¡Aguante, pura vida! Quién iba a decir que correr 42 kilómetros por San José podría sentirse tan... chiva. Pero vaya que sí, la Gran Maratón Costa Rica dejó más que sudor y agujetas; demostró que podemos hacer eventos masivos pensando en el planeta y, encima, traerle cositas buenas al país en cuanto turismo y deporte.
Este año, la carrera no solo fue un espectáculo deportivo, sino un claro ejemplo de cómo integrar prácticas sostenibles. Imaginen la escena: miles de atletas de 27 países corriendo por nuestras calles, mostrando lo lindo que es nuestro país. ¡Un brío! Pero atrás de eso, había un esfuerzo enorme para minimizar el impacto ambiental, y vaya que lo lograron.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) se puso las pilas y montó nueve “Latidos Limpios” a lo largo del recorrido, justo donde iban los puntos de hidratación. Estos puestos estaban manejados por 28 personas que trabajaban a toda máquina para recoger y clasificar los desechos mientras los corredores pasaban. Nada de dejar botellas ni vasos tirados por doquier, ¡eso quedó en el olvido!
Y los números hablan por sí solos: recogieron más de 250 bolsas enormes llenas de basura, incluyendo cerca de 200.000 vasos de cartón, empaques de suplementos deportivos y un montón de botellas de plástico. Se levantó la mañana siguiente, y la calle amaneció limpia como si nadie hubiera pasado. ¡Eso sí es hacer las cosas bien, mi gente!
Pero la maratón no solo fue cuestión de reciclar, también sirvió como una vitrina para mostrarle al mundo qué tan bonito y diverso es Costa Rica. Además de los atletas internacionales, tuvimos representación de todas las siete provincias, lo que le dio un sabor aún más tico al evento. Muchos aprovecharon para quedarse unos días extra y explorar La Sabana y otras zonas turísticas cercanas.
Para darle un empuje extra a la promoción turística, el ICT desplegó un escuadrón de motociclistas que andaban por todo el recorrido con banderolas llamando a reciclar y a disfrutar de la ciudad. Un toque creativo que definitivamente contribuyó a crear un ambiente festivo y consciente. También creo que sirvió para recordarles a algunos que el reciclaje no es un chunche nuevo, sino una necesidad urgente.
En definitiva, la Maratón Costa Rica se transformó en un verdadero cóctel de deporte, turismo y sostenibilidad. Fue una oportunidad para demostrar que podemos organizar eventos masivos sin descuidar el medio ambiente y, a la vez, impulsar nuestra economía y proyectar una imagen positiva de Costa Rica a nivel internacional. Con el brete que tenemos acá, es importante buscar alternativas que beneficien a todos, y esto es un excelente ejemplo.
Ahora, díganme, ¿creen que iniciativas como esta podrían implementarse en otros eventos masivos en Costa Rica, como ferias, conciertos o festivales? ¿Sería posible llevar el concepto de ‘Latido Limpio’ a otro nivel, involucrando a más empresas y comunidades locales? ¿Se les ocurre alguna otra forma ingeniosa de promover la sostenibilidad en estos espacios?
Este año, la carrera no solo fue un espectáculo deportivo, sino un claro ejemplo de cómo integrar prácticas sostenibles. Imaginen la escena: miles de atletas de 27 países corriendo por nuestras calles, mostrando lo lindo que es nuestro país. ¡Un brío! Pero atrás de eso, había un esfuerzo enorme para minimizar el impacto ambiental, y vaya que lo lograron.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) se puso las pilas y montó nueve “Latidos Limpios” a lo largo del recorrido, justo donde iban los puntos de hidratación. Estos puestos estaban manejados por 28 personas que trabajaban a toda máquina para recoger y clasificar los desechos mientras los corredores pasaban. Nada de dejar botellas ni vasos tirados por doquier, ¡eso quedó en el olvido!
Y los números hablan por sí solos: recogieron más de 250 bolsas enormes llenas de basura, incluyendo cerca de 200.000 vasos de cartón, empaques de suplementos deportivos y un montón de botellas de plástico. Se levantó la mañana siguiente, y la calle amaneció limpia como si nadie hubiera pasado. ¡Eso sí es hacer las cosas bien, mi gente!
Pero la maratón no solo fue cuestión de reciclar, también sirvió como una vitrina para mostrarle al mundo qué tan bonito y diverso es Costa Rica. Además de los atletas internacionales, tuvimos representación de todas las siete provincias, lo que le dio un sabor aún más tico al evento. Muchos aprovecharon para quedarse unos días extra y explorar La Sabana y otras zonas turísticas cercanas.
Para darle un empuje extra a la promoción turística, el ICT desplegó un escuadrón de motociclistas que andaban por todo el recorrido con banderolas llamando a reciclar y a disfrutar de la ciudad. Un toque creativo que definitivamente contribuyó a crear un ambiente festivo y consciente. También creo que sirvió para recordarles a algunos que el reciclaje no es un chunche nuevo, sino una necesidad urgente.
En definitiva, la Maratón Costa Rica se transformó en un verdadero cóctel de deporte, turismo y sostenibilidad. Fue una oportunidad para demostrar que podemos organizar eventos masivos sin descuidar el medio ambiente y, a la vez, impulsar nuestra economía y proyectar una imagen positiva de Costa Rica a nivel internacional. Con el brete que tenemos acá, es importante buscar alternativas que beneficien a todos, y esto es un excelente ejemplo.
Ahora, díganme, ¿creen que iniciativas como esta podrían implementarse en otros eventos masivos en Costa Rica, como ferias, conciertos o festivales? ¿Sería posible llevar el concepto de ‘Latido Limpio’ a otro nivel, involucrando a más empresas y comunidades locales? ¿Se les ocurre alguna otra forma ingeniosa de promover la sostenibilidad en estos espacios?
