¡Ay, Dios mío! Se armó un brete en Aviación Civil, mael. El subdirector, Luis Diego Saborío, echó balones fuera y renunció, justo cuando encima sale la bomba de que nos reprobaron en una evaluación de seguridad aérea de la OACI. ¡Qué carga de situación!
Según el MOPT, Saborío presentó su renuncia el lunes pasado, alegando motivos de salud. Pero bueno, nadie se cree esas excusas facilotas, diay. Justo cuando estaban saliendo rumores de su posible dimisión y después de que el Observador haya sacado a relucir que Costa Rica no pasó el examen de seguridad aérea con una nota paupérrima –solo 61.58, cuando el mínimo es 75–, el tipo decide echar toda la papa. Parece novela, ¿verdad?
La OACI, la organización mundial que vela porque estemos bien seguros volando, nos puso en el ojo. Con ese puntaje, estamos casi en terreno de juego peligroso, varas. Imagínate, ahora cualquier aerolínea va a pensar dos veces antes de volar por acá. Esto puede afectar el turismo, la economía... ¡todo!
Y pa’ rematarlo, los altos mandamientos del gobierno andan como espantas. El ministro Zeledón cortó una llamada cuando le preguntamos directamente, el ministro Rodríguez dijo que no era su papel opinar, y el director de Aviación Civil, Marcos Castillo, simplemente se escondió detrás de su encargada de comunicación. ¿Será que tienen miedo de qué vaya a salir a la luz?
En su perfil de LinkedIn, Saborío se vendía como el responsable de todo lo técnico y administrativo de la Autoridad Aeronáutica. Supervisaba el cumplimiento de normas internacionales, lideraba proyectos de modernización… ¡Pero si parece que no cumplió con lo básico! Ahora resulta que todo estaba saliendo torcido y prefirió correr antes de que lo agarraran con la guardia baja.
Lo peor de todo es que esto no es una novedad. Llevábamos tiempo con problemas en la gestión de Aviación Civil, y parece que nadie quería hacer nada al respecto. Siempre con parches y soluciones a medias, hasta que la OACI nos dio su golpe de autoridad. Y ahora, ¿quién nos va a salvar de este embrollo?
Este caso pone en tela de juicio la transparencia y la eficiencia de nuestros funcionarios públicos. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que estos despistes pongan en riesgo nuestra seguridad y nuestro futuro económico? Este es un llamado de atención a todos los involucrados, desde el Presidente de la República hasta el último empleado de Aviación Civil.
Con este panorama tan complicado, me pregunto: ¿Cómo crees tú que podemos recuperar la confianza de la comunidad internacional en cuanto a la seguridad aérea en Costa Rica, y qué medidas urgentes deberían tomarse para evitar que esto vuelva a suceder? ¡Déjame tu opinión en el foro!
Según el MOPT, Saborío presentó su renuncia el lunes pasado, alegando motivos de salud. Pero bueno, nadie se cree esas excusas facilotas, diay. Justo cuando estaban saliendo rumores de su posible dimisión y después de que el Observador haya sacado a relucir que Costa Rica no pasó el examen de seguridad aérea con una nota paupérrima –solo 61.58, cuando el mínimo es 75–, el tipo decide echar toda la papa. Parece novela, ¿verdad?
La OACI, la organización mundial que vela porque estemos bien seguros volando, nos puso en el ojo. Con ese puntaje, estamos casi en terreno de juego peligroso, varas. Imagínate, ahora cualquier aerolínea va a pensar dos veces antes de volar por acá. Esto puede afectar el turismo, la economía... ¡todo!
Y pa’ rematarlo, los altos mandamientos del gobierno andan como espantas. El ministro Zeledón cortó una llamada cuando le preguntamos directamente, el ministro Rodríguez dijo que no era su papel opinar, y el director de Aviación Civil, Marcos Castillo, simplemente se escondió detrás de su encargada de comunicación. ¿Será que tienen miedo de qué vaya a salir a la luz?
En su perfil de LinkedIn, Saborío se vendía como el responsable de todo lo técnico y administrativo de la Autoridad Aeronáutica. Supervisaba el cumplimiento de normas internacionales, lideraba proyectos de modernización… ¡Pero si parece que no cumplió con lo básico! Ahora resulta que todo estaba saliendo torcido y prefirió correr antes de que lo agarraran con la guardia baja.
Lo peor de todo es que esto no es una novedad. Llevábamos tiempo con problemas en la gestión de Aviación Civil, y parece que nadie quería hacer nada al respecto. Siempre con parches y soluciones a medias, hasta que la OACI nos dio su golpe de autoridad. Y ahora, ¿quién nos va a salvar de este embrollo?
Este caso pone en tela de juicio la transparencia y la eficiencia de nuestros funcionarios públicos. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que estos despistes pongan en riesgo nuestra seguridad y nuestro futuro económico? Este es un llamado de atención a todos los involucrados, desde el Presidente de la República hasta el último empleado de Aviación Civil.
Con este panorama tan complicado, me pregunto: ¿Cómo crees tú que podemos recuperar la confianza de la comunidad internacional en cuanto a la seguridad aérea en Costa Rica, y qué medidas urgentes deberían tomarse para evitar que esto vuelva a suceder? ¡Déjame tu opinión en el foro!