Mae, a veces uno se levanta y piensa que ya nada lo puede sorprender en la política tica, pero siempre hay algo nuevo para mantenernos entretenidos. El último round en el cuadrilátero nacional tiene como protagonistas a dos pesos pesados: el presidente Rodrigo Chaves y la expresidenta Laura Chinchilla. Y les adelanto, no se guardaron nada. La vara es que el presi, en su ya conocida forma de decir las cosas sin filtro, soltó que la creación de la Sala Constitucional es uno de los peores errores en la historia de Costa Rica. Diay, como era de esperarse, esa declaración no pasó por debajo de la mesa y doña Laura, ni corta ni perezosa, le contestó con un derechazo directo a la mandíbula en su cuenta de X: el verdadero error, según ella, no fue la Sala IV... fue él.
Para entender este despiche, hay que echar un poquito para atrás. ¿Por qué Chaves está tan enojado con la Sala IV? La bronca viene por un tema que ya tiene rato cocinándose: la moratoria a la exploración y explotación petrolera. Resulta que Chaves quería echarse para atrás con un decreto que dejó amarrado el gobierno de Carlos Alvarado, el cual prohíbe buscar petróleo en el país hasta el 2050. El presidente intentó volar ese decreto, pero ¡sorpresa! La Sala Constitucional le puso el freno de mano y le dijo que nanai, que no podía simplemente borrar con el codo lo que otro gobierno hizo con la mano. ¡Qué torta para los planes del ejecutivo! A raíz de ese freno, es que el mandatario salió a tirarle con todo a la Sala, calificándola básicamente como un chunche que estorba.
Y ahí es donde entra doña Laura a la conversación. Viendo el ataque frontal de Chaves, ella no se quedó callada y usó sus redes para defender a la institución y, de paso, devolverle el golpe. Su post fue corto, pero filoso como un bisturí: "¡No señor! El mayor error no ha sido la Sala, ha sido usted". Una frase que retumbó en todo el mundillo político. En su publicación, Chinchilla además le recordó al presidente (y a todos los que la leyeron) el valor que tiene la Sala Constitucional para el país. La describió como el guardaespaldas de la Constitución, la que nos ha protegido de abusos de poder y la que ha mantenido el equilibrio para que ningún poder se crea más que los otros. Básicamente, le dio una cátedra de civismo en menos de 280 caracteres.
Lo más interesante de todo este pleito no es solo el dime y direte entre dos figuras políticas. El fondo de la discusión es un clásico de la democracia: el choque entre poderes. Por un lado, tenés a un presidente que siente que la Sala IV le está metiendo el pie y no lo deja gobernar como él quisiera, argumentando que él fue electo por el pueblo. Por otro, tenés la defensa de una institución creada justamente para ser un contrapeso, para asegurarse de que nadie, ni siquiera el presidente con todos sus votos, se pueda brincar la Constitución. Es el eterno tira y encoje entre el poder Ejecutivo y el Judicial, una tensión que, aunque a veces sea incómoda, es súper sana y necesaria en una república como la nuestra.
Al final del día, esta polémica nos deja pensando más allá del chisme político. Nos obliga a cuestionarnos qué tipo de país queremos. ¿Uno donde el presidente de turno tenga carta blanca para hacer y deshacer a su antojo, o uno donde existan frenos y contrapesos que, aunque a veces ralenticen las cosas, garantizan que se respeten los derechos de todos y las reglas del juego democrático? La respuesta de Chinchilla no es solo un ataque a Chaves, es una defensa a un modelo de país. Pero bueno, maes, aquí la pregunta del millón es para ustedes. ¿De qué lado de la mecha están? ¿Creen que el presi tiene un punto y la Sala IV a veces se excede, o están del lado de doña Laura y piensan que sin la Sala esto sería la ley de la selva? ¡Abran el debate, que para eso es el foro!
Para entender este despiche, hay que echar un poquito para atrás. ¿Por qué Chaves está tan enojado con la Sala IV? La bronca viene por un tema que ya tiene rato cocinándose: la moratoria a la exploración y explotación petrolera. Resulta que Chaves quería echarse para atrás con un decreto que dejó amarrado el gobierno de Carlos Alvarado, el cual prohíbe buscar petróleo en el país hasta el 2050. El presidente intentó volar ese decreto, pero ¡sorpresa! La Sala Constitucional le puso el freno de mano y le dijo que nanai, que no podía simplemente borrar con el codo lo que otro gobierno hizo con la mano. ¡Qué torta para los planes del ejecutivo! A raíz de ese freno, es que el mandatario salió a tirarle con todo a la Sala, calificándola básicamente como un chunche que estorba.
Y ahí es donde entra doña Laura a la conversación. Viendo el ataque frontal de Chaves, ella no se quedó callada y usó sus redes para defender a la institución y, de paso, devolverle el golpe. Su post fue corto, pero filoso como un bisturí: "¡No señor! El mayor error no ha sido la Sala, ha sido usted". Una frase que retumbó en todo el mundillo político. En su publicación, Chinchilla además le recordó al presidente (y a todos los que la leyeron) el valor que tiene la Sala Constitucional para el país. La describió como el guardaespaldas de la Constitución, la que nos ha protegido de abusos de poder y la que ha mantenido el equilibrio para que ningún poder se crea más que los otros. Básicamente, le dio una cátedra de civismo en menos de 280 caracteres.
Lo más interesante de todo este pleito no es solo el dime y direte entre dos figuras políticas. El fondo de la discusión es un clásico de la democracia: el choque entre poderes. Por un lado, tenés a un presidente que siente que la Sala IV le está metiendo el pie y no lo deja gobernar como él quisiera, argumentando que él fue electo por el pueblo. Por otro, tenés la defensa de una institución creada justamente para ser un contrapeso, para asegurarse de que nadie, ni siquiera el presidente con todos sus votos, se pueda brincar la Constitución. Es el eterno tira y encoje entre el poder Ejecutivo y el Judicial, una tensión que, aunque a veces sea incómoda, es súper sana y necesaria en una república como la nuestra.
Al final del día, esta polémica nos deja pensando más allá del chisme político. Nos obliga a cuestionarnos qué tipo de país queremos. ¿Uno donde el presidente de turno tenga carta blanca para hacer y deshacer a su antojo, o uno donde existan frenos y contrapesos que, aunque a veces ralenticen las cosas, garantizan que se respeten los derechos de todos y las reglas del juego democrático? La respuesta de Chinchilla no es solo un ataque a Chaves, es una defensa a un modelo de país. Pero bueno, maes, aquí la pregunta del millón es para ustedes. ¿De qué lado de la mecha están? ¿Creen que el presi tiene un punto y la Sala IV a veces se excede, o están del lado de doña Laura y piensan que sin la Sala esto sería la ley de la selva? ¡Abran el debate, que para eso es el foro!