¡Ay, papá! La cosa está que arde en el mundo de la radio y la tele en Costa Rica. Natalia Díaz, de Unidos Podemos, soltó la bomba: esta subasta de frecuencias, dicen, está más inclinada a premiar al que tiene el bolsillo más hondo que al medio que le ha dado duro al país por años. Una verdadera torta, si me apuran.
La candidata presidencial ha levantado la voz, argumentando que el modelo actual es un verdadero despiste. Según ella, la subasta no considera las diferencias entre los actores del mercado. ¿Qué quiere decir esto? Pues básicamente, que los grandes conglomerados mediáticos tienen ventaja sobre las estaciones comunitarias y las radios familiares que, con esfuerzo y sudor, han mantenido viva la llama de la información local por décadas. ¡Y esas radios son el corazón de nuestros pueblos!
Díaz señaló que se ha manejado el tema con demasiada ligereza y poco conocimiento de la realidad. “Esto de las frecuencias se ha tratado con muchísima poca atención y sin entender bien cómo funciona. La subasta no mira quién ha hecho un buen trabajo, sino quién puede poner más lana encima de la mesa,” recalcó. Un comentario directo, sin pelos en la lengua, como nos gustan acá.
Ante esta situación, la propuesta de Díaz es clara: cambiar el chip y apostar por un sistema de licitación técnica. Imaginen, evaluar la trayectoria, el aporte cultural y educativo, y, crucialmente, el compromiso con el interés público. Que no se les vaya el avión a las emisoras que realmente sirven a la comunidad, a aquellas que ponen música típica, deportes de barrio y noticias locales que importan. ¡Eso sí es de verdad!
La Sala Constitucional, buscando echar freno a la situación, suspendió temporalmente el proceso mediante un recurso de amparo. Esto le da un respiro momentáneo a las emisoras amenazadas, pero también abre un espacio para la reflexión y el debate sobre el futuro de los medios de comunicación en Costa Rica. Esta va a ser larga, señores… La SUTEL, encargada de administrar este brete, sigue adelante con el papeleo, aunque la polémica no cesa.
Según datos de la SUTEL, hasta el momento se recibieron 25 propuestas, incluyendo solicitudes para 17 frecuencias FM nacionales, 3 FM regionales, 1 AM nacional y 4 canales de televisión, entre ellos los que pertenecen a Canal 7, Repretel y Extra TV. Se estima una recaudación preliminar de casi $9.8 millones, pero ojo, esa cifra aún puede variar dependiendo de las pujas finales. Muchos, más de 60 radiodifusoras, decidieron mantenerse al margen, considerando que los precios base son prohibitivos. Radio Columbia, CRC, Grupo Musical, Radio Sinfonola y las emisoras evangélicas, entre otras, dijeron basta. Es una señal preocupante.
Esta controversia nos hace preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a sacrificar la diversidad y el pluralismo de nuestra escena mediática en aras del crecimiento económico? ¿Será posible encontrar un equilibrio entre la modernización tecnológica y la preservación de los medios locales que son parte fundamental de nuestra identidad cultural? ¿O estamos condenando a estas emisoras a irse al traste, dejando así un vacío enorme en la comunicación comunitaria?
Entonces, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, díganme qué piensan: ¿Cómo podemos asegurar que la innovación en el sector de las comunicaciones no deje atrás a las voces locales y a los medios que verdaderamente conectan con nuestras raíces? ¿Deberíamos exigir más control estatal sobre la distribución de frecuencias o confiar en el libre juego del mercado? ¡Déjenme leer sus opiniones!
La candidata presidencial ha levantado la voz, argumentando que el modelo actual es un verdadero despiste. Según ella, la subasta no considera las diferencias entre los actores del mercado. ¿Qué quiere decir esto? Pues básicamente, que los grandes conglomerados mediáticos tienen ventaja sobre las estaciones comunitarias y las radios familiares que, con esfuerzo y sudor, han mantenido viva la llama de la información local por décadas. ¡Y esas radios son el corazón de nuestros pueblos!
Díaz señaló que se ha manejado el tema con demasiada ligereza y poco conocimiento de la realidad. “Esto de las frecuencias se ha tratado con muchísima poca atención y sin entender bien cómo funciona. La subasta no mira quién ha hecho un buen trabajo, sino quién puede poner más lana encima de la mesa,” recalcó. Un comentario directo, sin pelos en la lengua, como nos gustan acá.
Ante esta situación, la propuesta de Díaz es clara: cambiar el chip y apostar por un sistema de licitación técnica. Imaginen, evaluar la trayectoria, el aporte cultural y educativo, y, crucialmente, el compromiso con el interés público. Que no se les vaya el avión a las emisoras que realmente sirven a la comunidad, a aquellas que ponen música típica, deportes de barrio y noticias locales que importan. ¡Eso sí es de verdad!
La Sala Constitucional, buscando echar freno a la situación, suspendió temporalmente el proceso mediante un recurso de amparo. Esto le da un respiro momentáneo a las emisoras amenazadas, pero también abre un espacio para la reflexión y el debate sobre el futuro de los medios de comunicación en Costa Rica. Esta va a ser larga, señores… La SUTEL, encargada de administrar este brete, sigue adelante con el papeleo, aunque la polémica no cesa.
Según datos de la SUTEL, hasta el momento se recibieron 25 propuestas, incluyendo solicitudes para 17 frecuencias FM nacionales, 3 FM regionales, 1 AM nacional y 4 canales de televisión, entre ellos los que pertenecen a Canal 7, Repretel y Extra TV. Se estima una recaudación preliminar de casi $9.8 millones, pero ojo, esa cifra aún puede variar dependiendo de las pujas finales. Muchos, más de 60 radiodifusoras, decidieron mantenerse al margen, considerando que los precios base son prohibitivos. Radio Columbia, CRC, Grupo Musical, Radio Sinfonola y las emisoras evangélicas, entre otras, dijeron basta. Es una señal preocupante.
Esta controversia nos hace preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a sacrificar la diversidad y el pluralismo de nuestra escena mediática en aras del crecimiento económico? ¿Será posible encontrar un equilibrio entre la modernización tecnológica y la preservación de los medios locales que son parte fundamental de nuestra identidad cultural? ¿O estamos condenando a estas emisoras a irse al traste, dejando así un vacío enorme en la comunicación comunitaria?
Entonces, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica, díganme qué piensan: ¿Cómo podemos asegurar que la innovación en el sector de las comunicaciones no deje atrás a las voces locales y a los medios que verdaderamente conectan con nuestras raíces? ¿Deberíamos exigir más control estatal sobre la distribución de frecuencias o confiar en el libre juego del mercado? ¡Déjenme leer sus opiniones!
