¡Quiiiitaaap! Después de CINCO años, los cartagineses pueden respirar tranquilos (un poquito). La rotonda Taras–La Lima finalmente abrió sus puertas a todo motor, y vaya que se necesitaba. Atrás quedaron esos atascos que te hacían perder media mañana intentando salir de la Vieja Metrópoli hacia cualquier lado. El alcalde Mario Redondo andaba contento, tirándole flores a la obra y prometiendo que esto aliviará bastante la vida de la gente.
La verdad es que el tráfico en esa zona era una torta monumental. Imagínate, maes, tener que pasar media hora atascado solo para llegar a la autopista. Era peor que intentar subir al Volcán Irazú en diciembre; ¡pura pila! Redondo, en su discurso de inauguración, reconoció que la espera había sido larga y que muchos vecinos estaban hartos de tanto desfase. Hablando de desfases, el MOPT ya lanzó un comunicado explicando cómo va a funcionar la nueva rotonda, con señales claras para evitar más líos, aunque sabemos que siempre hay algún loco que no lee ni sigue las reglas. ¡Qué pena!
Pero, ojo que aquí viene el gran “pero”. Mientras celebramos este pequeño avance en la movilidad, la promesa de las presas sigue flotando en el aire como si fuera un chunche barato. Redondo lo mencionó, claro, entre dientes, diciendo que tienen la esperanza de que se terminen pronto. Esperanza, eh. Como cuando le compras un raspadito pensando que vas a ganar el premio gordo. Ese optimismo me suena a campaña política, la verdad.
Para ponerle pausa al asunto, fuentes cercanas al proyecto aseguran que todavía faltan varios meses para que las presas estén listas. Y eso no es todo, parece que hubo algunos problemas con los permisos ambientales y algunos retrasos inesperados con la llegada de materiales desde afuera. ¡Un brete! La realidad es que estos proyectos siempre terminan tomando más tiempo del esperado, y la paciencia de los cartagineses ya está al límite.
En Cartago, la gente está cansada de promesas vacías y soluciones a medias. Ya hemos visto demasiados proyectos inconclusos y planes que nunca llegan a buen término. Queremos hechos, maes, queremos ver resultados tangibles. No nos basta con rotondas bonitas si seguimos sufriendo inundaciones y problemas de abastecimiento de agua. Esto es importante, porque afecta directamente nuestro día a día.
Los comerciantes también están preocupados. Ellos saben que el turismo en la región depende en gran medida de la disponibilidad de agua y de la imagen de una ciudad moderna y eficiente. Una imagen que, lamentablemente, aún dista mucho de la realidad. Además, la incertidumbre sobre las presas también afecta a los agricultores, quienes dependen del agua para irrigar sus cultivos y mantener sus negocios a flote. ¡Terremoto!
Ahora bien, no todo es pesimismo. Algunos expertos creen que, con un poco de voluntad política y una gestión transparente, se podría acelerar el proceso y terminar las presas antes de lo previsto. Sugieren revisar los contratos con los proveedores, agilizar los trámites burocráticos y, sobre todo, priorizar este proyecto como una cuestión de seguridad nacional. Porque a fin de cuentas, el agua es vida, y garantizar el acceso al agua potable es un derecho fundamental de todos los costarricenses. El caso es que ahora tenemos que estar pendientes, vigilantes, como dice el alcalde, para que la obra se concrete con todos los requisitos de calidad.
Entonces, aquí está la pregunta, compas del Foro: ¿Ustedes creen que realmente vamos a ver las presas terminadas pronto, o será otra promesa que se irá al traste? ¿Qué medidas deberían tomar las autoridades para solucionar este problema de una vez por todas?
La verdad es que el tráfico en esa zona era una torta monumental. Imagínate, maes, tener que pasar media hora atascado solo para llegar a la autopista. Era peor que intentar subir al Volcán Irazú en diciembre; ¡pura pila! Redondo, en su discurso de inauguración, reconoció que la espera había sido larga y que muchos vecinos estaban hartos de tanto desfase. Hablando de desfases, el MOPT ya lanzó un comunicado explicando cómo va a funcionar la nueva rotonda, con señales claras para evitar más líos, aunque sabemos que siempre hay algún loco que no lee ni sigue las reglas. ¡Qué pena!
Pero, ojo que aquí viene el gran “pero”. Mientras celebramos este pequeño avance en la movilidad, la promesa de las presas sigue flotando en el aire como si fuera un chunche barato. Redondo lo mencionó, claro, entre dientes, diciendo que tienen la esperanza de que se terminen pronto. Esperanza, eh. Como cuando le compras un raspadito pensando que vas a ganar el premio gordo. Ese optimismo me suena a campaña política, la verdad.
Para ponerle pausa al asunto, fuentes cercanas al proyecto aseguran que todavía faltan varios meses para que las presas estén listas. Y eso no es todo, parece que hubo algunos problemas con los permisos ambientales y algunos retrasos inesperados con la llegada de materiales desde afuera. ¡Un brete! La realidad es que estos proyectos siempre terminan tomando más tiempo del esperado, y la paciencia de los cartagineses ya está al límite.
En Cartago, la gente está cansada de promesas vacías y soluciones a medias. Ya hemos visto demasiados proyectos inconclusos y planes que nunca llegan a buen término. Queremos hechos, maes, queremos ver resultados tangibles. No nos basta con rotondas bonitas si seguimos sufriendo inundaciones y problemas de abastecimiento de agua. Esto es importante, porque afecta directamente nuestro día a día.
Los comerciantes también están preocupados. Ellos saben que el turismo en la región depende en gran medida de la disponibilidad de agua y de la imagen de una ciudad moderna y eficiente. Una imagen que, lamentablemente, aún dista mucho de la realidad. Además, la incertidumbre sobre las presas también afecta a los agricultores, quienes dependen del agua para irrigar sus cultivos y mantener sus negocios a flote. ¡Terremoto!
Ahora bien, no todo es pesimismo. Algunos expertos creen que, con un poco de voluntad política y una gestión transparente, se podría acelerar el proceso y terminar las presas antes de lo previsto. Sugieren revisar los contratos con los proveedores, agilizar los trámites burocráticos y, sobre todo, priorizar este proyecto como una cuestión de seguridad nacional. Porque a fin de cuentas, el agua es vida, y garantizar el acceso al agua potable es un derecho fundamental de todos los costarricenses. El caso es que ahora tenemos que estar pendientes, vigilantes, como dice el alcalde, para que la obra se concrete con todos los requisitos de calidad.
Entonces, aquí está la pregunta, compas del Foro: ¿Ustedes creen que realmente vamos a ver las presas terminadas pronto, o será otra promesa que se irá al traste? ¿Qué medidas deberían tomar las autoridades para solucionar este problema de una vez por todas?