¡Ay, Dios mío! Tremendo susto se llevó la gente de Bagazés el domingue pasado. Una avioneta, ahí tirada en medio de una finca, ¡qué figura! Las autoridades andaban revoloteando como moscas a miel; policías de todos lados –Servicio de Vigilancia Aérea, Fronteras, Guardacostas, hasta la Fuerza Pública– llegaron al sitio corriendo.
Al parecer, la cosa pasó porque la aeronave, un avión monomotor bien chinchorrero, se estrella’ directo contra unos cables de electricidad de alta tensión. ¡Imagínate el apagón! Varias colonias se quedaron a oscuras y el ICE tuvo que meterle mano urgente para recuperar el servicio. Un brete, diay, para esos señores del ICE.
Lo primero que te preguntas, claro, es: ¿quiénes iban adentro? Pues resulta que, aunque había pichingas llenas de combustible, no encontraron ni rastro de drogas. Eso aliviana un poco la cosa, pero también abre un montón de interrogantes. ¿De dónde venían? ¿A dónde se dirigían? Con tanta avioneta dando vueltas por acá, uno se pregunta si esto es pura coincidencia o hay algo más detrás.
Después del choque, el Servicio de Vigilancia Aérea y la Policía de Fronteras hicieron unos vuelos y búsquedas por toda la zona montañosa alrededor de la finca. Estuvieron rastreando como canes sabuesos, tratando de localizar a los pilotos o pasajeros, pero nada. Parece que desaparecieron como humo.
Y ahora viene la parte que da más que hablar. La Fiscalía, en su sabiduría, decidió que lo mejor era destruir la avioneta directamente. Dicen que el Ministerio de Seguridad Pública va a encargarse de eso en las próximas horas. ¡Un tiro limpio, pa’ que no sirva para otra cosa! Pero me pregunto, ¿no sería mejor investigar a fondo primero? ¿Quién sabe qué pistas podrían haber quedado dentro de la nave?
La policía sigue cuidando el sitio como perro guardián, esperando algún indicio que les lleve a identificar a los responsables de este incidente. Hasta ahora, todo está en silencio, envuelto en misterio. Uno no sabe si sentirse aliviado porque no hubo víctimas mortales o preocupado por la seguridad aérea en nuestro país.
Este tipo de incidentes nos recuerdan que necesitamos tener más control sobre quién anda volando por nuestros cielos, ¿no creen? Ya hemos visto demasiadas avionetas sospechosas apareciendo por estas partes, trayendo consigo problemas de todo tipo. Hay que ponerle lomo fresco a esta vaina, mae, para evitar que se repita.
En fin, un caso extraño, que invita a pensar. ¿Será un simple accidente, producto de fallas mecánicas o de errores humanos? ¿O estamos ante un intento frustrado de contrabando o alguna actividad ilícita? ¡Uy, qué vara! Ahora, díganme ustedes, ¿creen que vamos a saber alguna vez la verdad detrás de este siniestro o será un misterio eterno?
Al parecer, la cosa pasó porque la aeronave, un avión monomotor bien chinchorrero, se estrella’ directo contra unos cables de electricidad de alta tensión. ¡Imagínate el apagón! Varias colonias se quedaron a oscuras y el ICE tuvo que meterle mano urgente para recuperar el servicio. Un brete, diay, para esos señores del ICE.
Lo primero que te preguntas, claro, es: ¿quiénes iban adentro? Pues resulta que, aunque había pichingas llenas de combustible, no encontraron ni rastro de drogas. Eso aliviana un poco la cosa, pero también abre un montón de interrogantes. ¿De dónde venían? ¿A dónde se dirigían? Con tanta avioneta dando vueltas por acá, uno se pregunta si esto es pura coincidencia o hay algo más detrás.
Después del choque, el Servicio de Vigilancia Aérea y la Policía de Fronteras hicieron unos vuelos y búsquedas por toda la zona montañosa alrededor de la finca. Estuvieron rastreando como canes sabuesos, tratando de localizar a los pilotos o pasajeros, pero nada. Parece que desaparecieron como humo.
Y ahora viene la parte que da más que hablar. La Fiscalía, en su sabiduría, decidió que lo mejor era destruir la avioneta directamente. Dicen que el Ministerio de Seguridad Pública va a encargarse de eso en las próximas horas. ¡Un tiro limpio, pa’ que no sirva para otra cosa! Pero me pregunto, ¿no sería mejor investigar a fondo primero? ¿Quién sabe qué pistas podrían haber quedado dentro de la nave?
La policía sigue cuidando el sitio como perro guardián, esperando algún indicio que les lleve a identificar a los responsables de este incidente. Hasta ahora, todo está en silencio, envuelto en misterio. Uno no sabe si sentirse aliviado porque no hubo víctimas mortales o preocupado por la seguridad aérea en nuestro país.
Este tipo de incidentes nos recuerdan que necesitamos tener más control sobre quién anda volando por nuestros cielos, ¿no creen? Ya hemos visto demasiadas avionetas sospechosas apareciendo por estas partes, trayendo consigo problemas de todo tipo. Hay que ponerle lomo fresco a esta vaina, mae, para evitar que se repita.
En fin, un caso extraño, que invita a pensar. ¿Será un simple accidente, producto de fallas mecánicas o de errores humanos? ¿O estamos ante un intento frustrado de contrabando o alguna actividad ilícita? ¡Uy, qué vara! Ahora, díganme ustedes, ¿creen que vamos a saber alguna vez la verdad detrás de este siniestro o será un misterio eterno?
