¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo con el Gobierno buscando cómo sacarle unos colones más a la gente trabajadora. Resulta que ahora quieren tocar el aguinaldo y el salario escolar, esas varas que tanto nos sudan a todos, especialmente después de un año entero chambeando duro. El ministro de Hacienda, Luis Antonio Molina, soltó unas frases en la comisión de asuntos hacendarios que encendieron todas las alarmas, y vaya que los diputados del PLN no tardaron en reaccionar.
Según contaron, Molina dijo que esos dineros “ya estaban ahí”, como si fueran pura ganga para el erario público. ¡Pero díganme, chava!, ¿qué clase de lógica es esa? Después de todo el esfuerzo que hacemos para juntarle parecito, todavía quieren venir con este rollo. Hay que recordar que estamos hablando de dos bonificaciones que muchas familias necesitan para llegar bien al final del año, para comprar los útiles escolares de los hijos o simplemente para darse un respiro después de tanta faena.
Paulina Ramírez, diputada del PLN y presidenta de la comisión de haciendas, fue la primera en ponerse las pilas y decir un rotundo “no”. No dudó ni un segundo en dejar claro que la fracción verdiblanca no va a apoyar ni por asomo semejante atrevimiento. Ramirez, con toda la razón del mundo, recordó que los liberacionistas fueron los primeros en oponerse a estas ideas desde el momento en que salieron a relucir. ¡Y vaya que tienen razón!
Miguel Guillén, el secretario general del PLN, tampoco se quedó callado. Mandó un mensaje clarísimo: Liberación Nacional no va a echarle leña al fuego de ningún intento del Gobierno de Rodrigo Chaves por gravar el aguinaldo o el salario escolar. Guillén puso énfasis en que la gente ya está aguantando el ajuste fiscal y que el costo de vida sigue subiendo más rápido que nuestros salarios. ¡Qué torta! Ya encima quieren venir a apurar más a la población.
Ahora, analizando la situación, la idea del ministro Molina parece más una prueba de sonar que otra cosa. Quería ver qué tan lejos podía llegar con esta propuesta, seguramente calculando que iba a recibir rechazo, pero quizás esperando que algún sector cediera. El proyecto de ley de presupuesto, que mueve una suma considerable de ¢12,8 billones, es el escenario perfecto para intentar meter estas cosas, aprovechándose del debate general. Pero parece que se equivocó de contrincantes.
Lo cierto es que esta polémica pone de relieve una vez más la tensión entre el Gobierno y la Asamblea Legislativa. Cada vez que el Ejecutivo intenta buscar nuevas fuentes de ingreso, se topa con la resistencia de los diputados, quienes argumentan que ya hay suficientes medidas afectando a la economía familiar. Además, también mencionó la revisión de exoneraciones tributarias a las zonas francas, pero con mucha precaución. Ese es un brete importante, porque toca equilibrar intereses económicos y laborales.
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Muchos ciudadanos expresaron su indignación por la posibilidad de tener que pagar impuestos sobre el aguinaldo y el salario escolar. Se compartieron memes y comentarios sarcásticos, mostrando la frustración de la gente por sentir que siempre se les está buscando la manera de sacarles dinero. ¡Díay!, si ya es complicado sobrevivir, ¿para qué complicarnos más la existencia?
Al final, este episodio deja varias preguntas flotando en el aire. ¿El Gobierno realmente considera viable gravar el aguinaldo y el salario escolar? ¿Lograrán encontrar otras alternativas para cumplir con sus metas fiscales? ¿Hasta dónde llegará el choque entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa? Aquí les dejo la pregunta para pensarla bien: ¿Ustedes creen que es justo que se grave el aguinaldo y el salario escolar en medio de la crisis económica actual, o debería haber otras prioridades para el Gobierno?
Según contaron, Molina dijo que esos dineros “ya estaban ahí”, como si fueran pura ganga para el erario público. ¡Pero díganme, chava!, ¿qué clase de lógica es esa? Después de todo el esfuerzo que hacemos para juntarle parecito, todavía quieren venir con este rollo. Hay que recordar que estamos hablando de dos bonificaciones que muchas familias necesitan para llegar bien al final del año, para comprar los útiles escolares de los hijos o simplemente para darse un respiro después de tanta faena.
Paulina Ramírez, diputada del PLN y presidenta de la comisión de haciendas, fue la primera en ponerse las pilas y decir un rotundo “no”. No dudó ni un segundo en dejar claro que la fracción verdiblanca no va a apoyar ni por asomo semejante atrevimiento. Ramirez, con toda la razón del mundo, recordó que los liberacionistas fueron los primeros en oponerse a estas ideas desde el momento en que salieron a relucir. ¡Y vaya que tienen razón!
Miguel Guillén, el secretario general del PLN, tampoco se quedó callado. Mandó un mensaje clarísimo: Liberación Nacional no va a echarle leña al fuego de ningún intento del Gobierno de Rodrigo Chaves por gravar el aguinaldo o el salario escolar. Guillén puso énfasis en que la gente ya está aguantando el ajuste fiscal y que el costo de vida sigue subiendo más rápido que nuestros salarios. ¡Qué torta! Ya encima quieren venir a apurar más a la población.
Ahora, analizando la situación, la idea del ministro Molina parece más una prueba de sonar que otra cosa. Quería ver qué tan lejos podía llegar con esta propuesta, seguramente calculando que iba a recibir rechazo, pero quizás esperando que algún sector cediera. El proyecto de ley de presupuesto, que mueve una suma considerable de ¢12,8 billones, es el escenario perfecto para intentar meter estas cosas, aprovechándose del debate general. Pero parece que se equivocó de contrincantes.
Lo cierto es que esta polémica pone de relieve una vez más la tensión entre el Gobierno y la Asamblea Legislativa. Cada vez que el Ejecutivo intenta buscar nuevas fuentes de ingreso, se topa con la resistencia de los diputados, quienes argumentan que ya hay suficientes medidas afectando a la economía familiar. Además, también mencionó la revisión de exoneraciones tributarias a las zonas francas, pero con mucha precaución. Ese es un brete importante, porque toca equilibrar intereses económicos y laborales.
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Muchos ciudadanos expresaron su indignación por la posibilidad de tener que pagar impuestos sobre el aguinaldo y el salario escolar. Se compartieron memes y comentarios sarcásticos, mostrando la frustración de la gente por sentir que siempre se les está buscando la manera de sacarles dinero. ¡Díay!, si ya es complicado sobrevivir, ¿para qué complicarnos más la existencia?
Al final, este episodio deja varias preguntas flotando en el aire. ¿El Gobierno realmente considera viable gravar el aguinaldo y el salario escolar? ¿Lograrán encontrar otras alternativas para cumplir con sus metas fiscales? ¿Hasta dónde llegará el choque entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa? Aquí les dejo la pregunta para pensarla bien: ¿Ustedes creen que es justo que se grave el aguinaldo y el salario escolar en medio de la crisis económica actual, o debería haber otras prioridades para el Gobierno?