¡Pero qué vaina, raza! Resulta que el Gobierno se lució diciendo que el papeleo para pagar las licencias de cuidado ya estaba en manos de la Contraloría desde el martes pasado. Bueno, pues la Contraloría, pa’ ponerlos en cintura, salió con la verdá – el papeleo llegó el jueves. ¡Y vaya que les dio para hablar!
Imagínense la escena: ahí el Gobierno tratando de quedar bien y la Contraloría sacándoles la alfombra. Dicen que el asunto no andaba “engavetado”, como insinuaban desde Casa Presidencial, sino simplemente en proceso. ¡Un buen correctivo para quitarles la pomposidad, diay!
Lo que más me hizo agua la boca es que no se trata solamente del dinerito para las licencias de cuidado, ¡para nada! Parece que el paquete que mandó la CCSS a la Contraloría es un verdadero brete, vale unos ¢50 mil millones colones. Ahí dentro, aparte de las licencias, hay montones de otros gastitos institucionales. Así que resulta que la Contraloría no se puede hacer mamey con eso y revisarlo todo tranquilamente.
Marta Acosta y su gente aseguran que están trabajando a toda máquina, a ver si llegan a resolver esto pronto. Pero recalcan que la culpa no es de ellos, precisamente porque la CCSS tardó en presentar el presupuesto. ¡Ahí lo tienen! Poniéndole la chinche clavada a la Caja. ¡Qué se espanten!
Como siempre, la burocracia nos come vivo. Desde octubre la Caja ya avisaba que no había más fondos para las licencias. ¿Y ahora qué? Pues algunas familias afectadas han ido a manifestarse frente a Casa Presidencial y también en la Asamblea Legislativa. ¡Ya saben, buscando que alguien les solucione el problema! Porque la situación, según cuentan los afectados, es desesperante. Algunos dicen que ni para comer alcanzan.
Mónica Taylor, la presidenta de la Caja, mencionó que sí estaban otorgando las licencias, pero sin pagarlas. ¡Imagínate la frustración! Uno va pensando que tiene un beneficio seguro y luego… ¡zas! Te quedas con el cartón de la cara. Eso sí es darle una patada al corazón a la gente.
Ahora, no sé ustedes, pero yo creo que esto es un reflejo de cómo anda nuestro país. Un montón de trámites, papeles que van de acá para allá, decisiones que se toman tarde… Y al final, los que más sufren somos nosotros, la bola. El gobierno promueve políticas sociales, pero parece que luego se atascan en el camino. Ya uno no sabe qué pensar. ¡Mejor nos echamos unas pisotes para bajar el estrés!
Bueno, raza, díganme: ¿creen que el Gobierno debería asumir mayor responsabilidad en este caso y acelerar el proceso de pago de las licencias de cuidado, o la Contraloría está siendo demasiado rigurosa? ¡Vamos a debatirlo en el foro!
Imagínense la escena: ahí el Gobierno tratando de quedar bien y la Contraloría sacándoles la alfombra. Dicen que el asunto no andaba “engavetado”, como insinuaban desde Casa Presidencial, sino simplemente en proceso. ¡Un buen correctivo para quitarles la pomposidad, diay!
Lo que más me hizo agua la boca es que no se trata solamente del dinerito para las licencias de cuidado, ¡para nada! Parece que el paquete que mandó la CCSS a la Contraloría es un verdadero brete, vale unos ¢50 mil millones colones. Ahí dentro, aparte de las licencias, hay montones de otros gastitos institucionales. Así que resulta que la Contraloría no se puede hacer mamey con eso y revisarlo todo tranquilamente.
Marta Acosta y su gente aseguran que están trabajando a toda máquina, a ver si llegan a resolver esto pronto. Pero recalcan que la culpa no es de ellos, precisamente porque la CCSS tardó en presentar el presupuesto. ¡Ahí lo tienen! Poniéndole la chinche clavada a la Caja. ¡Qué se espanten!
Como siempre, la burocracia nos come vivo. Desde octubre la Caja ya avisaba que no había más fondos para las licencias. ¿Y ahora qué? Pues algunas familias afectadas han ido a manifestarse frente a Casa Presidencial y también en la Asamblea Legislativa. ¡Ya saben, buscando que alguien les solucione el problema! Porque la situación, según cuentan los afectados, es desesperante. Algunos dicen que ni para comer alcanzan.
Mónica Taylor, la presidenta de la Caja, mencionó que sí estaban otorgando las licencias, pero sin pagarlas. ¡Imagínate la frustración! Uno va pensando que tiene un beneficio seguro y luego… ¡zas! Te quedas con el cartón de la cara. Eso sí es darle una patada al corazón a la gente.
Ahora, no sé ustedes, pero yo creo que esto es un reflejo de cómo anda nuestro país. Un montón de trámites, papeles que van de acá para allá, decisiones que se toman tarde… Y al final, los que más sufren somos nosotros, la bola. El gobierno promueve políticas sociales, pero parece que luego se atascan en el camino. Ya uno no sabe qué pensar. ¡Mejor nos echamos unas pisotes para bajar el estrés!
Bueno, raza, díganme: ¿creen que el Gobierno debería asumir mayor responsabilidad en este caso y acelerar el proceso de pago de las licencias de cuidado, o la Contraloría está siendo demasiado rigurosa? ¡Vamos a debatirlo en el foro!
