el premio.
Lo curioso de esta historia, mis panas, es que el oro parece haber sido adquirido legalmente hace unos 15-20 años y luego fundido en una empresa cerca de Lyon. ¿Pero quién lo enterró ahí? Pues, ahí está el gran misterio… El anterior dueño del terreno ya falleció, así que no hay nadie que pueda contarnos qué onda con ese botín. Menos mal que el actual dueña tiene un brete con ese dineral, que si no, imagínate…
En medios franceses cuentan que el tesoro venía dentro de bolsas plásticas, ¡como si fueran chuches! Qué pena que no eran dulces, porque eso sí estaría a cachete. Imagínate el olorcito a metal antiguo, ¡qué vareta! Dicen que es como estar hurgando entre reliquias de reyes y reinas. Ahora bien, me pregunto si habrá otros tesoros escondidos por ahí esperando a ser descubiertos, ¿no creen?
Esta historia nos recuerda a esas películas donde el protagonista encuentra un mapa del tesoro y se lanza a la aventura. Claro, él tenía un mapa, este mae simplemente se topó con la suerte en su propio jardín. Aunque, pensándolo bien, tal vez el destino quiso recompensarle por trabajar duro y querer tener su propia piscina. En fin, que todo pasa por algo, diay.
Y hablando de cosas inesperadas, ¿quién hubiera pensado que construir una piscina podría traer tanta felicidad? Seguro ahora el mae está planeando la fiesta más grande de su vida, invitando a toda la familia y a sus amigos a disfrutar de su nueva adquisicion y, por supuesto, a lucir su pileta ahora llena de oro... bueno, quizás no tanto, pero seguro estará brindando por la suerte que tuvo. ¡Imagínatelo relajándose en su propia piscina, tomando un coco frío y recordando cómo se mandó a descubrir un tesoro!
Mea culpa, debo preguntarles, mi gente: ¿Si te encontraras con semejante fortuna en tu jardín, qué harías primero? ¿Comprarte una isla privada, invertirlo en negocios o quizá ayudar a la comunidad?
Resulta que este mae, radicado en Neuville-sur-Saône, Francia, se mandó a cavar el hoyo para la piscina allá por mayo pasado, y bam, ¡aparecieron cinco lingotes y un montón de monedas de oro brillando bajo el sol! Según las autoridades locales, el valor de esta pincha fortuna ronda los $800,000 dólares – ¡una suma que le cambiaría la vida a cualquiera, diay!
Al principio, seguro pensó que era pura broma o alguna especie de sueño surrealista, pero al ver que el asunto era serio, el buen hombre hizo bien en avisarle a las autoridades competentes, incluyendo la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC). Ahí pensamos todos, “¿Será que esto va a acabar en problemas?”. Pero tranquilos, porque después de investigar, determinaron que no se trataba de un tesoro arqueológico, así que el francés puede quedarse con el premio.
Lo curioso de esta historia, mis panas, es que el oro parece haber sido adquirido legalmente hace unos 15-20 años y luego fundido en una empresa cerca de Lyon. ¿Pero quién lo enterró ahí? Pues, ahí está el gran misterio… El anterior dueño del terreno ya falleció, así que no hay nadie que pueda contarnos qué onda con ese botín. Menos mal que el actual dueña tiene un brete con ese dineral, que si no, imagínate…
En medios franceses cuentan que el tesoro venía dentro de bolsas plásticas, ¡como si fueran chuches! Qué pena que no eran dulces, porque eso sí estaría a cachete. Imagínate el olorcito a metal antiguo, ¡qué vareta! Dicen que es como estar hurgando entre reliquias de reyes y reinas. Ahora bien, me pregunto si habrá otros tesoros escondidos por ahí esperando a ser descubiertos, ¿no creen?
Esta historia nos recuerda a esas películas donde el protagonista encuentra un mapa del tesoro y se lanza a la aventura. Claro, él tenía un mapa, este mae simplemente se topó con la suerte en su propio jardín. Aunque, pensándolo bien, tal vez el destino quiso recompensarle por trabajar duro y querer tener su propia piscina. En fin, que todo pasa por algo, diay.
Y hablando de cosas inesperadas, ¿quién hubiera pensado que construir una piscina podría traer tanta felicidad? Seguro ahora el mae está planeando la fiesta más grande de su vida, invitando a toda la familia y a sus amigos a disfrutar de su nueva adquisicion y, por supuesto, a lucir su pileta ahora llena de oro... bueno, quizás no tanto, pero seguro estará brindando por la suerte que tuvo. ¡Imagínatelo relajándose en su propia piscina, tomando un coco frío y recordando cómo se mandó a descubrir un tesoro!
Mea culpa, debo preguntarles, mi gente: ¿Si te encontraras con semejante fortuna en tu jardín, qué harías primero? ¿Comprarte una isla privada, invertirlo en negocios o quizá ayudar a la comunidad?