¡Ay, pata pesada! Fabricio Alvarado parece que le gusta meterse en terrenos pantanosos justo antes de las elecciones. Esta vez, el candidato de Nueva República prendió la mecha con un ataque frontal a la agenda LGTBIQ+ de Claudia Dobles y el Frente Amplio, acusándolos de querer 'homosexualizar' a los niños. ¡Uy, uy, uy! Parece que la estrategia es revolear la pelota a la zona de conflicto social, aunque ya sabemos cómo suele acabar eso.
Mira, la jugada de Alvarado es clara: explotar la polarización. En medio de una crisis de seguridad que tiene a todos con el corazón en la boca –el país se siente como un chunche que se te resbala de las manos–, busca capitalizar el miedo y la frustración de algunos votantes, presentándose como el defensor de los ‘valores tradicionales’. Con razón dicen que la inseguridad es un arma de doble filo en política, y este mae la está usando con ganas.
En su discurso, Alvarado no se anduvo con rodeos. Lanzó duras críticas a la propuesta de Dobles de retomar la norma técnica del aborto terapéutico, tachándola de abrir la puerta a “abortos por cualquier excusa”. También mencionó los “juegos gays” –una propuesta del Frente Amplio que, según él, busca gastar plata pública en cosas que no importan. ¡Menudo batacazo! Como si defender los derechos humanos fuera algo secundario cuando hay gente viviendo con miedo, ¿verdad?
Pero lo que realmente levantó ampollas fueron sus declaraciones sobre las escuelas. Alvarado criticó la posibilidad de restablecer el “día contra la homofobia” en los centros educativos, argumentando que esto es “adoctrinamiento de la ideología de género” y un intento de “homosexualizar a nuestros niños y jóvenes”. ¡Qué pataleta! Suelta frases así y uno se pregunta si está hablando en serio o buscando votos desesperadamente.
Y claro, no podía faltar un ataque personal a Dobles y su equipo. Alvarado cuestionó la experiencia de los “160 expertos” que elaboraron su plan de gobierno, insinuando que son reciclados del infame gobierno de Carlos Alvarado Quesada, al cual muchos aún recuerdan con bronca. Digamos que le dio una coz bien fonda al pasado reciente, tratando de conectar con ese sentir generalizado de hartazgo político que anda rondando.
La verdad, uno ya está cansado de ver estas mismas peleas una y otra vez. Siempre lo mismo: acusaciones, etiquetas, y discursos incendiarios que no ayudan a resolver los problemas reales del país. Mientras tanto, la delincuencia sigue creciendo, el costo de vida se dispara, y la educación se va al traste. ¡Qué diay! Uno se pregunta cuándo vamos a madurar como sociedad y dejar atrás estas rencillas infantiles.
Este tipo de estrategias políticas suelen funcionar a corto plazo, pero a largo plazo dejan un reguero de divisiones y resentimientos. No es casualidad que Costa Rica esté tan polarizada últimamente, con gente que ni siquiera puede sentarse a tomar un café junta sin ponerse a gritarse. Hay que darle duro al diálogo, buscar puntos en común, y tratar de construir un futuro mejor para todos, sin importar nuestras diferencias ideológicas. Pero bueno, en época de elección, la cordura siempre es la primera víctima.
Ahora, diganme ustedes, ¿creen que estos ataques de Alvarado son una estrategia efectiva para ganar votos o simplemente una forma de distraer la atención de los problemas reales que aquejan al país? ¿Pensarán que enfocarse en temas sociales divisivos como la diversidad sexual es la clave para atraer al electorado indeciso, o que terminará alejando a aquellos que buscan soluciones prácticas y sensatas para mejorar la seguridad y la economía?
Mira, la jugada de Alvarado es clara: explotar la polarización. En medio de una crisis de seguridad que tiene a todos con el corazón en la boca –el país se siente como un chunche que se te resbala de las manos–, busca capitalizar el miedo y la frustración de algunos votantes, presentándose como el defensor de los ‘valores tradicionales’. Con razón dicen que la inseguridad es un arma de doble filo en política, y este mae la está usando con ganas.
En su discurso, Alvarado no se anduvo con rodeos. Lanzó duras críticas a la propuesta de Dobles de retomar la norma técnica del aborto terapéutico, tachándola de abrir la puerta a “abortos por cualquier excusa”. También mencionó los “juegos gays” –una propuesta del Frente Amplio que, según él, busca gastar plata pública en cosas que no importan. ¡Menudo batacazo! Como si defender los derechos humanos fuera algo secundario cuando hay gente viviendo con miedo, ¿verdad?
Pero lo que realmente levantó ampollas fueron sus declaraciones sobre las escuelas. Alvarado criticó la posibilidad de restablecer el “día contra la homofobia” en los centros educativos, argumentando que esto es “adoctrinamiento de la ideología de género” y un intento de “homosexualizar a nuestros niños y jóvenes”. ¡Qué pataleta! Suelta frases así y uno se pregunta si está hablando en serio o buscando votos desesperadamente.
Y claro, no podía faltar un ataque personal a Dobles y su equipo. Alvarado cuestionó la experiencia de los “160 expertos” que elaboraron su plan de gobierno, insinuando que son reciclados del infame gobierno de Carlos Alvarado Quesada, al cual muchos aún recuerdan con bronca. Digamos que le dio una coz bien fonda al pasado reciente, tratando de conectar con ese sentir generalizado de hartazgo político que anda rondando.
La verdad, uno ya está cansado de ver estas mismas peleas una y otra vez. Siempre lo mismo: acusaciones, etiquetas, y discursos incendiarios que no ayudan a resolver los problemas reales del país. Mientras tanto, la delincuencia sigue creciendo, el costo de vida se dispara, y la educación se va al traste. ¡Qué diay! Uno se pregunta cuándo vamos a madurar como sociedad y dejar atrás estas rencillas infantiles.
Este tipo de estrategias políticas suelen funcionar a corto plazo, pero a largo plazo dejan un reguero de divisiones y resentimientos. No es casualidad que Costa Rica esté tan polarizada últimamente, con gente que ni siquiera puede sentarse a tomar un café junta sin ponerse a gritarse. Hay que darle duro al diálogo, buscar puntos en común, y tratar de construir un futuro mejor para todos, sin importar nuestras diferencias ideológicas. Pero bueno, en época de elección, la cordura siempre es la primera víctima.
Ahora, diganme ustedes, ¿creen que estos ataques de Alvarado son una estrategia efectiva para ganar votos o simplemente una forma de distraer la atención de los problemas reales que aquejan al país? ¿Pensarán que enfocarse en temas sociales divisivos como la diversidad sexual es la clave para atraer al electorado indeciso, o que terminará alejando a aquellos que buscan soluciones prácticas y sensatas para mejorar la seguridad y la economía?