¡Ay, Dios mío! La vida del pasajero de autobús en Costa Rica se ha convertido en una verdadera torta últimamente. Denuncias a diestra y siniestra, retrasos eternos y hasta problemas con el changuito, parece que el sistema de transporte público está dando tumbos como nevero en estera. Pero, ¿a quién le echarle la culpa?
La Cámara Nacional de Transportes (Canatrans) salió al frente con una explicación que, aunque tiene su lógica, no deja de ser un bronca pa’l llano. Según Silvia Bolaños, presidenta ejecutiva de Canatrans, gran parte de los problemas radican en la congestión vehicular que azota nuestras carreteras. Imaginen, mae, autobuses avanzando a paso de tortuga, apenas seis kilómetros por hora en las horas pico. ¡Eso sí es un brete!
Y no solo eso, señores. Resulta que incluso la Aresep, la mismísima, reconoció en un estudio sobre rutas abandonadas que el mal estado de las vías ha obligado a varias empresas a tirar la toalla. Las unidades se dañan rapidito y los mantenimientos salen por las nubes, contribuyendo a este panorama chungo. Parece que el polvo y los baches nos están cobrando caro.
Ahora bien, si bien existen 117 denuncias contra operadores y otras 1,260 quejas ante Aresep y el Consejo de Transporte Público (CTP), Bolaños argumenta que, considerando las más de 320 millones de movilizaciones anuales, estas quejas representan un porcentaje ínfimo. Claro, claro... pero a uno le afecta igual cuando llega tarde al trabajo por culpa del bus, ¿verdad? No se puede minimizar la frustración del usuario, ¡diay!
Para Bolaños, lo ideal sería crear condiciones especiales para el transporte público en carretera. Que el bus tenga prioridad, carriles exclusivos, algo que le facilite la vida. Porque competir con los carros particulares en medio de un atasco es como llevar una piedra al río, simplemente imposible. Ese es el verdadero problema de fondo, según ellos, un asunto estructural que le cuesta al país cerca del 4% del PIB. ¡Una cifra salada!
Además, la eliminación de las monedas de cinco y diez colones por parte del Banco Central ha complicado aún más las cosas. Ahora, devolver el cambio se ha vuelto un chunche difícil, generando demoras y malos momentos tanto para conductores como para pasajeros. El 60% de la gente todavía usa efectivo, así que el pago electrónico, aunque útil, no soluciona el problema completo. ¡Qué lío!
Muchos expertos han señalado que, más allá de los operadores individuales, la raíz del problema reside en la infraestructura deficiente y la falta de planificación urbana. Se necesita una visión a largo plazo, inversiones estratégicas y políticas públicas que fomenten el uso del transporte público y faciliten su operatividad. Dejarlo todo así no va a funcionar, tenemos que ponerle empeño si queremos evitar que el sistema se vaya al traste.
Entonces, con todo este escenario, me pregunto: ¿Cuál es la solución a largo plazo para mejorar el transporte público en Costa Rica? ¿Deberíamos invertir más en infraestructura vial, promover el uso de vehículos eléctricos o implementar medidas para priorizar el transporte público en las ciudades? ¡Compartan sus ideas en los comentarios!
La Cámara Nacional de Transportes (Canatrans) salió al frente con una explicación que, aunque tiene su lógica, no deja de ser un bronca pa’l llano. Según Silvia Bolaños, presidenta ejecutiva de Canatrans, gran parte de los problemas radican en la congestión vehicular que azota nuestras carreteras. Imaginen, mae, autobuses avanzando a paso de tortuga, apenas seis kilómetros por hora en las horas pico. ¡Eso sí es un brete!
Y no solo eso, señores. Resulta que incluso la Aresep, la mismísima, reconoció en un estudio sobre rutas abandonadas que el mal estado de las vías ha obligado a varias empresas a tirar la toalla. Las unidades se dañan rapidito y los mantenimientos salen por las nubes, contribuyendo a este panorama chungo. Parece que el polvo y los baches nos están cobrando caro.
Ahora bien, si bien existen 117 denuncias contra operadores y otras 1,260 quejas ante Aresep y el Consejo de Transporte Público (CTP), Bolaños argumenta que, considerando las más de 320 millones de movilizaciones anuales, estas quejas representan un porcentaje ínfimo. Claro, claro... pero a uno le afecta igual cuando llega tarde al trabajo por culpa del bus, ¿verdad? No se puede minimizar la frustración del usuario, ¡diay!
Para Bolaños, lo ideal sería crear condiciones especiales para el transporte público en carretera. Que el bus tenga prioridad, carriles exclusivos, algo que le facilite la vida. Porque competir con los carros particulares en medio de un atasco es como llevar una piedra al río, simplemente imposible. Ese es el verdadero problema de fondo, según ellos, un asunto estructural que le cuesta al país cerca del 4% del PIB. ¡Una cifra salada!
Además, la eliminación de las monedas de cinco y diez colones por parte del Banco Central ha complicado aún más las cosas. Ahora, devolver el cambio se ha vuelto un chunche difícil, generando demoras y malos momentos tanto para conductores como para pasajeros. El 60% de la gente todavía usa efectivo, así que el pago electrónico, aunque útil, no soluciona el problema completo. ¡Qué lío!
Muchos expertos han señalado que, más allá de los operadores individuales, la raíz del problema reside en la infraestructura deficiente y la falta de planificación urbana. Se necesita una visión a largo plazo, inversiones estratégicas y políticas públicas que fomenten el uso del transporte público y faciliten su operatividad. Dejarlo todo así no va a funcionar, tenemos que ponerle empeño si queremos evitar que el sistema se vaya al traste.
Entonces, con todo este escenario, me pregunto: ¿Cuál es la solución a largo plazo para mejorar el transporte público en Costa Rica? ¿Deberíamos invertir más en infraestructura vial, promover el uso de vehículos eléctricos o implementar medidas para priorizar el transporte público en las ciudades? ¡Compartan sus ideas en los comentarios!