¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde en el OIJ. Resulta que, luego de la primera denuncia por presunto abuso sexual que cayó sobre el director, Randall Zúñiga López, ahora le llueven las criticas porque apareció otra denuncia, esta vez radicada en Cartago. Parece que el pobre hombre no puede ni respirar tranquilo.
Según fuentes cercanas a la Fiscalía, la nueva acusación también lo señala por presunto delito de violación y, para colmo, contagio venéreo. ¡Imagínate la torta! La denuncia llegó al filo de la medianoche del lunes pasado y, como dicen por ahí, está dando vueltas buscando quien la revise y le dé bola. Como el lugar donde se entregó no es directamente de la fiscalía, el papeleo anda viajando entre oficinas, así que todavía tenemos que esperar para ver qué onda.
La Fiscalía Adjunta de Género está manejando el caso bajo el expediente número 25-001138-1893-PE. Dicen que hay mucha expectativa por ver qué se hace con esto, porque la gente quiere respuestas y justicecita, diay. Todo esto mientras la figura del OIJ está hecha pedacitos en la opinión pública. No es precisamente el momento más oportuno para el organismo, pues eso sí que es una pena.
Recordemos que la primera denuncia, la que salió a luz la semana pasada, ya puso a Zúñiga en aprietos. Él, defendiéndose como pudo, dijo que rechaza totalmente los cargos y que se pone a disposición de la justicia, respetando la presunción de inocencia. Pero bueno, “el que mucho abarca, poco aprieta”, como decía mi abu. Ahora tiene dos frentes abiertos y la presión va en aumento.
Y hablando de eso, la Corte Suprema de Justicia ya metió presión y solicitó que se abra una investigación institucional en contra de Zúñiga. Imagínate, ¡hasta sus propios compañeros lo están mirando feo! El brete se le armó y ya no sabe dónde meterse. Se dice que los abogados están trabajando a marchas forzadas para limpiar su nombre, pero parece que el río viene revuelto.
En medio de este escándalo, la denunciante está recibiendo apoyo de las autoridades judiciales, quienes buscan proteger su integridad y garantizar que su voz sea escuchada. Hay preocupación por su seguridad y bienestar, dada la alta visibilidad del caso. Porque eso, amigos, es importante darle el respaldo a la víctima, independientemente de lo que pase.
Esta situación pinta para ser un proceso largo y complicado, tanto para el OIJ como para Randall Zúñiga. El caso abre interrogantes sobre la ética y la conducta de altos funcionarios públicos, y resalta la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y transparencia. Demuestra que nadie, ni siquiera los que andan persiguiendo a los delincuentes, están por encima de la ley.
Ahora, díganme, ¿creen que el director del OIJ debería renunciar mientras se investiga este asunto, o considera que debe permanecer en su cargo hasta que se demuestre su culpabilidad o inocencia? Vamos a debatirlo, que el foro está abierto y queremos saber su opinión!
Según fuentes cercanas a la Fiscalía, la nueva acusación también lo señala por presunto delito de violación y, para colmo, contagio venéreo. ¡Imagínate la torta! La denuncia llegó al filo de la medianoche del lunes pasado y, como dicen por ahí, está dando vueltas buscando quien la revise y le dé bola. Como el lugar donde se entregó no es directamente de la fiscalía, el papeleo anda viajando entre oficinas, así que todavía tenemos que esperar para ver qué onda.
La Fiscalía Adjunta de Género está manejando el caso bajo el expediente número 25-001138-1893-PE. Dicen que hay mucha expectativa por ver qué se hace con esto, porque la gente quiere respuestas y justicecita, diay. Todo esto mientras la figura del OIJ está hecha pedacitos en la opinión pública. No es precisamente el momento más oportuno para el organismo, pues eso sí que es una pena.
Recordemos que la primera denuncia, la que salió a luz la semana pasada, ya puso a Zúñiga en aprietos. Él, defendiéndose como pudo, dijo que rechaza totalmente los cargos y que se pone a disposición de la justicia, respetando la presunción de inocencia. Pero bueno, “el que mucho abarca, poco aprieta”, como decía mi abu. Ahora tiene dos frentes abiertos y la presión va en aumento.
Y hablando de eso, la Corte Suprema de Justicia ya metió presión y solicitó que se abra una investigación institucional en contra de Zúñiga. Imagínate, ¡hasta sus propios compañeros lo están mirando feo! El brete se le armó y ya no sabe dónde meterse. Se dice que los abogados están trabajando a marchas forzadas para limpiar su nombre, pero parece que el río viene revuelto.
En medio de este escándalo, la denunciante está recibiendo apoyo de las autoridades judiciales, quienes buscan proteger su integridad y garantizar que su voz sea escuchada. Hay preocupación por su seguridad y bienestar, dada la alta visibilidad del caso. Porque eso, amigos, es importante darle el respaldo a la víctima, independientemente de lo que pase.
Esta situación pinta para ser un proceso largo y complicado, tanto para el OIJ como para Randall Zúñiga. El caso abre interrogantes sobre la ética y la conducta de altos funcionarios públicos, y resalta la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y transparencia. Demuestra que nadie, ni siquiera los que andan persiguiendo a los delincuentes, están por encima de la ley.
Ahora, díganme, ¿creen que el director del OIJ debería renunciar mientras se investiga este asunto, o considera que debe permanecer en su cargo hasta que se demuestre su culpabilidad o inocencia? Vamos a debatirlo, que el foro está abierto y queremos saber su opinión!
