¡Ay, mi gente! Se armó la pachanga máxima en el Morera Soto. Alajuelense, con toda la actitud, se coronó campeón del Torneo de Apertura 2025, dejando a Saprissa comiéndose el polvo y a toda la afición rojinegra gritando '¡Vamos, vamos!' No sé ustedes, pero yo ya me estoy preparando para las fiestas de gallito.
Después de varios años de sequía, con técnicos entrando y saliendo más rápido que chancla en río seco, llegó Óscar Ramírez, alias "El Machillo", para ponerle fin al sufrimiento. Asumió el mando en abril del año pasado, justo cuando la cosa estaba bien fea, con la barra pidiendo a gritos un título y la directiva sudando frío. Llegó con una planilla llena de caras nuevas, muchachos que ni sabían cómo se agarraba el balón, pero Ramírez, con su olfato de dirigente experimentado, supo darle forma a ese rompecabezas.
Recuerdo que el primer torneo fue complicado, sí señor. Perdieron la final contra Herediano, una torta terrible, pero sirvió para ver qué madera tenían esos nuevos jugadores. Ramírez no se amilanó, siguió trabajando duro, afinando el equipo durante la pretemporada y dándole confianza a esos muchachos. Y vaya si rindieron. Este apertura 2025 demostró que Alajuelense estaba más que listo para recuperar su trono en el fútbol tico.
Desde la fase regular, se notó que este era diferente. Jugaban tranquilos, controlando el partido con inteligencia y golpeando donde más dolía. Eliminaron a Liberia en semifinales con un global de 4-1, mostrándole a todo el país que estaban imparables. Pero la verdadera prueba llegó en la gran final contra el eterno rival, Saprissa. ¡Uy, ay!, ahí sí se puso candela.
Ramírez salió con todo, proponiendo un juego agresivo, buscando aprovechar cualquier descuido de la defensa saprissista. Y así fue como lograron imponerse con un global de 5-3, ¡qué carga de goles! La hinchada roja se volvió loca, cantando y bailando por todo el estadio. Se veía la alegría genuina de un pueblo que volvía a celebrar un triunfo importante.
Pero la cosa no terminó ahí, diay. Además de levantar el título liguero, Alajuelense se coronó tricampeón de la Copa Centroamericana, un logro importantísimo que les abrió las puertas a competencias internacionales. ¡Y miren quién apareció para brillar en esa copa!: Bayron Mora, el joven arquero que gracias a las lesiones de Washington Ortega tuvo la oportunidad de demostrar su valía. Ese chico, con sus atajadas milagrosas, se ganó el corazón de la afición.
No podemos olvidarnos tampoco de la revitalización de Joel Campbell, que volvió a mostrar destellos de aquel jugadorazo que ilusionó a tantos. Ramírez, con su experiencia, supo sacarle el jugo a cada uno de sus dirigidos, creando un equipo sólido, equilibrado y con hambre de gloria. Con esta mezcla de juventud y experiencia, Alajuelense se convirtió en un verdadero gigante del fútbol centroamericano.
Ahora, con la copa 31 en vitrina, la pregunta que nos queda es: ¿Será que Alajuelense puede mantener este nivel y seguir cosechando éxitos en torneos internacionales? ¿Lograrán consolidarse como el equipo dominante del fútbol tico en los próximos años o será sólo un espejismo?
Después de varios años de sequía, con técnicos entrando y saliendo más rápido que chancla en río seco, llegó Óscar Ramírez, alias "El Machillo", para ponerle fin al sufrimiento. Asumió el mando en abril del año pasado, justo cuando la cosa estaba bien fea, con la barra pidiendo a gritos un título y la directiva sudando frío. Llegó con una planilla llena de caras nuevas, muchachos que ni sabían cómo se agarraba el balón, pero Ramírez, con su olfato de dirigente experimentado, supo darle forma a ese rompecabezas.
Recuerdo que el primer torneo fue complicado, sí señor. Perdieron la final contra Herediano, una torta terrible, pero sirvió para ver qué madera tenían esos nuevos jugadores. Ramírez no se amilanó, siguió trabajando duro, afinando el equipo durante la pretemporada y dándole confianza a esos muchachos. Y vaya si rindieron. Este apertura 2025 demostró que Alajuelense estaba más que listo para recuperar su trono en el fútbol tico.
Desde la fase regular, se notó que este era diferente. Jugaban tranquilos, controlando el partido con inteligencia y golpeando donde más dolía. Eliminaron a Liberia en semifinales con un global de 4-1, mostrándole a todo el país que estaban imparables. Pero la verdadera prueba llegó en la gran final contra el eterno rival, Saprissa. ¡Uy, ay!, ahí sí se puso candela.
Ramírez salió con todo, proponiendo un juego agresivo, buscando aprovechar cualquier descuido de la defensa saprissista. Y así fue como lograron imponerse con un global de 5-3, ¡qué carga de goles! La hinchada roja se volvió loca, cantando y bailando por todo el estadio. Se veía la alegría genuina de un pueblo que volvía a celebrar un triunfo importante.
Pero la cosa no terminó ahí, diay. Además de levantar el título liguero, Alajuelense se coronó tricampeón de la Copa Centroamericana, un logro importantísimo que les abrió las puertas a competencias internacionales. ¡Y miren quién apareció para brillar en esa copa!: Bayron Mora, el joven arquero que gracias a las lesiones de Washington Ortega tuvo la oportunidad de demostrar su valía. Ese chico, con sus atajadas milagrosas, se ganó el corazón de la afición.
No podemos olvidarnos tampoco de la revitalización de Joel Campbell, que volvió a mostrar destellos de aquel jugadorazo que ilusionó a tantos. Ramírez, con su experiencia, supo sacarle el jugo a cada uno de sus dirigidos, creando un equipo sólido, equilibrado y con hambre de gloria. Con esta mezcla de juventud y experiencia, Alajuelense se convirtió en un verdadero gigante del fútbol centroamericano.
Ahora, con la copa 31 en vitrina, la pregunta que nos queda es: ¿Será que Alajuelense puede mantener este nivel y seguir cosechando éxitos en torneos internacionales? ¿Lograrán consolidarse como el equipo dominante del fútbol tico en los próximos años o será sólo un espejismo?