¡Ay, Dios mío! Esta semana la Comisión de Asuntos Hacendarios tuvo que escuchar al ministro Lucke explicar un préstamo nuevecito con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), pa’ cubrir cualquier eventualidad. Unos 200 palos verdes, casi cien mil millones colones, pa’ si las cosas se ponen feas. No es pa’ construir nada fancy, sino pa’ pagar cuentas cuando la cosa esté turbia, diay.
Verán, el gobierno quiere tener un colchón, un botecito de agua limpia en caso de sequía económica. Ya saben cómo andamos, entre inflación, tasas de interés que parecen subir sin parar y un mundo económico que anda medio loco. Según Hacienda, este crédito permite bajar la presión sobre esas tasas y tener una reserva, porque a veces el brete se pone chungo y necesitas echarle billetes rápido.
Lo interesante es que, según dicen desde el Ministerio, no es solo para esos desastres naturales que hemos sufrido últimamente – huracanes, terremotos, la bronca de siempre –, sino también para cualquier problema social que surja o simplemente si nos quedamos cortos con el presupuesto. Imaginen, mae, una crisis educativa, un paro laboral gigante… ¡ya tienes el chunche pa’ apagar el incendio!
La diputada Vanessa Castro, del PUSC, se puso a defender la idea diciendo que las calificadoras internacionales ven esto como una señal positiva, como un escudo protector. Dice que les da tranquilidad ver que tenemos dinero guardadito, que le enviamos un mensaje al mercado diciéndoles: ‘tranquilos, nosotros estamos preparados’. A ver si así dejan de vernos como unos irresponsables financieros…
Verán, el gobierno quiere tener un colchón, un botecito de agua limpia en caso de sequía económica. Ya saben cómo andamos, entre inflación, tasas de interés que parecen subir sin parar y un mundo económico que anda medio loco. Según Hacienda, este crédito permite bajar la presión sobre esas tasas y tener una reserva, porque a veces el brete se pone chungo y necesitas echarle billetes rápido.
Lo interesante es que, según dicen desde el Ministerio, no es solo para esos desastres naturales que hemos sufrido últimamente – huracanes, terremotos, la bronca de siempre –, sino también para cualquier problema social que surja o simplemente si nos quedamos cortos con el presupuesto. Imaginen, mae, una crisis educativa, un paro laboral gigante… ¡ya tienes el chunche pa’ apagar el incendio!
La diputada Vanessa Castro, del PUSC, se puso a defender la idea diciendo que las calificadoras internacionales ven esto como una señal positiva, como un escudo protector. Dice que les da tranquilidad ver que tenemos dinero guardadito, que le enviamos un mensaje al mercado diciéndoles: ‘tranquilos, nosotros estamos preparados’. A ver si así dejan de vernos como unos irresponsables financieros…