¡Ay, Dios mío! Fabricio Alvarado, el excongresista y aspirante a la presidencia por Nueva República, anda más batallón que chancho en feria tras las últimas encuestas. El CIEP de la UCR lo pintó con tan solo un 0.6% de intención de voto, ¡medio punto, varon! Y él, lejos de echarse pa'trás, salió con la artillería pesada a defender su movimiento, acusando a todos lados de conspiración.
Según Alvarado, el problema no es que la gente no lo quiera, sino que hay una trama orquestada por la izquierda – el Frente Amplio, el PAC, PLN – y, para colmo, ¡hasta la prensa está metida en el ajo! Acusa a los medios de ser “Pinochos” que se prestaron al engaño para hundirlo. Que sí, que tienen bolsitas de plata y otras cosas turbias. Vaya, la cosa está caliente, ¿eh?
Pero ojo, que Alvarado no andaba solo. Él dice que otros estudios, como los de CID Gallup y Enfoques, le dan números mucho mejores, ¡entre 14 y 15%! Eso sí, suficiente para ir a la segunda vuelta, asegura. Y ahí viene la contradicción: si tiene esos respaldos, ¿cómo explica estar tan abajo en el CIEP? Parece que andan viendo encuestas distintas, o tal vez... bueno, ya saben cómo es el panorama político en este país, cada quien ve lo que quiere ver.
Nueva República, según el candidato, sigue firme, “dando la buena batalla cultural desde nuestra trinchera conservadora”. Dice que ellos son los únicos que realmente representan a los ticos, los que defienden los “principios y valores”. Pone énfasis en lo conservador, y critica a los otros partidos por supuestamente tener agendas escondidas, como “la agenda de la muerte, la agenda antivida, la agenda LGBT”. Un discurso que busca conectar con su base electoral, claro, pero que también levanta ampollas entre quienes piensan diferente.
Aprovechando el lanzamiento de esta diatriba publicitaria, Alvarado hizo un llamado a sus seguidores a no dejarse llevar por las encuestas “falsas” y a esperar hasta las elecciones del Primero de Febrero, cuando, según él, “el pueblo revelará la verdadera encuesta”. Una estrategia común en política: sembrar dudas sobre la legitimidad de los estudios y apelar directamente a las emociones de los simpatizantes. Es como decir: 'No crean lo que ven, créanme a mí'.
Mientras tanto, la conversación en redes sociales está que arde. Algunos lo critican duramente por su actitud desafiante y sus acusaciones infundadas; otros lo defienden a capa y espada, alegando que es víctima de una persecución política. Lo cierto es que Alvarado enfrenta una cuesta arriba considerable. Recuperar terreno en las encuestas será tarea ardua, especialmente cuando parece que él mismo está cavando su propia zanja.
Es importante recordar que el panorama político actual en Costa Rica es complejo, con varios candidatos buscando acaparar la atención del electorado. José Miguel Villalobos, con su promesa de renunciar a la defensa de Rodrigo Chaves si llega a la Asamblea, y Gloria Navas, con su particular reacción al apodo de “narcoabuela”, son algunos de los personajes que están agitando las aguas. En medio de este torbellino, Alvarado intenta mantener su posición, aunque el viento no precisamente le esté soplando a favor.
Finalmente, Alvarado insta a la “gente buena” a salir a votar y demostrar que sus valores son la mayoría. Pero me pregunto: ¿Será que esta ferviente defensa y las acusaciones a diestra y siniestra, lejos de sumar puntos, terminan por alejar aún más a los votantes indecisos? ¿Logrará resurgir de las cenizas o el sueño de presidir Costa Rica se irá al traste?
Según Alvarado, el problema no es que la gente no lo quiera, sino que hay una trama orquestada por la izquierda – el Frente Amplio, el PAC, PLN – y, para colmo, ¡hasta la prensa está metida en el ajo! Acusa a los medios de ser “Pinochos” que se prestaron al engaño para hundirlo. Que sí, que tienen bolsitas de plata y otras cosas turbias. Vaya, la cosa está caliente, ¿eh?
Pero ojo, que Alvarado no andaba solo. Él dice que otros estudios, como los de CID Gallup y Enfoques, le dan números mucho mejores, ¡entre 14 y 15%! Eso sí, suficiente para ir a la segunda vuelta, asegura. Y ahí viene la contradicción: si tiene esos respaldos, ¿cómo explica estar tan abajo en el CIEP? Parece que andan viendo encuestas distintas, o tal vez... bueno, ya saben cómo es el panorama político en este país, cada quien ve lo que quiere ver.
Nueva República, según el candidato, sigue firme, “dando la buena batalla cultural desde nuestra trinchera conservadora”. Dice que ellos son los únicos que realmente representan a los ticos, los que defienden los “principios y valores”. Pone énfasis en lo conservador, y critica a los otros partidos por supuestamente tener agendas escondidas, como “la agenda de la muerte, la agenda antivida, la agenda LGBT”. Un discurso que busca conectar con su base electoral, claro, pero que también levanta ampollas entre quienes piensan diferente.
Aprovechando el lanzamiento de esta diatriba publicitaria, Alvarado hizo un llamado a sus seguidores a no dejarse llevar por las encuestas “falsas” y a esperar hasta las elecciones del Primero de Febrero, cuando, según él, “el pueblo revelará la verdadera encuesta”. Una estrategia común en política: sembrar dudas sobre la legitimidad de los estudios y apelar directamente a las emociones de los simpatizantes. Es como decir: 'No crean lo que ven, créanme a mí'.
Mientras tanto, la conversación en redes sociales está que arde. Algunos lo critican duramente por su actitud desafiante y sus acusaciones infundadas; otros lo defienden a capa y espada, alegando que es víctima de una persecución política. Lo cierto es que Alvarado enfrenta una cuesta arriba considerable. Recuperar terreno en las encuestas será tarea ardua, especialmente cuando parece que él mismo está cavando su propia zanja.
Es importante recordar que el panorama político actual en Costa Rica es complejo, con varios candidatos buscando acaparar la atención del electorado. José Miguel Villalobos, con su promesa de renunciar a la defensa de Rodrigo Chaves si llega a la Asamblea, y Gloria Navas, con su particular reacción al apodo de “narcoabuela”, son algunos de los personajes que están agitando las aguas. En medio de este torbellino, Alvarado intenta mantener su posición, aunque el viento no precisamente le esté soplando a favor.
Finalmente, Alvarado insta a la “gente buena” a salir a votar y demostrar que sus valores son la mayoría. Pero me pregunto: ¿Será que esta ferviente defensa y las acusaciones a diestra y siniestra, lejos de sumar puntos, terminan por alejar aún más a los votantes indecisos? ¿Logrará resurgir de las cenizas o el sueño de presidir Costa Rica se irá al traste?