¡Imagínate la bronca que nos dimos acá en Guatemala! Pero valió la pena, porque nuestros jóvenes guerreros de la Selección Sub-16 le dieron un sopapo a Guatemala y se alzaron con el campeonato del Torneo UNCAF FIFA Forward. ¡Qué tuanis, pura vida!
Después de meses de preparación, sudor y sacrificio, estos muchachos demostraron que tienen talento de sobra y ganas de llevar el nombre de Costa Rica bien alto. Desde que Randall Azofeifa asumió el mando allá por septiembre, se palpaba que había algo bueno cocinándose, y vaya si lo hubo. Se nota que el profe le metió empeño.
La verdad es que desde el principio la Tricolor venía haciéndole cosquillas al torneo. En la fase de grupos anduvieron imbatibles, goleando a Belice 3-0, doblegando a El Salvador 2-0 y dejando atrás a Honduras con un marcador apretado de 1-0. Parecía que tenían la fórmula secreta para no encajar ni un gol, y así fue: siete goles a favor y cero en contra, ¡una máquina imparable!
La final contra Guatemala fue un partidazo de infarto. La tensión se podía cortar con un cuchillo, la afición guatemalteca empujaba a rabiar, pero nuestros chicos no se achicaron. Jugamos con pundonor, inteligencia y sobre todo, con el corazón tico latiendo fuerte en cada jugada. Sabíamos que teníamos que defender con uñas y dientes y esperar nuestro momento.
Y llegó, en el último minuto, como en una película. Una jugada magistral, un pase preciso y Matías Vargas, con sangre fría, mandó la pelota al fondo de la red. ¡El estadio explotó en júbilo! No te imaginas la alegría que sentimos todos los presentes. ¡Una locura, qué carga de emoción! Ese gol quedará grabado en la memoria de todos los amantes del fútbol tico.
Este triunfo no solo significa un título más para nuestra vitrina deportiva, sino que también representa una inyección de optimismo para el futuro del fútbol costarricense. Estos jóvenes son la esperanza de que podemos volver a brillar a nivel internacional y recuperar el protagonismo que perdimos en los últimos años. Hay que seguir apostando por ellos, dándoles oportunidades y apoyándolos en su desarrollo.
Pero ojo, esto no es motivo para bajar la guardia. Este es solo el comienzo. Tenemos que seguir trabajando duro, corrigiendo errores y buscando nuevas formas de mejorar nuestro juego. La competencia es cada vez mayor y los rivales no se quedan quietos. Diay, hay mucho brete aún por delante, pero con trabajo y disciplina vamos a llegar lejos. ¡Vamos, sele!
En fin, una victoria histórica que nos llena de orgullo. Demostramos que somos capaces de superar obstáculos y alcanzar nuestras metas. Ahora, me pregunto, ¿crees que esta victoria puede servir de impulso para que la selección mayor le cambie la onda y comience a jugar como debe ser, mostrando ese fuego tico que tanto extrañamos?
Después de meses de preparación, sudor y sacrificio, estos muchachos demostraron que tienen talento de sobra y ganas de llevar el nombre de Costa Rica bien alto. Desde que Randall Azofeifa asumió el mando allá por septiembre, se palpaba que había algo bueno cocinándose, y vaya si lo hubo. Se nota que el profe le metió empeño.
La verdad es que desde el principio la Tricolor venía haciéndole cosquillas al torneo. En la fase de grupos anduvieron imbatibles, goleando a Belice 3-0, doblegando a El Salvador 2-0 y dejando atrás a Honduras con un marcador apretado de 1-0. Parecía que tenían la fórmula secreta para no encajar ni un gol, y así fue: siete goles a favor y cero en contra, ¡una máquina imparable!
La final contra Guatemala fue un partidazo de infarto. La tensión se podía cortar con un cuchillo, la afición guatemalteca empujaba a rabiar, pero nuestros chicos no se achicaron. Jugamos con pundonor, inteligencia y sobre todo, con el corazón tico latiendo fuerte en cada jugada. Sabíamos que teníamos que defender con uñas y dientes y esperar nuestro momento.
Y llegó, en el último minuto, como en una película. Una jugada magistral, un pase preciso y Matías Vargas, con sangre fría, mandó la pelota al fondo de la red. ¡El estadio explotó en júbilo! No te imaginas la alegría que sentimos todos los presentes. ¡Una locura, qué carga de emoción! Ese gol quedará grabado en la memoria de todos los amantes del fútbol tico.
Este triunfo no solo significa un título más para nuestra vitrina deportiva, sino que también representa una inyección de optimismo para el futuro del fútbol costarricense. Estos jóvenes son la esperanza de que podemos volver a brillar a nivel internacional y recuperar el protagonismo que perdimos en los últimos años. Hay que seguir apostando por ellos, dándoles oportunidades y apoyándolos en su desarrollo.
Pero ojo, esto no es motivo para bajar la guardia. Este es solo el comienzo. Tenemos que seguir trabajando duro, corrigiendo errores y buscando nuevas formas de mejorar nuestro juego. La competencia es cada vez mayor y los rivales no se quedan quietos. Diay, hay mucho brete aún por delante, pero con trabajo y disciplina vamos a llegar lejos. ¡Vamos, sele!
En fin, una victoria histórica que nos llena de orgullo. Demostramos que somos capaces de superar obstáculos y alcanzar nuestras metas. Ahora, me pregunto, ¿crees que esta victoria puede servir de impulso para que la selección mayor le cambie la onda y comience a jugar como debe ser, mostrando ese fuego tico que tanto extrañamos?