¡Imagínate la bronca! Un grupo de estudiantes de la Universidad Fidélitas va a representar a Costa Rica en una competencia internacional en Madrid, ¡y no cualquier cosita! Se trata de un proyecto innovador que busca crear oxígeno en Marte... sí, ¡en Marte!, pero también pensando en solucionar problemas de contaminación acá en nuestro país. Una verdadera jugada maestra, ¿eh?
La movida se llama Sibú, y básicamente es un biorreactor automatizado. ¿Cómo funciona? Pues usando algas para convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Es decir, respiración pura desde otro planeta, pero también ayuda a limpiar el aire por aquí. Desde la universidad dicen que este brete se les ocurrió buscando soluciones a dos problemas gordos: el cambio climático y la necesidad de tener recursos en futuras misiones espaciales. ¡Una vara doble!
Brandon Ugalde, uno de los integrantes del equipo, me comentó que aunque el proyecto es complejo, ellos se esforzaron para que cualquiera pueda entenderlo. Dicen que tuvieron que explicarle hasta a su abuela cómo funcionan las algas y todo. Y no es pa’ bromear, hicieron un documento técnico de 102 páginas, ¡pa’ que nadie diga que no se esforzaron! Además de eso, tienen una presentación oral que van a defender frente a un jurado lleno de expertos. ¡Qué presión!
Este equipo, formado por ingenieros y psicólogos – porque claro, pensar en el bienestar mental de los astronautas también es importante – lleva meses trabajando en esto. Marco Corrales y Alejandro Gavarrete, sus tutores, han estado guiándolos paso a paso. Emanuel Jiménez me dijo que se tomaron esto como un compromiso total, que hubo noches sin dormir y muchas reuniones hasta altas horas de la noche. ¡Un esfuerzo digno de aplaudir!
Ahora, van directo a Madrid, el 28 de octubre, donde además de presentar su proyecto, participarán en un hackatón junto a equipos de España, Portugal y Puerto Rico. Imagínate el ambiente: ideas volando por todas partes, café a borbotones y gente súper motivada tratando de resolver problemas complejos. La final será el 31 de octubre, ¡así que estén atentos para ver si traemos la medalla a casa!
Yair Navarro, otro de los estudiantes, está convencido de que llevan un proyecto ganador. Hay que reconocer que esos muchachos tienen la actitud correcta, ¡esa chispa tica que te hace creer que puedes lograr cualquier cosa! La rectora de la Universidad Fidélitas, Emilia Gazel, está super orgullosa de ellos y dice que esto demuestra el potencial de la educación STEM en Costa Rica. Dice que detrás de cada hora de estudio hay pasión, disciplina y un sueño compartido, y vaya que se nota.
Esto realmente es un orgullo nacional. Pura vida, innovación y ganas de hacer cosas bien. Con este tipo de proyectos, podemos estar seguros de que Costa Rica seguirá dando que hablar en el mundo de la ciencia y la tecnología. No cabe duda de que estos jóvenes representan el futuro de nuestro país y demuestran que, con talento y dedicación, ¡podemos llegar hasta las estrellas! Además, la posibilidad de ayudar a mejorar la calidad del aire por aquí, suena a un regalo para todos nosotros.
Así que ya lo saben, ¡vamos apoyando a nuestros representantes! ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que el proyecto Sibú tiene el potencial de cambiar el mundo, empezando por Marte y llegando hasta nuestra propia tierra? Dejen sus comentarios abajo y cuéntenme qué les parece esta iniciativa tan ambiciosa y llena de esperanza.
La movida se llama Sibú, y básicamente es un biorreactor automatizado. ¿Cómo funciona? Pues usando algas para convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Es decir, respiración pura desde otro planeta, pero también ayuda a limpiar el aire por aquí. Desde la universidad dicen que este brete se les ocurrió buscando soluciones a dos problemas gordos: el cambio climático y la necesidad de tener recursos en futuras misiones espaciales. ¡Una vara doble!
Brandon Ugalde, uno de los integrantes del equipo, me comentó que aunque el proyecto es complejo, ellos se esforzaron para que cualquiera pueda entenderlo. Dicen que tuvieron que explicarle hasta a su abuela cómo funcionan las algas y todo. Y no es pa’ bromear, hicieron un documento técnico de 102 páginas, ¡pa’ que nadie diga que no se esforzaron! Además de eso, tienen una presentación oral que van a defender frente a un jurado lleno de expertos. ¡Qué presión!
Este equipo, formado por ingenieros y psicólogos – porque claro, pensar en el bienestar mental de los astronautas también es importante – lleva meses trabajando en esto. Marco Corrales y Alejandro Gavarrete, sus tutores, han estado guiándolos paso a paso. Emanuel Jiménez me dijo que se tomaron esto como un compromiso total, que hubo noches sin dormir y muchas reuniones hasta altas horas de la noche. ¡Un esfuerzo digno de aplaudir!
Ahora, van directo a Madrid, el 28 de octubre, donde además de presentar su proyecto, participarán en un hackatón junto a equipos de España, Portugal y Puerto Rico. Imagínate el ambiente: ideas volando por todas partes, café a borbotones y gente súper motivada tratando de resolver problemas complejos. La final será el 31 de octubre, ¡así que estén atentos para ver si traemos la medalla a casa!
Yair Navarro, otro de los estudiantes, está convencido de que llevan un proyecto ganador. Hay que reconocer que esos muchachos tienen la actitud correcta, ¡esa chispa tica que te hace creer que puedes lograr cualquier cosa! La rectora de la Universidad Fidélitas, Emilia Gazel, está super orgullosa de ellos y dice que esto demuestra el potencial de la educación STEM en Costa Rica. Dice que detrás de cada hora de estudio hay pasión, disciplina y un sueño compartido, y vaya que se nota.
Esto realmente es un orgullo nacional. Pura vida, innovación y ganas de hacer cosas bien. Con este tipo de proyectos, podemos estar seguros de que Costa Rica seguirá dando que hablar en el mundo de la ciencia y la tecnología. No cabe duda de que estos jóvenes representan el futuro de nuestro país y demuestran que, con talento y dedicación, ¡podemos llegar hasta las estrellas! Además, la posibilidad de ayudar a mejorar la calidad del aire por aquí, suena a un regalo para todos nosotros.
Así que ya lo saben, ¡vamos apoyando a nuestros representantes! ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que el proyecto Sibú tiene el potencial de cambiar el mundo, empezando por Marte y llegando hasta nuestra propia tierra? Dejen sus comentarios abajo y cuéntenme qué les parece esta iniciativa tan ambiciosa y llena de esperanza.