¡Aguante, pura vida! Ya estamos casi en diciembre y parece que el tipo de cambio no quiere darnos un respiro. Este miércoles, nos pegó otro cosito y cerró en unos preocupantes ¢490,17 frente al dólar americano. Si esto sigue así, vamos a tener que empezar a vender café a precio de oro para poder pagar las cuentas, diay.
Según los números fríos del Banco Central, esto representa una bajada de ¢1,21 con respecto al martes, donde el cambio estaba en ¢491,38. No es un mundo, pero tampoco es poco. Esto afecta a todos, desde el que importa comida hasta el que quiere comprarse un chunche nuevo. Imagínate, ir al mercado ya es una aventura porque los precios van subiendo como espuma. ¡Y eso que todavía faltan las fiestas!
Durante la sesión del día de hoy en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), se movieron alrededor de 111 millones de dólares. Un brete de plata cambiando de manos mientras nosotros acá nos preguntamos cómo vamos a llegar a fin de año. Es una vara difícil, nadie lo niega, y la economía mundial no precisamente está ayudándonos a ponerle parche.
Muchos economistas dicen que esto se debe a varias cosas: el crecimiento lento de la economía global, la incertidumbre política en otros países y, claro, nuestra propia situación interna. No es excusa, pero hay que entender qué está pasando para ver si podemos hacer algo al respecto. Algunos sugieren buscar nuevos mercados, fortalecer la producción nacional y controlar el gasto público... ¡Qué carga de responsabilidades tienen estos señores!
Lo cierto es que el impacto se siente en el bolsillo de todos los costarricenses. Las importaciones se encarecen, lo cual repercute en los precios finales de muchos productos que consumimos diariamente. Desde la gasolina hasta los medicamentos, pasando por los electrodomésticos, todo se vuelve más caro. Uno se pregunta si pronto tendremos que empezar a comer solo raíces y plátanos… ¡Menos mal que tenemos gallinas!
El gobierno ha prometido tomar medidas para estabilizar la moneda, pero algunos analistas dudan de su efectividad. Dicen que las recetas viejas no funcionan en tiempos nuevos y que necesitamos soluciones creativas e innovadoras. Pero bueno, ellos saben, nosotros esperamos, con la esperanza de que la cosa no se vaya al traste. Al final, siempre hemos salido adelante, somos ticos, ¡y sabemos batallar!
Mientras tanto, la Cámara de Comercio sigue teniendo roces con el gobierno por la fiscalización de los outlets. Una vaina más que suma a la tensión económica y dificulta la búsqueda de soluciones. Parece que nadie se pone de acuerdo sobre cómo mejorar la situación. Diay, a veces me pregunto si alguien realmente tiene la respuesta a este problema… Una cosa sí te digo, encontrar ofertas en esos outlets se va poniendo cada vez más difícil, con este tipo de cambio.
Así que ya saben, compadres. Manténganse alerta, ahorren lo que puedan y prepárense para enfrentar los próximos meses con optimismo y precaución. Pero dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger nuestra economía o deberíamos estar buscando otras alternativas?
Según los números fríos del Banco Central, esto representa una bajada de ¢1,21 con respecto al martes, donde el cambio estaba en ¢491,38. No es un mundo, pero tampoco es poco. Esto afecta a todos, desde el que importa comida hasta el que quiere comprarse un chunche nuevo. Imagínate, ir al mercado ya es una aventura porque los precios van subiendo como espuma. ¡Y eso que todavía faltan las fiestas!
Durante la sesión del día de hoy en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), se movieron alrededor de 111 millones de dólares. Un brete de plata cambiando de manos mientras nosotros acá nos preguntamos cómo vamos a llegar a fin de año. Es una vara difícil, nadie lo niega, y la economía mundial no precisamente está ayudándonos a ponerle parche.
Muchos economistas dicen que esto se debe a varias cosas: el crecimiento lento de la economía global, la incertidumbre política en otros países y, claro, nuestra propia situación interna. No es excusa, pero hay que entender qué está pasando para ver si podemos hacer algo al respecto. Algunos sugieren buscar nuevos mercados, fortalecer la producción nacional y controlar el gasto público... ¡Qué carga de responsabilidades tienen estos señores!
Lo cierto es que el impacto se siente en el bolsillo de todos los costarricenses. Las importaciones se encarecen, lo cual repercute en los precios finales de muchos productos que consumimos diariamente. Desde la gasolina hasta los medicamentos, pasando por los electrodomésticos, todo se vuelve más caro. Uno se pregunta si pronto tendremos que empezar a comer solo raíces y plátanos… ¡Menos mal que tenemos gallinas!
El gobierno ha prometido tomar medidas para estabilizar la moneda, pero algunos analistas dudan de su efectividad. Dicen que las recetas viejas no funcionan en tiempos nuevos y que necesitamos soluciones creativas e innovadoras. Pero bueno, ellos saben, nosotros esperamos, con la esperanza de que la cosa no se vaya al traste. Al final, siempre hemos salido adelante, somos ticos, ¡y sabemos batallar!
Mientras tanto, la Cámara de Comercio sigue teniendo roces con el gobierno por la fiscalización de los outlets. Una vaina más que suma a la tensión económica y dificulta la búsqueda de soluciones. Parece que nadie se pone de acuerdo sobre cómo mejorar la situación. Diay, a veces me pregunto si alguien realmente tiene la respuesta a este problema… Una cosa sí te digo, encontrar ofertas en esos outlets se va poniendo cada vez más difícil, con este tipo de cambio.
Así que ya saben, compadres. Manténganse alerta, ahorren lo que puedan y prepárense para enfrentar los próximos meses con optimismo y precaución. Pero dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para proteger nuestra economía o deberíamos estar buscando otras alternativas?