¡Qué despache nos cayó encima, pura vida! El Ministerio de Salud prendió todas las alarmas porque esos caracoles gigantes africanos, esos chunches enormes que pareciera sacados de una película de terror, andan sueltos en varias zonas residenciales del país. Ya saben, esas varas donde uno vive tranquilo, disfrutando del clima, y ahora tenemos que estar pendiente de estos bichos babosos.
La movida empezó hace ratito, allá por el 2021 en Liberia, Guanacaste, donde echaron a perder el jacó con esa aparición inesperada. Según dicen, estos caracoles son unos de los invasores más molestos del mundo entero, llegándose a medir hasta 20 centímetros de largo. Imagínate, ¡más grande que mi mano! Y lo peor es que se reproducen como conejos y se adaptan a cualquier ambiente. Así que si tienen un jardín, un patio o aunque sea unas macetas, revísenlo bien porque podrían tener visitas indeseadas.
Pero ojo, que la cosa no es solamente daño a las plantas y al medio ambiente. Estos caracoles también representan un peligro para nuestra salud. Pueden llevar parásitos y bacterias chungas que te pueden pasar si los tocas directamente o si te da la tentación de meterte la mano en la boca después de haberlos manipulado. ¡Por favor, no sean mamarrachos, eviten ese contacto! Laven sus manitas con agua y jabón, porfa.
El MAG, haciendo lo que puede, ha puesto algunas recomendaciones claras. Lo primero, no jueguen con ellos, ni siquiera piensen en usarlos como mascota o carnada de pesca. ¡Son pura sal! Segundo, si los encuentran, no los tiren a la basura ni los aplasten. Eso solo empeora la situación. Lo ideal es manejarlos con guantes y cubrebocas, ponerlos en una bolsa sellada y reportar el hallazgo al SFE. Ahí les dan el brete y van a recogerlos. Si no, se van a extender por toda la geografía nacional y va a ser un diay sacaríamos los carros de las calles.
Y hablando de reporte, ahí les dejo los datos del SFE: pueden llamar al 2549-3400 o visitar su página web www.sfe.go.cr. Indiquen dónde encontraron al caracol, denles un número de teléfono para contactarlos y mándenles una foto. Así se aseguran de que sepan exactamente qué tipo de animal han encontrado y cómo actuar. Es importante que registren también el lugar exacto donde estaban los maeses escurridizos.
Ahora, claro, hay quienes dirán que esto es exagerado, que un par de caracoles no van a hacer tanto daño. Pero créanme, estos animales pueden causar estragos en nuestros cultivos y en nuestro ecosistema. Además, como mencioné antes, representan un riesgo para la salud. Entonces, mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Las autoridades ya están tomando cartas en el asunto, coordinando esfuerzos entre el Ministerio de Salud y el MAG. Están tratando de controlar la propagación de estos invasores y proteger nuestra comunidad. Pero necesitamos la colaboración de todos. Cada uno de nosotros puede hacer algo para ayudar a detener este problema. No confíen en que otros resuelvan el problema. Participemos activamente en mantener nuestras comunidades sanas y seguras.
En fin, parece que tendremos que aprender a vivir con estos visitantes inesperados. Pero mientras tanto, mantengan los ojos abiertos, revisen sus jardines y reporten cualquier avistamiento sospechoso. ¿Ustedes creen que el gobierno debería invertir más recursos en campañas de educación pública para concienciar a la población sobre este problema? O quizás deberíamos considerar seriamente prohibir la importación de especies exóticas para evitar futuras invasiones?
La movida empezó hace ratito, allá por el 2021 en Liberia, Guanacaste, donde echaron a perder el jacó con esa aparición inesperada. Según dicen, estos caracoles son unos de los invasores más molestos del mundo entero, llegándose a medir hasta 20 centímetros de largo. Imagínate, ¡más grande que mi mano! Y lo peor es que se reproducen como conejos y se adaptan a cualquier ambiente. Así que si tienen un jardín, un patio o aunque sea unas macetas, revísenlo bien porque podrían tener visitas indeseadas.
Pero ojo, que la cosa no es solamente daño a las plantas y al medio ambiente. Estos caracoles también representan un peligro para nuestra salud. Pueden llevar parásitos y bacterias chungas que te pueden pasar si los tocas directamente o si te da la tentación de meterte la mano en la boca después de haberlos manipulado. ¡Por favor, no sean mamarrachos, eviten ese contacto! Laven sus manitas con agua y jabón, porfa.
El MAG, haciendo lo que puede, ha puesto algunas recomendaciones claras. Lo primero, no jueguen con ellos, ni siquiera piensen en usarlos como mascota o carnada de pesca. ¡Son pura sal! Segundo, si los encuentran, no los tiren a la basura ni los aplasten. Eso solo empeora la situación. Lo ideal es manejarlos con guantes y cubrebocas, ponerlos en una bolsa sellada y reportar el hallazgo al SFE. Ahí les dan el brete y van a recogerlos. Si no, se van a extender por toda la geografía nacional y va a ser un diay sacaríamos los carros de las calles.
Y hablando de reporte, ahí les dejo los datos del SFE: pueden llamar al 2549-3400 o visitar su página web www.sfe.go.cr. Indiquen dónde encontraron al caracol, denles un número de teléfono para contactarlos y mándenles una foto. Así se aseguran de que sepan exactamente qué tipo de animal han encontrado y cómo actuar. Es importante que registren también el lugar exacto donde estaban los maeses escurridizos.
Ahora, claro, hay quienes dirán que esto es exagerado, que un par de caracoles no van a hacer tanto daño. Pero créanme, estos animales pueden causar estragos en nuestros cultivos y en nuestro ecosistema. Además, como mencioné antes, representan un riesgo para la salud. Entonces, mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Las autoridades ya están tomando cartas en el asunto, coordinando esfuerzos entre el Ministerio de Salud y el MAG. Están tratando de controlar la propagación de estos invasores y proteger nuestra comunidad. Pero necesitamos la colaboración de todos. Cada uno de nosotros puede hacer algo para ayudar a detener este problema. No confíen en que otros resuelvan el problema. Participemos activamente en mantener nuestras comunidades sanas y seguras.
En fin, parece que tendremos que aprender a vivir con estos visitantes inesperados. Pero mientras tanto, mantengan los ojos abiertos, revisen sus jardines y reporten cualquier avistamiento sospechoso. ¿Ustedes creen que el gobierno debería invertir más recursos en campañas de educación pública para concienciar a la población sobre este problema? O quizás deberíamos considerar seriamente prohibir la importación de especies exóticas para evitar futuras invasiones?
