¡Ay, Dios mío, qué despache! La Fiscalía Adjunta de Probidad, Transparencia y Anticorrupción ha mandado a tumbarle unas cuantas puertas esta mañana. Dieciséis puntos del país, dicen, como parte de la investigación de la causa que todos conocemos como 'BCR SAFI'. Parece que el lomito del banco rojo andaba moviéndose mucho, y ahora la están buscando palazo.
Las autoridades judiciales nos cuentan que fueron allanamientos tanto en casas particulares como en oficinas. Se metieron hasta a la propia sede de la Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (SAFI), ahí donde se hacen los milagros financieros del BCR, y al departamento de Auditoría, que precisamente debería estar cuidando las cuentas. Uno se pregunta, ¿qué estaban ocultando, maes?
Según la información que nos dieron, estaban buscando evidencias de todo tipo, tanto papeles como archivos electrónicos. Documentos sobre las inversiones que la SAFI ha hecho, aquí y allá, contratos, permisos... ¡Todo! Parecía que estaban buscando aguja en pajar, pero bueno, a veces la aguja está bien grande y a plena vista, diay.
Y es que la bronca viene de un presunto delito de sobreprecio e influencia contra la Hacienda Pública. Invitan a la Junta Directiva, al Comité de Inversión, a la Junta de Adquisición… a to’s los profes de la SAFI, porque se investigan nueve proyectos que compraron. Ya me imagino el brete que tienen estos señores, tratar de recordar dónde firmaron qué, mientras la prensa los sigue como perros rabiosos.
Lo curioso es que la Superintendencia General de Valores (Sugeval) ya anda tramitando sus propios procesos disciplinarios y regulatorios contra estas mismas personas. Así que no es solo la Fiscalía, sino que tienen varios frentes abiertos. ¡Qué carga de problemas!
Ahora, resulta que el Parque Empresarial del Pacífico (PEP) estaba inconcluso cuando el BCR SAFI lo agarró, y eso sí que es una chinche. ¿Cómo se explica que doce altos funcionarios supieran que las bodegas no estaban listas y aún así le echaron mano? Claramente alguien estaba haciendo negocios turbios, y esperemos que la Fiscalía les agarre con las manos en la miel.
Pero espera, hay más. Según informes internos del BCR, hay un patrón sospechoso: alguien compra propiedades baratas y, ¡zas!, en menos de 24 horas las vende al BCR SAFI a un precio exorbitante. Eso demuestra, según los mismos informes, una grave impericia y negligencia que perjudica a los inversionistas. Y vaya que parece que el exdiputado Humberto Vargas Corrales estaba involucrado en algunas de estas transacciones... ¡Qué vara!
Para rematar, Sugeval mandó al BCR a meterle $70 millones de fondos públicos a un fondo inmobiliario porque compraron un terrenito por ese monto que, al final, valía como 34 lucas. Intentaron evadir la orden, pero no pudieron. Ahora, con todos estos allanamientos y acusaciones volando, me pregunto: ¿cree usted que el BCR y la SAFI van a salir limpios de esta, o estamos ante un caso de corrupción a gran escala que sacudirá al país?
Las autoridades judiciales nos cuentan que fueron allanamientos tanto en casas particulares como en oficinas. Se metieron hasta a la propia sede de la Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (SAFI), ahí donde se hacen los milagros financieros del BCR, y al departamento de Auditoría, que precisamente debería estar cuidando las cuentas. Uno se pregunta, ¿qué estaban ocultando, maes?
Según la información que nos dieron, estaban buscando evidencias de todo tipo, tanto papeles como archivos electrónicos. Documentos sobre las inversiones que la SAFI ha hecho, aquí y allá, contratos, permisos... ¡Todo! Parecía que estaban buscando aguja en pajar, pero bueno, a veces la aguja está bien grande y a plena vista, diay.
Y es que la bronca viene de un presunto delito de sobreprecio e influencia contra la Hacienda Pública. Invitan a la Junta Directiva, al Comité de Inversión, a la Junta de Adquisición… a to’s los profes de la SAFI, porque se investigan nueve proyectos que compraron. Ya me imagino el brete que tienen estos señores, tratar de recordar dónde firmaron qué, mientras la prensa los sigue como perros rabiosos.
Lo curioso es que la Superintendencia General de Valores (Sugeval) ya anda tramitando sus propios procesos disciplinarios y regulatorios contra estas mismas personas. Así que no es solo la Fiscalía, sino que tienen varios frentes abiertos. ¡Qué carga de problemas!
Ahora, resulta que el Parque Empresarial del Pacífico (PEP) estaba inconcluso cuando el BCR SAFI lo agarró, y eso sí que es una chinche. ¿Cómo se explica que doce altos funcionarios supieran que las bodegas no estaban listas y aún así le echaron mano? Claramente alguien estaba haciendo negocios turbios, y esperemos que la Fiscalía les agarre con las manos en la miel.
Pero espera, hay más. Según informes internos del BCR, hay un patrón sospechoso: alguien compra propiedades baratas y, ¡zas!, en menos de 24 horas las vende al BCR SAFI a un precio exorbitante. Eso demuestra, según los mismos informes, una grave impericia y negligencia que perjudica a los inversionistas. Y vaya que parece que el exdiputado Humberto Vargas Corrales estaba involucrado en algunas de estas transacciones... ¡Qué vara!
Para rematar, Sugeval mandó al BCR a meterle $70 millones de fondos públicos a un fondo inmobiliario porque compraron un terrenito por ese monto que, al final, valía como 34 lucas. Intentaron evadir la orden, pero no pudieron. Ahora, con todos estos allanamientos y acusaciones volando, me pregunto: ¿cree usted que el BCR y la SAFI van a salir limpios de esta, o estamos ante un caso de corrupción a gran escala que sacudirá al país?