¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde, chunches. Albino Vargas, el mae de la ANEP, soltó la bomba: parece que los neoliberales del gobierno andan pensando seriamente en ponerle impuesto al aguinaldo y al salario escolar. ¡Imagínate la bronca! Uno trabaja duro todo el año pa’ darse unos gustitos en diciembre y ahora resulta que hasta eso tienen que pagarle impuestos.
La movida empezó con Luis Antonio Molina, el viceministro de Hacienda, quien en la Comisión de Asuntos Hacendarios sugirió que esas exoneraciones fiscales representan casi cuatro puntos del PIB. Dice que el Estado necesita más plata y que ahí hay una fuente importante de ingreso. Obvio, nadie quiere pagar más impuestos, especialmente cuando ya estamos sacando los pelos por mantener el brete a flote, ¿verdad?
Pero lo más picante es que Vargas dice que esto es parte de un plan mayor, un jugadón de Chaves y su gente para asegurarse esos cuarenta diputados en el 2026. “¡Dejémonos de cuentos!”, gritaba Vargas en entrevista. “Ellos sí creen en el impuesto al aguinaldo y al salario escolar, igual que en la jornada de las 12 horas”. El mae Nogui Acosta, que ya intentó sacar adelante estas ideas antes, se comió un sapo y fracasó, y ahora parece que quieren revivir la idea con otro enfoque. Y claro, todo esto en medio de la crisis económica, que no es poca cosa, diay.
El presidente, como buen político, salió a restarle importancia a la cosa. En su conferencia de prensa semanal, regañó a Molina en vivo, diciendo que “se fue de cholo” y que nadie lo había puesto a hablar de eso. Pero todos sabemos cómo funcionan estas cosas: cuando un gobierno niega rotundamente algo, generalmente es porque hay humo detrás. ¿Será que Chaves está jugando a dos bandas, esperando ver si la embarcada les sale bien antes de hacer el anuncio oficial?
Muchos analistas políticos señalan que la medida podría ser impopular, sobre todo en un momento en que la economía nacional no anda precisamente regalada. Además, plantea interrogantes sobre la credibilidad del presidente, quien siempre ha prometido defender los derechos de los trabajadores. Si realmente esto llega a pasar, sería un golpe duro para la imagen del gobierno y una decepción para miles de familias costarrícenses que dependen de ese dinerito extra para fin de año. Es un tema que va a dar y llevar, sin duda alguna.
Lo curioso de todo esto es que el argumento de que las exoneraciones fiscales limitan la capacidad financiera del Estado es tan viejo como el mundo. Siempre alguien aparece con esa excusa para intentar meterle mano al bolsillo de la gente trabajadora. Pero la verdad es que hay otras formas de aumentar los ingresos del Estado sin tener que afectar directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos. Se podrían mejorar los sistemas de recaudación, combatir la evasión fiscal, o incluso recortar gastos innecesarios... pero eso ya es otro rollo.
En la calle, la gente está indignada. Muchos comentan que ya es suficiente con los impuestos que pagamos actualmente y que no podemos permitirnos perder ese poco de alivio que representa el aguinaldo y el salario escolar. Otros dicen que el gobierno debería enfocarse en resolver problemas más urgentes, como la seguridad ciudadana, la salud pública y la educación. Total, que tenemos problemas más gordos que andar pensando en cómo cobrarle impuestos a la felicidad navideña. La verdad, ¡qué despiche!
Ahora bien, llegados a este punto, me pregunto: ¿Realmente crees que el gobierno se atreverá a implementar esta medida a pesar de la oposición popular? ¿Y qué estrategias deberíamos adoptar como sociedad civil para evitar que esta propuesta salga adelante? ¡Déjanos tus comentarios y opiniones en el foro! Vamos a debatir esto a fondo, que la vaina está candela.
La movida empezó con Luis Antonio Molina, el viceministro de Hacienda, quien en la Comisión de Asuntos Hacendarios sugirió que esas exoneraciones fiscales representan casi cuatro puntos del PIB. Dice que el Estado necesita más plata y que ahí hay una fuente importante de ingreso. Obvio, nadie quiere pagar más impuestos, especialmente cuando ya estamos sacando los pelos por mantener el brete a flote, ¿verdad?
Pero lo más picante es que Vargas dice que esto es parte de un plan mayor, un jugadón de Chaves y su gente para asegurarse esos cuarenta diputados en el 2026. “¡Dejémonos de cuentos!”, gritaba Vargas en entrevista. “Ellos sí creen en el impuesto al aguinaldo y al salario escolar, igual que en la jornada de las 12 horas”. El mae Nogui Acosta, que ya intentó sacar adelante estas ideas antes, se comió un sapo y fracasó, y ahora parece que quieren revivir la idea con otro enfoque. Y claro, todo esto en medio de la crisis económica, que no es poca cosa, diay.
El presidente, como buen político, salió a restarle importancia a la cosa. En su conferencia de prensa semanal, regañó a Molina en vivo, diciendo que “se fue de cholo” y que nadie lo había puesto a hablar de eso. Pero todos sabemos cómo funcionan estas cosas: cuando un gobierno niega rotundamente algo, generalmente es porque hay humo detrás. ¿Será que Chaves está jugando a dos bandas, esperando ver si la embarcada les sale bien antes de hacer el anuncio oficial?
Muchos analistas políticos señalan que la medida podría ser impopular, sobre todo en un momento en que la economía nacional no anda precisamente regalada. Además, plantea interrogantes sobre la credibilidad del presidente, quien siempre ha prometido defender los derechos de los trabajadores. Si realmente esto llega a pasar, sería un golpe duro para la imagen del gobierno y una decepción para miles de familias costarrícenses que dependen de ese dinerito extra para fin de año. Es un tema que va a dar y llevar, sin duda alguna.
Lo curioso de todo esto es que el argumento de que las exoneraciones fiscales limitan la capacidad financiera del Estado es tan viejo como el mundo. Siempre alguien aparece con esa excusa para intentar meterle mano al bolsillo de la gente trabajadora. Pero la verdad es que hay otras formas de aumentar los ingresos del Estado sin tener que afectar directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos. Se podrían mejorar los sistemas de recaudación, combatir la evasión fiscal, o incluso recortar gastos innecesarios... pero eso ya es otro rollo.
En la calle, la gente está indignada. Muchos comentan que ya es suficiente con los impuestos que pagamos actualmente y que no podemos permitirnos perder ese poco de alivio que representa el aguinaldo y el salario escolar. Otros dicen que el gobierno debería enfocarse en resolver problemas más urgentes, como la seguridad ciudadana, la salud pública y la educación. Total, que tenemos problemas más gordos que andar pensando en cómo cobrarle impuestos a la felicidad navideña. La verdad, ¡qué despiche!
Ahora bien, llegados a este punto, me pregunto: ¿Realmente crees que el gobierno se atreverá a implementar esta medida a pesar de la oposición popular? ¿Y qué estrategias deberíamos adoptar como sociedad civil para evitar que esta propuesta salga adelante? ¡Déjanos tus comentarios y opiniones en el foro! Vamos a debatir esto a fondo, que la vaina está candela.