¡Pero qué vaina, pura! La Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) salió con un rollo que nos puede afectar a todos los bolsillos, mángula. Resulta que andan quejándose del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) porque parece que quieren meterle mano a nuestras facturas de electricidad el año que viene. Dicen que tienen planes bien ambiciosos que pueden salir caro, y eso a nadie le cae nada bien, ¿verdad?
Según la CICR, el ICE anda pensando en gastar un dineral para el próximo año, incluyendo la creación de 91 nuevos empleos en los sistemas de generación y distribución. Imagínate, unos ¢2.725 millones adicionales solamente ahí. Además, encontraron otras cositas raras en sus cuentas, como incrementos en gastos administrativos, costos comerciales y hasta en el reconocimiento de la depreciación. Un brete, vamos.
Y no es broma, porque el ICE ya pidió permiso a la Aresep –ustedes saben, la autoridad que regula estos temas– para subir las tarifas. ¡Un 50,46% para el sistema de generación!, ¡un 23,16% para el de transmisión! y ¡un 25,23% para nosotros, los consumidores finales! Eso sí que duele, mi pana, especialmente cuando ya estamos aguantando el tipo con el tipo de cambio, los impuestos y la infraestructura que parece salida de los ’80.
Por supuesto, siempre hay una pequeña esperanza. Parece ser que el llamado Costo Variable de Generación (CVG) podría bajar un poco las cosas, gracias a que quizás baje el precio de los combustibles y otros materiales que usan para generar la energía. Pero la CICR está insistiendo en que no podemos permitirnos esos aumentos en los gastos operativos, especialmente cuando ya estamos batallando para mantenernos a flote.
Sergio Capón, el presidente de la CICR, no se anduvo con rodeos: “El sector productivo no soporta más presiones sobre su competitividad,” dijo con toda la razón. Remarcó que ya tenemos suficientes problemas con el tipo de cambio, los aranceles, las altas cargas sociales y esas carreteras que parecen pistas de carreras improvisadas. ¡Qué torta! Ya encima quieren quitarnos más plata de la billetera.
La CICR, siendo conscientes de que el bolsillo del tico es limitado, ha estado apoyando el prorrateo de las tarifas durante años. Lo que significa que prefieren pequeños ajustes graduales en lugar de aumentos repentinos y brutales que te dejan sin aliento. Porque así, poquito a poco, uno se va adaptando, aunque siga sintiendo el pinchazo en el bolsillo.
Lo que realmente preocupa a la CICR es que la Aresep revise con lupa la solicitud del ICE y no apruebe esos “aumentos desproporcionados” ni gastos que no tengan nada que ver con mejorar el servicio eléctrico. Que no se aprovechen de nosotros, diay, necesitamos que nos pongan atención.
En fin, parece que la pelea entre el ICE y la CICR va a seguir dando mucho de qué hablar. Esperemos que la Aresep haga bien su trabajo y proteja nuestros bolsillos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la Aresep realmente tendrá el valor de decirle 'no' al ICE, o cederá ante la presión y nos tocará pagarla en la factura de la luz?
Según la CICR, el ICE anda pensando en gastar un dineral para el próximo año, incluyendo la creación de 91 nuevos empleos en los sistemas de generación y distribución. Imagínate, unos ¢2.725 millones adicionales solamente ahí. Además, encontraron otras cositas raras en sus cuentas, como incrementos en gastos administrativos, costos comerciales y hasta en el reconocimiento de la depreciación. Un brete, vamos.
Y no es broma, porque el ICE ya pidió permiso a la Aresep –ustedes saben, la autoridad que regula estos temas– para subir las tarifas. ¡Un 50,46% para el sistema de generación!, ¡un 23,16% para el de transmisión! y ¡un 25,23% para nosotros, los consumidores finales! Eso sí que duele, mi pana, especialmente cuando ya estamos aguantando el tipo con el tipo de cambio, los impuestos y la infraestructura que parece salida de los ’80.
Por supuesto, siempre hay una pequeña esperanza. Parece ser que el llamado Costo Variable de Generación (CVG) podría bajar un poco las cosas, gracias a que quizás baje el precio de los combustibles y otros materiales que usan para generar la energía. Pero la CICR está insistiendo en que no podemos permitirnos esos aumentos en los gastos operativos, especialmente cuando ya estamos batallando para mantenernos a flote.
Sergio Capón, el presidente de la CICR, no se anduvo con rodeos: “El sector productivo no soporta más presiones sobre su competitividad,” dijo con toda la razón. Remarcó que ya tenemos suficientes problemas con el tipo de cambio, los aranceles, las altas cargas sociales y esas carreteras que parecen pistas de carreras improvisadas. ¡Qué torta! Ya encima quieren quitarnos más plata de la billetera.
La CICR, siendo conscientes de que el bolsillo del tico es limitado, ha estado apoyando el prorrateo de las tarifas durante años. Lo que significa que prefieren pequeños ajustes graduales en lugar de aumentos repentinos y brutales que te dejan sin aliento. Porque así, poquito a poco, uno se va adaptando, aunque siga sintiendo el pinchazo en el bolsillo.
Lo que realmente preocupa a la CICR es que la Aresep revise con lupa la solicitud del ICE y no apruebe esos “aumentos desproporcionados” ni gastos que no tengan nada que ver con mejorar el servicio eléctrico. Que no se aprovechen de nosotros, diay, necesitamos que nos pongan atención.
En fin, parece que la pelea entre el ICE y la CICR va a seguir dando mucho de qué hablar. Esperemos que la Aresep haga bien su trabajo y proteja nuestros bolsillos. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la Aresep realmente tendrá el valor de decirle 'no' al ICE, o cederá ante la presión y nos tocará pagarla en la factura de la luz?
