¡Ay, Dios mío! Esta señora tuvo una mala pata terrible. Resulta que doña María Isabel Chacón Zamora, una abuelita de 77 años, terminó en el hospital con una fractura de brazo después de un incidente embarazoso en un bus de Lumaca. Lo que empezó siendo un viaje tranquilo de regreso de Cartago a San José, se convirtió en un verdadero brete para esta señora y su familia.
Según cuentan sus familiares, especialmente su hijo Roberto Hidalgo Chacón, la tragedia ocurrió el 2 de octubre pasado. Doña María Isabel estaba bajando por la parte trasera del bus cuando el chofer, parece que distraído o apurado, cerró las puertas sin darse cuenta de que todavía quedaban pasajeros esperando a bajar. ¡Imagínate el susto y el golpe!
Roberto relata que su mamá quedó atrapada entre el marco del bus y cayó estrepitosamente sobre unas gradas y luego al pavimento. Según testigos, ni siquiera se dieron cuenta de inmediato porque estaban concentrados en salir del bus. Un momento de distracción que cambió la vida de doña María Isabel y le generó una preocupación enorme a su familia. No es cualquier cosita, brete.
Después del accidente, la familia acudió al INS buscando ayuda, pero ahí empezaron los problemas. Parece que el INS les pidió el número de póliza de la empresa de transporte para poder procesar el reclamo. ¡Y ahí está el problema! La empresa Lumaca no quiere mover un dedo para facilitarles esa información, dejando a la señora varada en este limbo administrativo.
Para colmo, la familia interpuso un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, argumentando que el INS estaba vulnerando los derechos fundamentales de su madre, una adulta mayor que necesita atención médica urgente. Y afortunadamente, la Sala IV respondió rápido y ordenó al INS garantizar la atención médica inmediata de doña María Isabel. Eso sí, le metieron presión al INS para que no se anduviera con rodeos y cumplieran con su deber.
Un informe médico reciente del INS confirmó que doña María Isabel recibió atención por el traumatismo en la muñeca, incluyendo colocación de yeso y seguimiento ortopédico. Pero, aunque lograron acceder a la atención médica gracias a la intervención judicial, la familia sigue luchando para que Lumaca asuma su responsabilidad y pague la torta de todos estos gastos inesperados.
Han ido directamente a la empresa, han enviado mensajes de WhatsApp, han llamado… pero no obtienen respuesta. Según Roberto, la abogada de Lumaca simplemente les dice que “todo está en manos del INS”. ¡Parece que nadie quiere asumir la responsabilidad! Uno se tira la pelota al otro, y en medio queda la señora sufriendo y con un brazo roto.
La verdad, esta situación me da qué pensar. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que las empresas transportes se escuden en tecnicismos legales para evadir su responsabilidad cuando ocurren accidentes? ¿No debería haber mecanismos más eficientes para proteger a los usuarios, especialmente a los adultos mayores? Diay, ¿ustedes qué opinan? ¿Cómo creen que se podría mejorar este sistema para evitar que casos como el de doña María Isabel vuelvan a pasar?
Según cuentan sus familiares, especialmente su hijo Roberto Hidalgo Chacón, la tragedia ocurrió el 2 de octubre pasado. Doña María Isabel estaba bajando por la parte trasera del bus cuando el chofer, parece que distraído o apurado, cerró las puertas sin darse cuenta de que todavía quedaban pasajeros esperando a bajar. ¡Imagínate el susto y el golpe!
Roberto relata que su mamá quedó atrapada entre el marco del bus y cayó estrepitosamente sobre unas gradas y luego al pavimento. Según testigos, ni siquiera se dieron cuenta de inmediato porque estaban concentrados en salir del bus. Un momento de distracción que cambió la vida de doña María Isabel y le generó una preocupación enorme a su familia. No es cualquier cosita, brete.
Después del accidente, la familia acudió al INS buscando ayuda, pero ahí empezaron los problemas. Parece que el INS les pidió el número de póliza de la empresa de transporte para poder procesar el reclamo. ¡Y ahí está el problema! La empresa Lumaca no quiere mover un dedo para facilitarles esa información, dejando a la señora varada en este limbo administrativo.
Para colmo, la familia interpuso un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, argumentando que el INS estaba vulnerando los derechos fundamentales de su madre, una adulta mayor que necesita atención médica urgente. Y afortunadamente, la Sala IV respondió rápido y ordenó al INS garantizar la atención médica inmediata de doña María Isabel. Eso sí, le metieron presión al INS para que no se anduviera con rodeos y cumplieran con su deber.
Un informe médico reciente del INS confirmó que doña María Isabel recibió atención por el traumatismo en la muñeca, incluyendo colocación de yeso y seguimiento ortopédico. Pero, aunque lograron acceder a la atención médica gracias a la intervención judicial, la familia sigue luchando para que Lumaca asuma su responsabilidad y pague la torta de todos estos gastos inesperados.
Han ido directamente a la empresa, han enviado mensajes de WhatsApp, han llamado… pero no obtienen respuesta. Según Roberto, la abogada de Lumaca simplemente les dice que “todo está en manos del INS”. ¡Parece que nadie quiere asumir la responsabilidad! Uno se tira la pelota al otro, y en medio queda la señora sufriendo y con un brazo roto.
La verdad, esta situación me da qué pensar. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que las empresas transportes se escuden en tecnicismos legales para evadir su responsabilidad cuando ocurren accidentes? ¿No debería haber mecanismos más eficientes para proteger a los usuarios, especialmente a los adultos mayores? Diay, ¿ustedes qué opinan? ¿Cómo creen que se podría mejorar este sistema para evitar que casos como el de doña María Isabel vuelvan a pasar?