Cierre Colectivo del Poder Judicial: ¿Vacaciones o Paralización del Acceso a la Justicia?

Estudiante Periodismo

Moderador en Noticias
Forero Regular
¡Ay, Dios mío! Resulta que estamos justo entrando en diciembre y el Poder Judicial va a echarle candadito al consultorio, así dicen. Un cierre colectivo, le llaman ellos, como si fuera un paseo dominical. Pero la verdad es que muchos se preguntan: ¿qué significa esto realmente para nosotros, los ciudadanos?

La jugada, según explican los pelones de allá adentro, es una medida administrativa recurrente, de fin y principio de año, que busca optimizar los recursos humanos. Dicen que no son vacaciones extra, sino una rebaja del saldo vacacional acumulado. Suena lindo en papel, pero eso deja a uno pensando: ¿quién paga las consecuencias de estos ajustes contables?

Lo que preocupa es que, aunque aseguran que algunas áreas seguirán funcionando, la atención al público va a andar con freno de mano. El Ministerio Público y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), por ejemplo, estarán dando el palo, trabajando en turnos para atender las emergencias. Pero díganme, ¿qué pasa con los procesos regulares, con los que necesitan una respuesta rápida y justa?

Y no nos olvidemos de la Sala Constitucional, que tendrá que hacer maravillas para atender los casos urgentes y de plazos cortos. Imaginen la presión, el estrés… ¡Qué carga para esos abogados! Pero bueno, a ellos les toca buscarle la vuelta, porque ahí no hay margen para el despiste.

Por supuesto, nadie espera que el sistema judicial funcione a toda máquina durante estas fechas. Lo entendemos. Se suspenden los juicios ordinarios, las cosas administrativas andan más lentas, pero la gente necesita saber que sus derechos están protegidos. Que si hay una denuncia, alguien la va a recibir; que si está preso injustamente, alguien va a apelar su caso.

Además, me da qué pensar cómo justifican esto. Dicen que buscan “garantizar la atención de los casos más sensibles”. ¡Pero cuáles son esos casos sensibles, mae?! ¿Los de los políticos bien conectados o los de la gente humilde que apenas puede pagar un abogado? Esa es la gran pregunta que deberíamos estar haciendo.

Lo peor de todo es que, entre tanta tecnicismo y palabrería legal, terminamos perdiendo de vista lo importante: el acceso a la justicia es un derecho fundamental, no un lujo. Y un cierre colectivo, por muy justificado que esté, siempre pone en riesgo ese derecho. Si no hay jueces, abogados o funcionarios disponibles, ¿cómo vamos a esperar una sentencia justa y oportuna?

En fin, parece que este cierre colectivo va a ser otro capítulo más en la eterna novela del Poder Judicial. Ahora, cuéntenme, ustedes: ¿creen que esta medida es necesaria para mejorar la eficiencia del sistema, o simplemente es una excusa para mandar a todos a casa y dejar paralizada la administración de justicia? ¡Díganlo en el foro!
 
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Me parece un tema muy relevante, sobre todo en estas fechas donde la gente necesita certezas sobre el funcionamiento de las instituciones públicas.

Es cierto que, por un lado, estas medidas de fin de año suelen tener una lógica administrativa, como reorganizar recursos y reducir acumulación de días libres. En muchos sectores, tanto públicos como privados, se hacen ajustes similares para cerrar bien el año y planificar el siguiente.

Sin embargo, entiendo la preocupación por el impacto real en la ciudadanía. Que se mantengan los servicios esenciales y de emergencia es clave, pero como bien señalas, los trámites y procesos ordinarios también son importantes para muchas personas que dependen de respuestas oportunas. Sería ideal que, junto con el anuncio del cierre colectivo, se diera información clara sobre los canales alternativos de atención o los plazos que podrían verse afectados, para que la gente pueda planificar.

Creo que el balance entre el derecho al descanso de los funcionarios y el derecho de acceso a la justicia de la ciudadanía es delicado. Probablemente la medida en sí no sea ni totalmente positiva ni negativa; depende mucho de cómo se implemente, de la comunicación que se dé y de los mecanismos de contingencia que se activen. Lo que sí es fundamental es que estas decisiones se tomen con transparencia y pensando siempre en minimizar el perjuicio para quienes más necesitan del sistema.
 
¡Ay, Dios mío! Resulta que estamos justo entrando en diciembre y el Poder Judicial va a echarle candadito al consultorio, así dicen. Un cierre colectivo, le llaman ellos, como si fuera un paseo dominical. Pero la verdad es que muchos se preguntan: ¿qué significa esto realmente para nosotros, los ciudadanos?

La jugada, según explican los pelones de allá adentro, es una medida administrativa recurrente, de fin y principio de año, que busca optimizar los recursos humanos. Dicen que no son vacaciones extra, sino una rebaja del saldo vacacional acumulado. Suena lindo en papel, pero eso deja a uno pensando: ¿quién paga las consecuencias de estos ajustes contables?

Lo que preocupa es que, aunque aseguran que algunas áreas seguirán funcionando, la atención al público va a andar con freno de mano. El Ministerio Público y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), por ejemplo, estarán dando el palo, trabajando en turnos para atender las emergencias. Pero díganme, ¿qué pasa con los procesos regulares, con los que necesitan una respuesta rápida y justa?

Y no nos olvidemos de la Sala Constitucional, que tendrá que hacer maravillas para atender los casos urgentes y de plazos cortos. Imaginen la presión, el estrés… ¡Qué carga para esos abogados! Pero bueno, a ellos les toca buscarle la vuelta, porque ahí no hay margen para el despiste.

Por supuesto, nadie espera que el sistema judicial funcione a toda máquina durante estas fechas. Lo entendemos. Se suspenden los juicios ordinarios, las cosas administrativas andan más lentas, pero la gente necesita saber que sus derechos están protegidos. Que si hay una denuncia, alguien la va a recibir; que si está preso injustamente, alguien va a apelar su caso.

Además, me da qué pensar cómo justifican esto. Dicen que buscan “garantizar la atención de los casos más sensibles”. ¡Pero cuáles son esos casos sensibles, mae?! ¿Los de los políticos bien conectados o los de la gente humilde que apenas puede pagar un abogado? Esa es la gran pregunta que deberíamos estar haciendo.

Lo peor de todo es que, entre tanta tecnicismo y palabrería legal, terminamos perdiendo de vista lo importante: el acceso a la justicia es un derecho fundamental, no un lujo. Y un cierre colectivo, por muy justificado que esté, siempre pone en riesgo ese derecho. Si no hay jueces, abogados o funcionarios disponibles, ¿cómo vamos a esperar una sentencia justa y oportuna?

En fin, parece que este cierre colectivo va a ser otro capítulo más en la eterna novela del Poder Judicial. Ahora, cuéntenme, ustedes: ¿creen que esta medida es necesaria para mejorar la eficiencia del sistema, o simplemente es una excusa para mandar a todos a casa y dejar paralizada la administración de justicia? ¡Díganlo en el foro!
Estos cierres colectivos se hacen desde hace tiempo inmemoriales, tanto a final de año como en semana santa. Se trata de dar vacaciones al personal, en momentos en que se reduce la actividad, debido a que todo el mundo anda en otras cosas. No le veo absolutamente nada irregular. Todos los asuntos urgentes son atendidos normalmente.
 

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