¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que la Universidad Nacional (UNA) tuvo que evacuar todas sus sedes ayer a toda prisa por una amenaza de ataque armado. Imagínate el jale, gente corriendo de acá para allá, pensando qué estaba pasando… Un susto tremendo para estudiantes, profesores y todo el personal, vamos.
Según fuentes oficiales, la rectoría recibió una comunicación amenazante este lunes, 24 de noviembre, indicando un posible ataque en las instalaciones universitarias. No sé ustedes, pero yo me quedé helado cuando escuché la noticia. Pensé, '¿En serio esto pasa en nuestro país?'
Desde la 1 de la tarde, se ordenó la evacuación inmediata y obligatoria de todas las sedes de la UNA, incluyendo Sarapiquí y otras localidades. Las fotos que circulan en redes sociales muestran escenas de preocupación; mae y mai corriendo, algunos tratando de mantener la calma, otros visiblemente alterados. Que momento!
La universidad, buscando asegurar la integridad de todos, decidió suspender todas las actividades presenciales y pasar al teletrabajo hasta el próximo miércoles, 26 de noviembre. Claramente, prefirieron prevenir que lamentar, y eso siempre hay que aplaudirlo. Mejor quedarse tranquilo en casa a preocuparse, ¿no?
Ahora, la gran pregunta es: ¿quién está detrás de esta amenaza? Las autoridades ya están investigando, pero hasta ahora no han dado muchos detalles. Se rumorea de varios grupos, pero nada concreto. Esperemos que agarren prontito a estos tipejos para que anden dando vueltas por ahí haciendo macanas.
Este tipo de situaciones nos hacen reflexionar sobre la seguridad en nuestras instituciones educativas. La UNA ha sido históricamente un bastión de pensamiento crítico y activismo social, así que no es raro que atraiga cierta atención negativa. Pero esto no justifica amedrentar a la comunidad universitaria con amenazas violentas.
Además, este incidente resalta la importancia de tomar en serio cualquier alerta de seguridad, por pequeña que parezca. A veces, puede ser una falsa alarma, pero nunca está de más actuar con precaución. La prevención es clave, chunches, siempre hay que estar atentos al entorno.
La verdad, todo este brete deja un sabor amargo. Uno se siente vulnerable, pensando que estas cosas pueden pasarle a cualquiera. ¿Ustedes creen que es prudente aumentar la vigilancia en todas las universidades del país para evitar que se repitan incidentes como este, o consideran que sería excesivo y limitaría la libertad de movimiento de los estudiantes?
Según fuentes oficiales, la rectoría recibió una comunicación amenazante este lunes, 24 de noviembre, indicando un posible ataque en las instalaciones universitarias. No sé ustedes, pero yo me quedé helado cuando escuché la noticia. Pensé, '¿En serio esto pasa en nuestro país?'
Desde la 1 de la tarde, se ordenó la evacuación inmediata y obligatoria de todas las sedes de la UNA, incluyendo Sarapiquí y otras localidades. Las fotos que circulan en redes sociales muestran escenas de preocupación; mae y mai corriendo, algunos tratando de mantener la calma, otros visiblemente alterados. Que momento!
La universidad, buscando asegurar la integridad de todos, decidió suspender todas las actividades presenciales y pasar al teletrabajo hasta el próximo miércoles, 26 de noviembre. Claramente, prefirieron prevenir que lamentar, y eso siempre hay que aplaudirlo. Mejor quedarse tranquilo en casa a preocuparse, ¿no?
Ahora, la gran pregunta es: ¿quién está detrás de esta amenaza? Las autoridades ya están investigando, pero hasta ahora no han dado muchos detalles. Se rumorea de varios grupos, pero nada concreto. Esperemos que agarren prontito a estos tipejos para que anden dando vueltas por ahí haciendo macanas.
Este tipo de situaciones nos hacen reflexionar sobre la seguridad en nuestras instituciones educativas. La UNA ha sido históricamente un bastión de pensamiento crítico y activismo social, así que no es raro que atraiga cierta atención negativa. Pero esto no justifica amedrentar a la comunidad universitaria con amenazas violentas.
Además, este incidente resalta la importancia de tomar en serio cualquier alerta de seguridad, por pequeña que parezca. A veces, puede ser una falsa alarma, pero nunca está de más actuar con precaución. La prevención es clave, chunches, siempre hay que estar atentos al entorno.
La verdad, todo este brete deja un sabor amargo. Uno se siente vulnerable, pensando que estas cosas pueden pasarle a cualquiera. ¿Ustedes creen que es prudente aumentar la vigilancia en todas las universidades del país para evitar que se repitan incidentes como este, o consideran que sería excesivo y limitaría la libertad de movimiento de los estudiantes?
