¡Quiiiiiiibo, Foro! Resulta que unos científicos gringos hicieron un estudio que nos da esperanzas a todos aquellos que ya hemos vivido un sustito con el corazón. Al parecer, la vitamina D3, bien aprovechadita y con una dosis justa, podría bajar hasta un 52% el riesgo de sufrir otro ataque. Sí, sí, leyeron bien, ¡medio siglo y dos porcentajes! Esto, claro, es para los que ya pasaron por el trance de un primer infarto y andamos cuidándonos más que nunca.
La movida se presentó en las Sesiones Científicas de la American Heart Association, donde mostraron los resultados del estudio TARGET-D. Este estudio siguió a un grupo de casi 630 personas que habían tenido un síndrome coronario agudo, algo así como un previo aviso del corazón. A algunos les dieron el tratamiento normal, sin tocarles la vitamina D, y a otros, bueno, les hicieron pruebas de sangre para ver cuánto tenían y les ajustaron la dosis para que estuvieran entre 40 y 80 nanogramos por mililitro, que es como dicen los doctores que está bueno tenerla.
Y acá viene lo interesante: los que recibieron la dosis personalizada de vitamina D3 tuvieron un riesgo 52% menor de volver a sufrir un infarto durante un seguimiento de más de cuatro años. ¡Más de cuatro años sin pasar otra bronca! Eso sí, ojo, porque este beneficio solo se vio en los infartos recurrentes, no en otras cosas malas que le puedan pasar al corazón. Así que no hay que relajarse por completo, ¡cuidarnos sigue siendo primordial!
Según la investigadora principal, Heidi T. May, la clave está en hacer las cosas a medida. “Nosotros revisábamos los niveles de vitamina D en la sangre de cada paciente y le dábamos la dosis que necesitaba para estar en ese rango ideal,” explicó. Lo más loco es que, ¡casi la mitad de los participantes necesitaban más de 5,000 unidades internacionales diarias!, una cantidad bastante alta que requiere supervisión médica para evitar efectos secundarios raritos, como un exceso de calcio en la sangre o problemas en los riñones. ¡Eso sí que no queremos!
Ahora, hay que ponerle pausa un toque. La American Heart Association, que es la organización que dio a conocer el estudio, advierte que esto todavía es muy preliminar y necesita más pruebas. Además, el estudio se hizo principalmente con gente blanca, así que no sabemos si funcionará igual en nosotros, los ticos, que somos una mezcla tremenda de razas. Falta investigar mucho, pero el dato pinta bastante prometedor para nuestra salud cardiovascular.
Y hablando de salud, recordemos siempre que no podemos andar auto-medicándonos. Lo de la vitamina D3 no es pa’ ir corriendo a comprar pastillas sin consultar al médico. Un exceso de esta vitamina, como ya dijimos, puede traer más problemas que soluciones. Mejor que te haga unas pruebas de sangre y te diga qué necesitas, ¿verdad?
Es importante recalcar que este descubrimiento abre un nuevo camino en la prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares. Ya saben, esas medidas que tomamos después de haber sufrido algún problema para evitar que vuelva a suceder. Si logramos personalizar el tratamiento con vitamina D3, podríamos salvar muchas vidas y mejorar la calidad de vida de muchísimas personas que viven con miedo a otro infarto. ¡Sería una joyita, sin lugar a dudas!
En fin, la ciencia avanza y nos da pequeñas alegrías de vez en cuando. Pero, díganme ustedes: ¿creen que deberíamos exigir que nos hagan chequeos regulares de vitamina D3, especialmente a los que tenemos historial familiar de problemas cardíacos? ¿Será realmente útil esta suplementación personalizada, o es solo un boom pasajero? ¡Déjenme leer sus opiniones abajo!
La movida se presentó en las Sesiones Científicas de la American Heart Association, donde mostraron los resultados del estudio TARGET-D. Este estudio siguió a un grupo de casi 630 personas que habían tenido un síndrome coronario agudo, algo así como un previo aviso del corazón. A algunos les dieron el tratamiento normal, sin tocarles la vitamina D, y a otros, bueno, les hicieron pruebas de sangre para ver cuánto tenían y les ajustaron la dosis para que estuvieran entre 40 y 80 nanogramos por mililitro, que es como dicen los doctores que está bueno tenerla.
Y acá viene lo interesante: los que recibieron la dosis personalizada de vitamina D3 tuvieron un riesgo 52% menor de volver a sufrir un infarto durante un seguimiento de más de cuatro años. ¡Más de cuatro años sin pasar otra bronca! Eso sí, ojo, porque este beneficio solo se vio en los infartos recurrentes, no en otras cosas malas que le puedan pasar al corazón. Así que no hay que relajarse por completo, ¡cuidarnos sigue siendo primordial!
Según la investigadora principal, Heidi T. May, la clave está en hacer las cosas a medida. “Nosotros revisábamos los niveles de vitamina D en la sangre de cada paciente y le dábamos la dosis que necesitaba para estar en ese rango ideal,” explicó. Lo más loco es que, ¡casi la mitad de los participantes necesitaban más de 5,000 unidades internacionales diarias!, una cantidad bastante alta que requiere supervisión médica para evitar efectos secundarios raritos, como un exceso de calcio en la sangre o problemas en los riñones. ¡Eso sí que no queremos!
Ahora, hay que ponerle pausa un toque. La American Heart Association, que es la organización que dio a conocer el estudio, advierte que esto todavía es muy preliminar y necesita más pruebas. Además, el estudio se hizo principalmente con gente blanca, así que no sabemos si funcionará igual en nosotros, los ticos, que somos una mezcla tremenda de razas. Falta investigar mucho, pero el dato pinta bastante prometedor para nuestra salud cardiovascular.
Y hablando de salud, recordemos siempre que no podemos andar auto-medicándonos. Lo de la vitamina D3 no es pa’ ir corriendo a comprar pastillas sin consultar al médico. Un exceso de esta vitamina, como ya dijimos, puede traer más problemas que soluciones. Mejor que te haga unas pruebas de sangre y te diga qué necesitas, ¿verdad?
Es importante recalcar que este descubrimiento abre un nuevo camino en la prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares. Ya saben, esas medidas que tomamos después de haber sufrido algún problema para evitar que vuelva a suceder. Si logramos personalizar el tratamiento con vitamina D3, podríamos salvar muchas vidas y mejorar la calidad de vida de muchísimas personas que viven con miedo a otro infarto. ¡Sería una joyita, sin lugar a dudas!
En fin, la ciencia avanza y nos da pequeñas alegrías de vez en cuando. Pero, díganme ustedes: ¿creen que deberíamos exigir que nos hagan chequeos regulares de vitamina D3, especialmente a los que tenemos historial familiar de problemas cardíacos? ¿Será realmente útil esta suplementación personalizada, o es solo un boom pasajero? ¡Déjenme leer sus opiniones abajo!