¡Ay, Dios mío! Ya estamos casi encima del verano y los empresarios turísticos de Costa Rica no andan jugando. Se juntaron unos 400, imagínate, con más de 130 agentes de viajes de medio centenar de agencias, buscando cómo darle vuelta al asunto y atraer al turista para la temporada alta. Parece que quieren dejar atrás esos años raros de pandemia y volverle a ponerle chispa al negocio, ¿verdad?
La movida, organizada por el ICT, tuvo lugar en una Rueda de Negocios bastante animada, donde se hicieron acuerdos y propusieron ideas para hacer crecer el turismo nacional. Entre la vaina estaban artesanos, gente que ha recibido capacitación del ICT para ofrecer productos únicos de cada región – artesanías con identidad, pa’ que el gringo se lleve un pedacito de Costa Rica en la maleta. No cualquiera, sino cosas bien hechas, con cariño y representando nuestras raíces.
Ruth Alfaro, la directora de Desarrollo Turístico del ICT, nos comentó que esto es parte del Programa de Gestión Integral de Destinos. Un brete, vamos, porque desde 2018 llevan haciendo ferias, capacitaciones y eso, para ayudar a las pymes del sector a ponerse a la altura y competir a nivel mundial. Al final, el plan es que todos puedan sacar adelante sus negocitos y nosotros tengamos opciones chéveras para visitar en el país.
Lo que más me llamó la atención es que cada empresario tuvo unas 50 citas de negocios, ¡imagínate el trajín! Estuvieron ahí, metidos hasta los codos en negociaciones, buscando socios, presentando nuevos tours, paquetes… Una verdadera olla. Dicen que algunos ya tenían preparada la estrategia, otros improvisando sobre la marcha, pero todos con la intención de que el turismo tenga un año espectacular. Que si ecoturismo, aventura, relax… ¡lo tienen todo!
Y ni hablar de los agentes de viajes, que llegaron con ganas de escuchar propuestas innovadoras. Buscan esas joyas escondidas, esos destinos poco conocidos, las experiencias auténticas que hagan la diferencia. Porque ya no basta con ir a un hotel cinco estrellas; ahora la gente quiere vivir algo diferente, sentir la cultura, conectar con la naturaleza... Quieren ‘Pura Vida’ de verdad, chunches.
Se espera que toda esta dinámica genere un impacto positivo en la economía del país, creando empleos e impulsando el desarrollo de comunidades locales. Lo bueno de esto es que no solo beneficia a los grandes hoteles y operadores turísticos, sino también a los pequeños emprendedores, a los artesanos, a los guías locales... A todos aquellos que hacen posible la magia del turismo costarricense. Que tengan éxito, diay.
Pero, miren, aquí viene la gran pregunta: Con tanta propuesta y tanto entusiasmo, ¿realmente veremos un retorno masivo de turistas este verano? ¿Será suficiente para compensar las pérdidas de años anteriores y revitalizar la industria? Algunos dicen que sí, que la demanda está ahí, esperando a que les ofrezcamos algo irresistible. Otros, más cautelosos, señalan los desafíos económicos globales y la incertidumbre política. ¡Qué vareta!
Así que, compas, díganme ustedes: ¿creen que Costa Rica logrará recuperar su estatus como destino turístico predilecto este verano? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para asegurar el crecimiento sostenible del sector y evitar repetir los errores del pasado? Vamos a ver qué sale de este debate, ¡porque el futuro del turismo nacional está en juego!
La movida, organizada por el ICT, tuvo lugar en una Rueda de Negocios bastante animada, donde se hicieron acuerdos y propusieron ideas para hacer crecer el turismo nacional. Entre la vaina estaban artesanos, gente que ha recibido capacitación del ICT para ofrecer productos únicos de cada región – artesanías con identidad, pa’ que el gringo se lleve un pedacito de Costa Rica en la maleta. No cualquiera, sino cosas bien hechas, con cariño y representando nuestras raíces.
Ruth Alfaro, la directora de Desarrollo Turístico del ICT, nos comentó que esto es parte del Programa de Gestión Integral de Destinos. Un brete, vamos, porque desde 2018 llevan haciendo ferias, capacitaciones y eso, para ayudar a las pymes del sector a ponerse a la altura y competir a nivel mundial. Al final, el plan es que todos puedan sacar adelante sus negocitos y nosotros tengamos opciones chéveras para visitar en el país.
Lo que más me llamó la atención es que cada empresario tuvo unas 50 citas de negocios, ¡imagínate el trajín! Estuvieron ahí, metidos hasta los codos en negociaciones, buscando socios, presentando nuevos tours, paquetes… Una verdadera olla. Dicen que algunos ya tenían preparada la estrategia, otros improvisando sobre la marcha, pero todos con la intención de que el turismo tenga un año espectacular. Que si ecoturismo, aventura, relax… ¡lo tienen todo!
Y ni hablar de los agentes de viajes, que llegaron con ganas de escuchar propuestas innovadoras. Buscan esas joyas escondidas, esos destinos poco conocidos, las experiencias auténticas que hagan la diferencia. Porque ya no basta con ir a un hotel cinco estrellas; ahora la gente quiere vivir algo diferente, sentir la cultura, conectar con la naturaleza... Quieren ‘Pura Vida’ de verdad, chunches.
Se espera que toda esta dinámica genere un impacto positivo en la economía del país, creando empleos e impulsando el desarrollo de comunidades locales. Lo bueno de esto es que no solo beneficia a los grandes hoteles y operadores turísticos, sino también a los pequeños emprendedores, a los artesanos, a los guías locales... A todos aquellos que hacen posible la magia del turismo costarricense. Que tengan éxito, diay.
Pero, miren, aquí viene la gran pregunta: Con tanta propuesta y tanto entusiasmo, ¿realmente veremos un retorno masivo de turistas este verano? ¿Será suficiente para compensar las pérdidas de años anteriores y revitalizar la industria? Algunos dicen que sí, que la demanda está ahí, esperando a que les ofrezcamos algo irresistible. Otros, más cautelosos, señalan los desafíos económicos globales y la incertidumbre política. ¡Qué vareta!
Así que, compas, díganme ustedes: ¿creen que Costa Rica logrará recuperar su estatus como destino turístico predilecto este verano? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para asegurar el crecimiento sostenible del sector y evitar repetir los errores del pasado? Vamos a ver qué sale de este debate, ¡porque el futuro del turismo nacional está en juego!