¡Ay, Dios mío! Quién se imaginaba que después de tanto tiempo, íbamos a estar hablando de la abolición del ejército de nuevo, ¿verdad? Pero ahí está, este manito, don Óscar Arias, recordando a todos nosotros el significado detrás del 1 de diciembre. El hombre soltó unas verdades en sus redes sociales que, díganlo ustedes, le dieron una vuelta completa a mi cabeza.
Como ya saben, hoy celebramos 77 años desde que Costa Rica decidió darle la espalda a las armas y apostarle a la educación, al diálogo y a la paz. Arias, en su mensaje, resaltó que esa fue una jugada maestra, una decisión histórica que nos puso en el mapa mundial como un país diferente, un oasis de tranquilidad en medio de tanta bronca alrededor. Él dice que aquel día, algunos "quijotes de la cintura de América" vieron la luz y entendieron que la verdadera libertad no se encuentra en los tanques ni en los fusiles, sino en las aulas y en la capacidad de convivir pacíficamente.
El expresidente, con su labia bien afinada, recordó cómo Don Pepe Figueres, con su visión de futuro, nos sacó del embrollo bélico y nos encaminó hacia un modelo de desarrollo basado en valores como la educación y la tolerancia. Dice que gracias a él, hoy vivimos "al aire libre de la paz", alejados de los conflictos armados que azotan a otros países de la región. ¿Y saben qué? Tiene toda la razón, porque ver a nuestros vecinos batallar por poder es algo que nos da escalofríos, compas.
Pero no todo es color de rosa, ¿eh? Porque mientras estamos celebrando la paz, también vemos cómo la polarización política amenaza con dividirnos. Parece que algunos han olvidado que podemos tener diferentes opiniones sin necesidad de recurrir a los insultos y a la confrontación. Arias lo dejó claro: el diálogo y el respeto son fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. Dijo que los resultados de la confrontación son más pobres que la negociación; pura verdad, ¿no?
Ahora bien, el buen don Óscar también nos recordó que invertir en educación es sembrar la semilla de la paz. Y aquí, señores, tenemos mucho que trabajar. No miento si les digo que todavía hay muchos niños y jóvenes que no tienen acceso a una educación de calidad. ¡Eso es una vara muy gorda que debemos corregir! Tenemos que asegurarnos de que todos tengan las mismas oportunidades de aprender y crecer, sin importar dónde nazcan o cuáles sean sus condiciones socioeconómicas.
Además, Arias enfatizó la importancia de cultivar una cultura de tolerancia y comprensión. En un mundo donde las diferencias parecen ensancharse cada vez más, necesitamos personas capaces de escuchar y respetar puntos de vista distintos al suyo. Que se acabaron esas cosas de andar etiquetando a la gente y de juzgarla por sus ideas. Ya basta de intolerancia, diay.
La celebración de estos 77 años de abolición del ejército nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido y a preguntarnos qué tipo de país queremos dejarle a las futuras generaciones. ¿Uno lleno de odio y violencia, o uno marcado por la paz, la justicia social y el progreso? La respuesta, queridos amigos, está en nuestras manos. Y aunque a veces parezca que vamos cuesta arriba, siempre hay esperanza de que podamos cambiar el rumbo.
Entonces, aquí va la pregunta pa’ encender el foro: Con todos los desafíos que enfrentamos actualmente, ¿cree usted que Costa Rica sigue siendo un faro de paz y tolerancia en el mundo, o hemos perdido de vista los valores que nos hicieron únicos? Déjeme saber su opinión, ¡quiero leerlas!
Como ya saben, hoy celebramos 77 años desde que Costa Rica decidió darle la espalda a las armas y apostarle a la educación, al diálogo y a la paz. Arias, en su mensaje, resaltó que esa fue una jugada maestra, una decisión histórica que nos puso en el mapa mundial como un país diferente, un oasis de tranquilidad en medio de tanta bronca alrededor. Él dice que aquel día, algunos "quijotes de la cintura de América" vieron la luz y entendieron que la verdadera libertad no se encuentra en los tanques ni en los fusiles, sino en las aulas y en la capacidad de convivir pacíficamente.
El expresidente, con su labia bien afinada, recordó cómo Don Pepe Figueres, con su visión de futuro, nos sacó del embrollo bélico y nos encaminó hacia un modelo de desarrollo basado en valores como la educación y la tolerancia. Dice que gracias a él, hoy vivimos "al aire libre de la paz", alejados de los conflictos armados que azotan a otros países de la región. ¿Y saben qué? Tiene toda la razón, porque ver a nuestros vecinos batallar por poder es algo que nos da escalofríos, compas.
Pero no todo es color de rosa, ¿eh? Porque mientras estamos celebrando la paz, también vemos cómo la polarización política amenaza con dividirnos. Parece que algunos han olvidado que podemos tener diferentes opiniones sin necesidad de recurrir a los insultos y a la confrontación. Arias lo dejó claro: el diálogo y el respeto son fundamentales para construir una sociedad más justa y equitativa. Dijo que los resultados de la confrontación son más pobres que la negociación; pura verdad, ¿no?
Ahora bien, el buen don Óscar también nos recordó que invertir en educación es sembrar la semilla de la paz. Y aquí, señores, tenemos mucho que trabajar. No miento si les digo que todavía hay muchos niños y jóvenes que no tienen acceso a una educación de calidad. ¡Eso es una vara muy gorda que debemos corregir! Tenemos que asegurarnos de que todos tengan las mismas oportunidades de aprender y crecer, sin importar dónde nazcan o cuáles sean sus condiciones socioeconómicas.
Además, Arias enfatizó la importancia de cultivar una cultura de tolerancia y comprensión. En un mundo donde las diferencias parecen ensancharse cada vez más, necesitamos personas capaces de escuchar y respetar puntos de vista distintos al suyo. Que se acabaron esas cosas de andar etiquetando a la gente y de juzgarla por sus ideas. Ya basta de intolerancia, diay.
La celebración de estos 77 años de abolición del ejército nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido y a preguntarnos qué tipo de país queremos dejarle a las futuras generaciones. ¿Uno lleno de odio y violencia, o uno marcado por la paz, la justicia social y el progreso? La respuesta, queridos amigos, está en nuestras manos. Y aunque a veces parezca que vamos cuesta arriba, siempre hay esperanza de que podamos cambiar el rumbo.
Entonces, aquí va la pregunta pa’ encender el foro: Con todos los desafíos que enfrentamos actualmente, ¿cree usted que Costa Rica sigue siendo un faro de paz y tolerancia en el mundo, o hemos perdido de vista los valores que nos hicieron únicos? Déjeme saber su opinión, ¡quiero leerlas!