¡Ay, Dios mío, qué bronca! Las lluvias de este jueves le pegaron duro a varias partes del país, dejando a 135 personas buscando refugio temporal, según nos confirma la Comisión Nacional de Emergencias (CNE). Ya saben cómo es esto, cuando se arma la crecida, toca irse pa’l lado.
Las familias afectadas se han instalado en ocho albergues improvisados repartidos por Corredores, San Carlos, Parrita y Santa Cruz. Imagínense la situación, dejarlo todo atrás y buscar un techo donde quedarse, echándole ganas para poder retomar la vida lo más pronto posible. Se armó un aquelarre con tanta agua, diay.
Según la CNE, la situación podría mejorar a medida que el clima vaya cooperando. Dicen que conforme el sol empiece a aparecer, algunas familias podrán regresar a sus casas. Esperemos que así sea, porque nadie quiere estar viviendo en un albergue, aunque sean los encargados quienes te den maicito con queso. Pero bueno, siempre hay que echarle corazón.
Desde la Comisión Nacional de Emergencias y los comités municipales andan trabajando a toda máquina para ayudar a los damnificados. Están valorando los daños en las casas y la infraestructura, tratando de ver qué se puede arreglar y qué no. Que les den bola, porque esto requiere de mucha organización y, claro, buen pulso para manejar la crisis.
Pero eso no es todo, amigos. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos advierte que los próximos días no serán precisamente un paseo por el parque. Tenemos pronosticados vientos moderados, con rachas fuertes, principalmente en el Pacífico Norte y el Valle Central. Y ni hablar de las lluvias en el Caribe y la Zona Norte, que van a estar cayendo a cántaros. Parece que el cielo no nos va a dar tregua, vamos.
Y si creen que ya era suficiente, también tenemos que lidiar con el empuje frío número uno. Esto significa que casi todo el país está bajo alerta amarilla, así que hay que mantenerse informados y precavidos. Mejor prevenir que lamentar, como dicen por ahí. Abríguense bien, mándale bendiciones a sus abuelitos y eviten salir a la calle a menos que sea estrictamente necesario.
La verdad, esta temporada lluviosa nos ha puesto a prueba. Hemos visto ríos crecer como nunca, deslizamientos de tierra que dejan a todos boquiabiertos y comunidades enteras evacuándose de sus hogares. No es fácil, pero somos ticos y sabemos cómo afrontar estos retos unidos. Nos apoyamos unos a otros, compartimos lo poco que tenemos y seguimos adelante con fe y esperanza. Qué otra cosa le podemos hacer, brete…
Con todo este panorama, me pregunto… ¿Cómo creen que deberíamos fortalecer la preparación de nuestras comunidades ante eventos climáticos extremos como estos? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana, mejorar la infraestructura o fomentar una cultura de prevención más sólida? ¡Déjenme saber sus ideas en los comentarios!
Las familias afectadas se han instalado en ocho albergues improvisados repartidos por Corredores, San Carlos, Parrita y Santa Cruz. Imagínense la situación, dejarlo todo atrás y buscar un techo donde quedarse, echándole ganas para poder retomar la vida lo más pronto posible. Se armó un aquelarre con tanta agua, diay.
Según la CNE, la situación podría mejorar a medida que el clima vaya cooperando. Dicen que conforme el sol empiece a aparecer, algunas familias podrán regresar a sus casas. Esperemos que así sea, porque nadie quiere estar viviendo en un albergue, aunque sean los encargados quienes te den maicito con queso. Pero bueno, siempre hay que echarle corazón.
Desde la Comisión Nacional de Emergencias y los comités municipales andan trabajando a toda máquina para ayudar a los damnificados. Están valorando los daños en las casas y la infraestructura, tratando de ver qué se puede arreglar y qué no. Que les den bola, porque esto requiere de mucha organización y, claro, buen pulso para manejar la crisis.
Pero eso no es todo, amigos. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos advierte que los próximos días no serán precisamente un paseo por el parque. Tenemos pronosticados vientos moderados, con rachas fuertes, principalmente en el Pacífico Norte y el Valle Central. Y ni hablar de las lluvias en el Caribe y la Zona Norte, que van a estar cayendo a cántaros. Parece que el cielo no nos va a dar tregua, vamos.
Y si creen que ya era suficiente, también tenemos que lidiar con el empuje frío número uno. Esto significa que casi todo el país está bajo alerta amarilla, así que hay que mantenerse informados y precavidos. Mejor prevenir que lamentar, como dicen por ahí. Abríguense bien, mándale bendiciones a sus abuelitos y eviten salir a la calle a menos que sea estrictamente necesario.
La verdad, esta temporada lluviosa nos ha puesto a prueba. Hemos visto ríos crecer como nunca, deslizamientos de tierra que dejan a todos boquiabiertos y comunidades enteras evacuándose de sus hogares. No es fácil, pero somos ticos y sabemos cómo afrontar estos retos unidos. Nos apoyamos unos a otros, compartimos lo poco que tenemos y seguimos adelante con fe y esperanza. Qué otra cosa le podemos hacer, brete…
Con todo este panorama, me pregunto… ¿Cómo creen que deberíamos fortalecer la preparación de nuestras comunidades ante eventos climáticos extremos como estos? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana, mejorar la infraestructura o fomentar una cultura de prevención más sólida? ¡Déjenme saber sus ideas en los comentarios!