Agárrense, maes, porque el ring político entre Zapote y Cuesta de Moras está que arde y la campana acaba de sonar para otro round. De un lado, el presidente de la Asamblea, Rodrigo Arias, con la calma de quien siente que tiene el reglamento bajo el brazo. Del otro, el presi, Rodrigo Chaves, que no se guarda nada y siente que le están jugando sucio. La vara que los tiene de los pelos es, ni más ni menos, que el levantamiento de la inmunidad presidencial por el caso BCIE. Y diay, por cómo pinta el asunto, parece que esta novela va para largo.
La bronca estalló cuando Chaves, en su estilo ya conocido, tiró un filazo y acusó a Arias de “hacer lo que le da la gana” con el procedimiento. Según el mandatario, le están montando un teatrito: lo invitan a hablar media hora, sin chance de que sus abogados metan la cuchara ni de responder preguntas, y después, ¡pum!, a votar. Chaves pregunta, y con algo de razón desde su esquina, ¿dónde queda el derecho a la defensa en ese arroz con mango? Básicamente, él siente que lo están llevando al matadero sin darle chance de defenderse como Dios manda, una movida que, según él, no le harían a nadie más.
Pero ¡ojo al cristo! Porque don Rodrigo Arias no se quedó callado. Salió de la reunión de jefes de fracción y se le paró en seco a Chaves. Con una paciencia casi de maestro de escuela, le explicó que el procedimiento que se está siguiendo es el que dicta la ley, punto. La frase que soltó fue dinamita pura: “Pareciera que el presidente quisiera que le hiciéramos un traje a la medida”. ¡Tome! En buen tico, lo que Arias le dijo fue: “Mae, las reglas son estas y son para todos. Si no le gustan, qué salado, pero no las vamos a cambiar solo por usted”. Para Arias, el berrinche del presidente solo demuestra una cosa: que a Chaves la ley le estorba cuando no le sirve.
Y es que aquí está el meollo del asunto, el brete de fondo. Esto no es solo un pleito por 30 minutos más o menos de audiencia. Detrás de todo este despiche está el informe de la comisión legislativa que recomendó levantarle la inmunidad a Chaves para que la investigación del caso BCIE siga su curso en los tribunales. Esa comisión, donde estuvieron las diputadas Andrea Álvarez y Rocío Alfaro, se pasó un mes revisando el chunche, escuchando al Fiscal General, a Chaves mismo y a otros involucrados. La conclusión de ellos fue clara: hay carnita suficiente como para que la causa se eleve a juicio. Arias, por su parte, ya adelantó que confía en ese informe y que su voto será para quitar la inmunidad, aunque niega andar haciendo lobby, como insinuó el presi.
Al final del día, lo que queda es un choque de trenes monumental entre dos de las figuras más poderosas del país. Por un lado, un presidente que se siente víctima de una persecución política y un sistema que le niega una defensa justa. Por el otro, el jefe del Congreso que defiende la institucionalidad y los procedimientos a capa y espada, mandando el mensaje de que nadie, ni el mismo presidente, está por encima de la ley. Es el clásico dilema entre el poder y sus límites. La pregunta que nos queda a nosotros, los que vemos el pleito desde la gradería, es ¿quién se está jalando la torta aquí?
Ahora se las tiro a ustedes, maes del foro: ¿De qué lado mascan la iguana? ¿Tiene razón Chaves en quejarse de que el proceso es injusto y hecho a la medida para perjudicarlo, o es que don Rodrigo Arias simplemente le está poniendo un alto a un presidente que no le cuadran mucho las reglas del juego? ¡Abran debate!
La bronca estalló cuando Chaves, en su estilo ya conocido, tiró un filazo y acusó a Arias de “hacer lo que le da la gana” con el procedimiento. Según el mandatario, le están montando un teatrito: lo invitan a hablar media hora, sin chance de que sus abogados metan la cuchara ni de responder preguntas, y después, ¡pum!, a votar. Chaves pregunta, y con algo de razón desde su esquina, ¿dónde queda el derecho a la defensa en ese arroz con mango? Básicamente, él siente que lo están llevando al matadero sin darle chance de defenderse como Dios manda, una movida que, según él, no le harían a nadie más.
Pero ¡ojo al cristo! Porque don Rodrigo Arias no se quedó callado. Salió de la reunión de jefes de fracción y se le paró en seco a Chaves. Con una paciencia casi de maestro de escuela, le explicó que el procedimiento que se está siguiendo es el que dicta la ley, punto. La frase que soltó fue dinamita pura: “Pareciera que el presidente quisiera que le hiciéramos un traje a la medida”. ¡Tome! En buen tico, lo que Arias le dijo fue: “Mae, las reglas son estas y son para todos. Si no le gustan, qué salado, pero no las vamos a cambiar solo por usted”. Para Arias, el berrinche del presidente solo demuestra una cosa: que a Chaves la ley le estorba cuando no le sirve.
Y es que aquí está el meollo del asunto, el brete de fondo. Esto no es solo un pleito por 30 minutos más o menos de audiencia. Detrás de todo este despiche está el informe de la comisión legislativa que recomendó levantarle la inmunidad a Chaves para que la investigación del caso BCIE siga su curso en los tribunales. Esa comisión, donde estuvieron las diputadas Andrea Álvarez y Rocío Alfaro, se pasó un mes revisando el chunche, escuchando al Fiscal General, a Chaves mismo y a otros involucrados. La conclusión de ellos fue clara: hay carnita suficiente como para que la causa se eleve a juicio. Arias, por su parte, ya adelantó que confía en ese informe y que su voto será para quitar la inmunidad, aunque niega andar haciendo lobby, como insinuó el presi.
Al final del día, lo que queda es un choque de trenes monumental entre dos de las figuras más poderosas del país. Por un lado, un presidente que se siente víctima de una persecución política y un sistema que le niega una defensa justa. Por el otro, el jefe del Congreso que defiende la institucionalidad y los procedimientos a capa y espada, mandando el mensaje de que nadie, ni el mismo presidente, está por encima de la ley. Es el clásico dilema entre el poder y sus límites. La pregunta que nos queda a nosotros, los que vemos el pleito desde la gradería, es ¿quién se está jalando la torta aquí?
Ahora se las tiro a ustedes, maes del foro: ¿De qué lado mascan la iguana? ¿Tiene razón Chaves en quejarse de que el proceso es injusto y hecho a la medida para perjudicarlo, o es que don Rodrigo Arias simplemente le está poniendo un alto a un presidente que no le cuadran mucho las reglas del juego? ¡Abran debate!