¡Ay, papá! Después de años de promesas, idas y vueltas que dan risa y pena a partes iguales, parece que la ampliación de la ruta 32 sí va a ver la luz. Al menos eso dice el ministro Efraim Zeledón, quien asegura que al final de este año tendremos los cuatro carriles listos. Uno se queda pensando si creerle o si esto es otro cuento chino, porque ya hemos escuchado demasiadas versiones diferentes.
Para refrescarles la memoria, este proyecto ha sido un verdadero brete. Cuatro administraciones se han visto envueltas en su ejecución, desde la de Laura Chinchilla, donde se firmó el contrato de financiamiento con Eximbank allá por el 2013, hasta la actual, que sigue intentándolo. Recordemos que inicialmente se iba a terminar en 2020, luego en 2021, después en 2022... ¡Una novela interminable!
Lo que sí es cierto es que se invirtió una suma considerable: $534 millones, de los cuales $465 provienen del financiamiento con Eximbank y $69 millones fueron aportados por el Estado. Eso sí, vale la pena preguntarse qué tan eficientes han sido esos millones considerando la larga espera. Parece que tuvimos que pagar mucho por un viaje más cómodo –si es que finalmente llega a serlo– entre Guápiles y Limón.
Zeledón afirma que desde Guápiles hasta la entrada de Limón los cuatro carriles ya están asfaltados y demarcados. Lo bueno es que, aparentemente, las obras principales ya deberían estar terminadas pronto. Según él, a partir de enero no debería haber maquinaria pesada trabajando en los cuatro carriles de los 104 kilómetros. ¡Eso suena bien, diay! Pero hay un gran “pero”...
Porque resulta que aún faltan algunas cosas por hacer, como marginales, aceras y bordillos. Aunque el ministro minimiza diciendo que son “obras mínimas”, uno no puede evitar pensar que esas pequeñas cosas pueden convertirse en problemas mayores. Además, ahora están licitando cuatro pasos a desnivel en zonas clave como APM, Moín, Matina y Batán. Estos, financiados con fondos de Conavi, podrían cambiar el panorama del tráfico, aunque tardaremos un buen trecho en verlos construidos.
Y hablando de cambios, los nuevos pasos a desnivel van a reemplazar algunas rotondas y giros que actualmente causan congestión. La idea es mejorar el flujo vehicular, pero también sabemos que estas obras suelen traer consigo sus propios problemas, como retrasos e imprevistos. Esperemos que esta vez las cosas vayan más rápido y podamos evitar otro fiasco como los anteriores. Además, ¿será que realmente necesitamos todos esos pasos a desnivel o podríamos haber encontrado soluciones más económicas y sencillas?
El ministro mencionó que los diseños originales para los pasos a desnivel no se utilizarán, sino que se crearán unos nuevos. Esto, en teoría, debería asegurar que estén adaptados a las necesidades actuales. No obstante, uno siempre se queda con la duda sobre quiénes estarán involucrados en la elaboración de esos nuevos diseños y si realmente tendrán en cuenta las opiniones de los usuarios de la carretera. A veces, los ingenieros tienen ideas muy buenas en papel, pero la realidad es otra...
Así que, amigos, parece que la meta de tener la ruta 32 ampliada y funcionando correctamente está cerca, pero todavía quedan varios obstáculos por superar. Con toda esta historia de demoras y ajustes, ¿creen ustedes que realmente podremos disfrutar de una travesía tranquila entre Guápiles y Limón, o estamos condenados a seguir lidiando con atascos y frustraciones? ¡Compartan sus pensamientos en el foro!
Para refrescarles la memoria, este proyecto ha sido un verdadero brete. Cuatro administraciones se han visto envueltas en su ejecución, desde la de Laura Chinchilla, donde se firmó el contrato de financiamiento con Eximbank allá por el 2013, hasta la actual, que sigue intentándolo. Recordemos que inicialmente se iba a terminar en 2020, luego en 2021, después en 2022... ¡Una novela interminable!
Lo que sí es cierto es que se invirtió una suma considerable: $534 millones, de los cuales $465 provienen del financiamiento con Eximbank y $69 millones fueron aportados por el Estado. Eso sí, vale la pena preguntarse qué tan eficientes han sido esos millones considerando la larga espera. Parece que tuvimos que pagar mucho por un viaje más cómodo –si es que finalmente llega a serlo– entre Guápiles y Limón.
Zeledón afirma que desde Guápiles hasta la entrada de Limón los cuatro carriles ya están asfaltados y demarcados. Lo bueno es que, aparentemente, las obras principales ya deberían estar terminadas pronto. Según él, a partir de enero no debería haber maquinaria pesada trabajando en los cuatro carriles de los 104 kilómetros. ¡Eso suena bien, diay! Pero hay un gran “pero”...
Porque resulta que aún faltan algunas cosas por hacer, como marginales, aceras y bordillos. Aunque el ministro minimiza diciendo que son “obras mínimas”, uno no puede evitar pensar que esas pequeñas cosas pueden convertirse en problemas mayores. Además, ahora están licitando cuatro pasos a desnivel en zonas clave como APM, Moín, Matina y Batán. Estos, financiados con fondos de Conavi, podrían cambiar el panorama del tráfico, aunque tardaremos un buen trecho en verlos construidos.
Y hablando de cambios, los nuevos pasos a desnivel van a reemplazar algunas rotondas y giros que actualmente causan congestión. La idea es mejorar el flujo vehicular, pero también sabemos que estas obras suelen traer consigo sus propios problemas, como retrasos e imprevistos. Esperemos que esta vez las cosas vayan más rápido y podamos evitar otro fiasco como los anteriores. Además, ¿será que realmente necesitamos todos esos pasos a desnivel o podríamos haber encontrado soluciones más económicas y sencillas?
El ministro mencionó que los diseños originales para los pasos a desnivel no se utilizarán, sino que se crearán unos nuevos. Esto, en teoría, debería asegurar que estén adaptados a las necesidades actuales. No obstante, uno siempre se queda con la duda sobre quiénes estarán involucrados en la elaboración de esos nuevos diseños y si realmente tendrán en cuenta las opiniones de los usuarios de la carretera. A veces, los ingenieros tienen ideas muy buenas en papel, pero la realidad es otra...
Así que, amigos, parece que la meta de tener la ruta 32 ampliada y funcionando correctamente está cerca, pero todavía quedan varios obstáculos por superar. Con toda esta historia de demoras y ajustes, ¿creen ustedes que realmente podremos disfrutar de una travesía tranquila entre Guápiles y Limón, o estamos condenados a seguir lidiando con atascos y frustraciones? ¡Compartan sus pensamientos en el foro!