¡Imagínate la bronca, pura! Pues así estaba el ambiente en la Asamblea Legislativa. Entre idas y venidas, debates acalorados y algunos parloteos innecesarios, finalmente lograron aprobar en primer debate –y eso ya es un alivio– el tercer presupuesto extraordinario. Parece mentira, pero sí, los diputados se pusieron pa’ lante y dieron luz verde a un plan que va directo a resolver un problemón que tenía a toda la comunidad educativa mordiéndose las uñas.
La verdad es que la cosa estaba fea. El Ministerio de Hacienda, con la lengua afuera, necesitaba urgentemente unos colones extra para taparle el ojo al burro y poder pagarle a los maestros sus aguinaldos. Con la inflación y todo, pa’ muchos era casi imposible llegar a fin de año sin ese dinerito. Nadie quiere empezar el año con la cuesta arriba, máxime si te dedicas a formar a las nuevas generaciones, ¿verdad?
Y no solo eso, porque el presupuesto también viene cargadito con otras cositas importantes. Se busca ponerle remedio a algunas deudas acumuladas con la Junta de Pensiones del Magisterio (Jupema), que andaba pidiendo socorro desde hace rato. Además, prometen reforzar los comedores escolares, que se habían quedado cortos de provisiones. ¡Eso sí es importante! Porque una buena alimentación es fundamental, especialmente para los niños que dependen de esos almuerzos.
Pero la cosa no termina ahí, porque también le metieron mano al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Se destinarán fondos extras al Fondo de Asignaciones Familiares (FODESAF), un programa clave para apoyar a las familias más vulnerables del país. ¡Un respiro para quienes más lo necesitan! Y ni hablar del Poder Judicial, que necesita renovar infraestructura y darle un empujón al Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Cosas que hacen falta, diay.
Ahora, la gran movida fue cómo liberar esos dineros que estaban varados. Resulta que hubo unas ¢11.522 millones que quedaron libres gracias a unas vacantes que no se cubrieron en diferentes instituciones. De eso, la mitad se la llevan los compañeros de Seguridad Pública y la otra mitad, directamente al OIJ. Una reasignación interesante, aunque algunos podrían decir que siempre hay espacio para mejorar la distribución.
El proyecto, como les digo, pasó primero por la Comisión de Asuntos Hacendarios el 15 de octubre pasado. Ahí se armó un buen debate, pero al final salió adelante. Y justo antes de votar por el fondo, la diputada del Frente Amplio, Jonathan Acuña, propuso una enmienda que le da un toque especial al asunto. Esa enmienda significa que se destinarán unos ¢2.700 millones para echarle una mano a esas personas que reciben el subsidio para pacientes terminales, niños gravemente enfermos y a quienes necesitan licencias extraordinarias. ¡Una ayuda significativa para quienes viven situaciones muy difíciles!
Así que ya saben, la votación final será el jueves en segundo debate. Si todo sale bien, el proyecto irá directo al Poder Ejecutivo para que le ponga la firma y, ¡boom!, el aguinaldo estará garantizado para todos los educadores del país a principios de diciembre. Un verdadero regalo de Navidad para quienes día tras día nos enseñan, nos guían y nos preparan para enfrentar los retos del futuro. ¡Un aplauso pa’ ellos!
Después de tanto papeleo, discusiones y compromisos, me pregunto: ¿cree usted que esta aprobación del presupuesto extraordinario realmente solucionará los problemas estructurales que enfrenta el sistema educativo costarricense, o es solo un parche temporal para evitar una crisis mayor? Déjeme saber su opinión en los comentarios; ¡me interesa mucho escucharla!
La verdad es que la cosa estaba fea. El Ministerio de Hacienda, con la lengua afuera, necesitaba urgentemente unos colones extra para taparle el ojo al burro y poder pagarle a los maestros sus aguinaldos. Con la inflación y todo, pa’ muchos era casi imposible llegar a fin de año sin ese dinerito. Nadie quiere empezar el año con la cuesta arriba, máxime si te dedicas a formar a las nuevas generaciones, ¿verdad?
Y no solo eso, porque el presupuesto también viene cargadito con otras cositas importantes. Se busca ponerle remedio a algunas deudas acumuladas con la Junta de Pensiones del Magisterio (Jupema), que andaba pidiendo socorro desde hace rato. Además, prometen reforzar los comedores escolares, que se habían quedado cortos de provisiones. ¡Eso sí es importante! Porque una buena alimentación es fundamental, especialmente para los niños que dependen de esos almuerzos.
Pero la cosa no termina ahí, porque también le metieron mano al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Se destinarán fondos extras al Fondo de Asignaciones Familiares (FODESAF), un programa clave para apoyar a las familias más vulnerables del país. ¡Un respiro para quienes más lo necesitan! Y ni hablar del Poder Judicial, que necesita renovar infraestructura y darle un empujón al Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Cosas que hacen falta, diay.
Ahora, la gran movida fue cómo liberar esos dineros que estaban varados. Resulta que hubo unas ¢11.522 millones que quedaron libres gracias a unas vacantes que no se cubrieron en diferentes instituciones. De eso, la mitad se la llevan los compañeros de Seguridad Pública y la otra mitad, directamente al OIJ. Una reasignación interesante, aunque algunos podrían decir que siempre hay espacio para mejorar la distribución.
El proyecto, como les digo, pasó primero por la Comisión de Asuntos Hacendarios el 15 de octubre pasado. Ahí se armó un buen debate, pero al final salió adelante. Y justo antes de votar por el fondo, la diputada del Frente Amplio, Jonathan Acuña, propuso una enmienda que le da un toque especial al asunto. Esa enmienda significa que se destinarán unos ¢2.700 millones para echarle una mano a esas personas que reciben el subsidio para pacientes terminales, niños gravemente enfermos y a quienes necesitan licencias extraordinarias. ¡Una ayuda significativa para quienes viven situaciones muy difíciles!
Así que ya saben, la votación final será el jueves en segundo debate. Si todo sale bien, el proyecto irá directo al Poder Ejecutivo para que le ponga la firma y, ¡boom!, el aguinaldo estará garantizado para todos los educadores del país a principios de diciembre. Un verdadero regalo de Navidad para quienes día tras día nos enseñan, nos guían y nos preparan para enfrentar los retos del futuro. ¡Un aplauso pa’ ellos!
Después de tanto papeleo, discusiones y compromisos, me pregunto: ¿cree usted que esta aprobación del presupuesto extraordinario realmente solucionará los problemas estructurales que enfrenta el sistema educativo costarricense, o es solo un parche temporal para evitar una crisis mayor? Déjeme saber su opinión en los comentarios; ¡me interesa mucho escucharla!
