¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, viendo cómo nuestros campesinos luchan contra viento y marea. Esta vez, los arroceros de Costa Rica han decidido darle caña y hacer vigilia frente a la Asamblea Legislativa. Imagínate, pasar la noche entera ahí, con toldos y hasta tumbacocos, esperando que los diputados se espabilen y hagan algo por salvar el cultivo.
La bronca viene de lejos, mae. Desde que entró en vigor la llamada “Ruta del Arroz”, donde bajaron los aranceles de importación, el negocio para los productores nacionales se fue al traste. Prometieron que bajarían los precios para el consumidor final, ¡pero qué tontería!, porque los precios ni se movieron. Al contrario, ahora los importadores se llenan los bolsillos mientras los arroceros se van directo al agujero.
Y ahora surge la esperanza, con el proyecto del Fonarroz. Un fondo que se nutriría de un pequeño aporte, unos 25 centavos por cada tonelada de arroz nacional y un poco más para el importado. La idea es tener dinero para subsidiar la producción, porque, ¡mi clave!, la cantidad de tierras sembradas, el grano cosechado y la gente que trabaja en eso, todo ha ido bajando como regla. Parece que el gobierno está más interesado en complacer a sus amigos importadores que en apoyar a los que realmente producen la comida en nuestro país.
Pero, ¡hay que darle crédito!, el proyecto llegó al Plenario y tenía prioridad. Pero acá está el problema: un montón de mociones. ¡Un chiste!, 138 mociones presentadas por algunos diputados, principalmente el de Gobierno, Alexander Barrantes. Este señor, aparte de estar metido en un brete con un parqueo, parece que le gusta frenar cualquier iniciativa que beneficie al sector agrícola. Daniela Rojas, socialcristiana, también puso varias piedras en el camino, complicando aún más las cosas. Pocas mociones aprobadas, mucho parloteo... ¡qué desmadre!
Luis Gerardo Correa, productor de arroz de Liberia y fiscal de la Corporación Arrocera Nacional, me dijo textualmente: 'Nos bajaron los aranceles y nos tienen en la ruina'. Y vaya si se le nota la frustración. Dice que el gobierno está favoreciendo a los importadores para pagarles el cariño porque les financiaron campaña. ¡Una barbaridad!, porque así se elimina la producción nacional. Él llama a todos los sectores agrícolas a unirse, porque la crisis no discrimina y afecta a todos los que trabajamos la tierra.
La realidad es clara: la producción de arroz se está desplomando. Antes teníamos 35 mil hectáreas sembradas, ahora apenas quedan 14 mil. Las toneladas cosechadas pasaron de 153 mil a 60 mil. Y las importaciones, ¡sorpresa!, se dispararon de 151 mil toneladas a 307 mil. Todo eso se traduce en millones de dólares que salen del país, alimentando los negocios de unos pocos privilegiados. Esto, claramente, tiene un sabor muy salado.
Algunos dicen que la culpa es del clima, pero Correa y muchos otros productores aseguran que hay mucho más detrás de la historia. Señalan que el Banco Central ha reconocido el impacto del tipo de cambio, pero creen que el favoritismo hacia los importadores es la verdadera razón de tanta calamidad. Parece que el gobierno prefiere importar alimentos a apoyar a sus propios campesinos. ¡Imagínatelo!, en lugar de comprarle al tico, le compra al chino… ¡un chancho al año!
Con todo esto, los arroceros decidieron levantar la voz y acampar frente a la Asamblea. Esperan que los diputados despierten del letargo y empiecen a trabajar por el bien del país. Esperemos que esta protesta sirva para que alguien escuche el clamor de estos hombres y mujeres que día a día se esfuerzan por alimentar a nuestra nación. ¿Será posible ver un verdadero apoyo al sector agrícola en Costa Rica o seguiremos viendo cómo la producción nacional se va al garete?
La bronca viene de lejos, mae. Desde que entró en vigor la llamada “Ruta del Arroz”, donde bajaron los aranceles de importación, el negocio para los productores nacionales se fue al traste. Prometieron que bajarían los precios para el consumidor final, ¡pero qué tontería!, porque los precios ni se movieron. Al contrario, ahora los importadores se llenan los bolsillos mientras los arroceros se van directo al agujero.
Y ahora surge la esperanza, con el proyecto del Fonarroz. Un fondo que se nutriría de un pequeño aporte, unos 25 centavos por cada tonelada de arroz nacional y un poco más para el importado. La idea es tener dinero para subsidiar la producción, porque, ¡mi clave!, la cantidad de tierras sembradas, el grano cosechado y la gente que trabaja en eso, todo ha ido bajando como regla. Parece que el gobierno está más interesado en complacer a sus amigos importadores que en apoyar a los que realmente producen la comida en nuestro país.
Pero, ¡hay que darle crédito!, el proyecto llegó al Plenario y tenía prioridad. Pero acá está el problema: un montón de mociones. ¡Un chiste!, 138 mociones presentadas por algunos diputados, principalmente el de Gobierno, Alexander Barrantes. Este señor, aparte de estar metido en un brete con un parqueo, parece que le gusta frenar cualquier iniciativa que beneficie al sector agrícola. Daniela Rojas, socialcristiana, también puso varias piedras en el camino, complicando aún más las cosas. Pocas mociones aprobadas, mucho parloteo... ¡qué desmadre!
Luis Gerardo Correa, productor de arroz de Liberia y fiscal de la Corporación Arrocera Nacional, me dijo textualmente: 'Nos bajaron los aranceles y nos tienen en la ruina'. Y vaya si se le nota la frustración. Dice que el gobierno está favoreciendo a los importadores para pagarles el cariño porque les financiaron campaña. ¡Una barbaridad!, porque así se elimina la producción nacional. Él llama a todos los sectores agrícolas a unirse, porque la crisis no discrimina y afecta a todos los que trabajamos la tierra.
La realidad es clara: la producción de arroz se está desplomando. Antes teníamos 35 mil hectáreas sembradas, ahora apenas quedan 14 mil. Las toneladas cosechadas pasaron de 153 mil a 60 mil. Y las importaciones, ¡sorpresa!, se dispararon de 151 mil toneladas a 307 mil. Todo eso se traduce en millones de dólares que salen del país, alimentando los negocios de unos pocos privilegiados. Esto, claramente, tiene un sabor muy salado.
Algunos dicen que la culpa es del clima, pero Correa y muchos otros productores aseguran que hay mucho más detrás de la historia. Señalan que el Banco Central ha reconocido el impacto del tipo de cambio, pero creen que el favoritismo hacia los importadores es la verdadera razón de tanta calamidad. Parece que el gobierno prefiere importar alimentos a apoyar a sus propios campesinos. ¡Imagínatelo!, en lugar de comprarle al tico, le compra al chino… ¡un chancho al año!
Con todo esto, los arroceros decidieron levantar la voz y acampar frente a la Asamblea. Esperan que los diputados despierten del letargo y empiecen a trabajar por el bien del país. Esperemos que esta protesta sirva para que alguien escuche el clamor de estos hombres y mujeres que día a día se esfuerzan por alimentar a nuestra nación. ¿Será posible ver un verdadero apoyo al sector agrícola en Costa Rica o seguiremos viendo cómo la producción nacional se va al garete?
