¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, con esos listos que se creen muy vivos tratando de hacerle la macana al pueblo. La Fábrica Nacional de Licores (Fanal) ha sacudido el gallo, encendiendo todas las alarmas porque anda circulando guaro falso, copias baratas del Cacique que le hacen daño al bolsillo y, peor aún, a la salud de todos nosotros. Esto ya va para rato, parece que algunos no aprenden.
La clonación de bebidas alcohólicas, mánguez, no es nuevo, pero ahora parece que se han puesto las pilas y andan produciendo estas imitaciones a diestra y siniestra. El problema es que no tienen ni idea de lo que están haciendo, y eso significa que están metiendo químicos raritos, cosas que nadie debería estar ingiriendo, especialmente cuando estamos celebrando y relajándonos, ¿me entienden?
Y ojo, que esto no es broma, chunches. Según la Fanal, estos licores adulterados pueden llevar metanol u otras sustancias tóxicas que te pueden dejar bien tieso. Daños neurológicos, problemas al hígado, pérdida de la vista... ¡hasta la muerte!, si te pasas de listo y te tomas mucho. No digo que hay que dejar de disfrutar, pero sí que hay que tener cuidado donde se compra el trago.
Pero, ¿qué onda con esto del Guaro Cacique? Pues resulta que no se trata solamente de dinero, mae. Este trago es parte de nuestra identidad, de nuestras fiestas, de nuestras costumbres. Es como el arroz con pollo de Navidad, ¿me entiendes?, irremplazable. Que alguien venga a falsificarlo es como si intentaran copiar el sabor del café colombo, ¡una barbaridad!
Además de darle un susto al turista que viene a conocer nuestro país, estos farsantes le están quitando plata al Estado, que es la que usamos pa’ pagar escuelas, hospitales y muchas otras cositas que necesitamos. Imagínate, cada botella falsa que se vende es un robo directo a nuestros impuestos. ¡Qué lata!
Entonces, ¿qué hacemos? Fácil, primos. Primero, comprar el guaro únicamente en lugares autorizados, como supermercados y licorerías de confianza. Segundo, revisar bien las etiquetas, los sellos y cómo se ve la botella. Si el precio es demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Y tercero, si tienes alguna duda, denúncialo. ¡No te quedes callado! Anda y reporta esa chinche.
La Fanal nos dice que combatir el guaro clonado es una responsabilidad de todos. Sí, mae, es cierto. Tenemos que cuidarnos entre nosotros, informar a nuestros amigos y familiares, y no apoyar a estos coyotes que quieren hacernos daño. Un trago falso puede tener consecuencias bien feas, así que más vale prevenir que lamentar. Recuerden que estamos hablando de nuestra salud y de nuestro patrimonio cultural, dos cosas que no tenemos que poner en riesgo por ahorrar unos cuantos mangos.
Ahora dime, diay… ¿crees que deberíamos exigir penas más duras para quienes fabrican y venden estos licores falsificados? ¿O sería suficiente con intensificar las campañas de concientización para evitar que la gente caiga en este brete? ¡Déjanos tus comentarios abajo!
La clonación de bebidas alcohólicas, mánguez, no es nuevo, pero ahora parece que se han puesto las pilas y andan produciendo estas imitaciones a diestra y siniestra. El problema es que no tienen ni idea de lo que están haciendo, y eso significa que están metiendo químicos raritos, cosas que nadie debería estar ingiriendo, especialmente cuando estamos celebrando y relajándonos, ¿me entienden?
Y ojo, que esto no es broma, chunches. Según la Fanal, estos licores adulterados pueden llevar metanol u otras sustancias tóxicas que te pueden dejar bien tieso. Daños neurológicos, problemas al hígado, pérdida de la vista... ¡hasta la muerte!, si te pasas de listo y te tomas mucho. No digo que hay que dejar de disfrutar, pero sí que hay que tener cuidado donde se compra el trago.
Pero, ¿qué onda con esto del Guaro Cacique? Pues resulta que no se trata solamente de dinero, mae. Este trago es parte de nuestra identidad, de nuestras fiestas, de nuestras costumbres. Es como el arroz con pollo de Navidad, ¿me entiendes?, irremplazable. Que alguien venga a falsificarlo es como si intentaran copiar el sabor del café colombo, ¡una barbaridad!
Además de darle un susto al turista que viene a conocer nuestro país, estos farsantes le están quitando plata al Estado, que es la que usamos pa’ pagar escuelas, hospitales y muchas otras cositas que necesitamos. Imagínate, cada botella falsa que se vende es un robo directo a nuestros impuestos. ¡Qué lata!
Entonces, ¿qué hacemos? Fácil, primos. Primero, comprar el guaro únicamente en lugares autorizados, como supermercados y licorerías de confianza. Segundo, revisar bien las etiquetas, los sellos y cómo se ve la botella. Si el precio es demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Y tercero, si tienes alguna duda, denúncialo. ¡No te quedes callado! Anda y reporta esa chinche.
La Fanal nos dice que combatir el guaro clonado es una responsabilidad de todos. Sí, mae, es cierto. Tenemos que cuidarnos entre nosotros, informar a nuestros amigos y familiares, y no apoyar a estos coyotes que quieren hacernos daño. Un trago falso puede tener consecuencias bien feas, así que más vale prevenir que lamentar. Recuerden que estamos hablando de nuestra salud y de nuestro patrimonio cultural, dos cosas que no tenemos que poner en riesgo por ahorrar unos cuantos mangos.
Ahora dime, diay… ¿crees que deberíamos exigir penas más duras para quienes fabrican y venden estos licores falsificados? ¿O sería suficiente con intensificar las campañas de concientización para evitar que la gente caiga en este brete? ¡Déjanos tus comentarios abajo!
