¡Pero mijo, qué vaina! La presidenta del Inamu, Yerlin Zúñiga, parece que está metida hasta el cuello en un buen brete. Resulta que la señalan en una denuncia que está sacudiendo a la Fiscalía de Turrialba, y no precisamente por cosas bonitas, ¡aguafiestas! Se habla de sobornos pa’ que una dama pusiera una denuncia contra el mismísimo director del OIJ, Randall Zúñiga. ¡Esto se puso sabroso!
Pa’ ponerle sabor al mondongo, la historia cuenta que Doña Yerlin, acompañada de una abogada del Inamu, visitó a la denunciante en su casa de Turrialba. Llevaron consigo un documento pre-escrito, listito pa’ firmar, con acusaciones directas contra el señor Zúñiga. Pero la señora, con toda la razón, se negó a poner la firma porque, según dice, los hechos estaban inventados, pura tela cómplice. ¡Qué maquina!
La denunciante, con justa razón, expresó su rechazo rotundo, diciendo textualmente que no va a denunciar ni una sola cosita contra Randall. Asegura que la estaban presionando, ofreciéndole apoyos del IMAS para gastos personales y universitarios, ¡como si eso fuera pa' silenciarla! Un oficial de Fuerza Pública también entró en la onda, contactándola después de los hechos, aumentando aún más la sensación de que había algo turbio detrás de todo esto. ¡Un chapuzón de sospechas, diay!
Y es que la propia Yerlin Zúñiga, en una conferencia de prensa junto al Presidente Chaves, había soltado la sopa, asegurando que el Inamu había atendido a cinco mujeres que sí habían decidido denunciar al director del OIJ. Pidió justicia para esas damas, pero ahora sale este embrollo... ¡Parece novela de Avenida Brasil, mijos! Uno se queda pensando: ¿qué estará pasando realmente?
Cuando nuestros colegas de CR Hoy intentaron conseguir una declaración directa de la presidenta, ¡pura bronca! Primero, dijo que no sabía nada del tema y luego pasó la consulta a su encargada de prensa, alegando que estaba en una reunión. Insistimos, pero la respuesta fue siempre la misma: ¡pa’r por la oficina de comunicación! Al final, nos mandaron un comunicado institucional, pero ni rastro de la voz de Yerlin. ¡Un silencio que grita, eh!
En el comunicado, el Inamu niega rotundamente que estén contactando mujeres para que pongan denuncias a cambio de favores sociales. Dicen que estas acusaciones son un discurso machista para desacreditar la violencia contra la mujer. En fin, una defensa contundente, pero que no despeja del todo las dudas. Señalan que denunciar es difícil por el miedo y las amenazas, especialmente cuando el agresor tiene poder. ¡Bien dicho, aunque el caso sigue siendo un nudo gordiano!
Lo que más preocupa es la implicación del Inamu en este asunto. Una institución que debería ser garante de los derechos de las mujeres, ahora aparece envuelta en una polémica tan densa como el frijoles con queso. Esto afecta la confianza de la gente en las instituciones públicas, y eso es grave, mijos, muy grave. El escándalo ha puesto a temblar a muchos, incluyendo a quienes defienden la labor del Inamu, que ven cómo su imagen se ensucia por estos acontecimientos.
Este caso plantea interrogantes muy serios sobre la ética pública, el uso de recursos estatales y la protección de las víctimas de violencia. ¿Será que estamos frente a un caso aislado de corrupción o hay algo más profundo detrás de todo esto? ¿Creen ustedes que la Presidenta del Inamu debería renunciar mientras se investiga este caso, o debería esperar a que se demuestre su culpabilidad? ¡Déjenme saber su opinión en el foro, quiero escuchar sus pensamientos al respecto!
Pa’ ponerle sabor al mondongo, la historia cuenta que Doña Yerlin, acompañada de una abogada del Inamu, visitó a la denunciante en su casa de Turrialba. Llevaron consigo un documento pre-escrito, listito pa’ firmar, con acusaciones directas contra el señor Zúñiga. Pero la señora, con toda la razón, se negó a poner la firma porque, según dice, los hechos estaban inventados, pura tela cómplice. ¡Qué maquina!
La denunciante, con justa razón, expresó su rechazo rotundo, diciendo textualmente que no va a denunciar ni una sola cosita contra Randall. Asegura que la estaban presionando, ofreciéndole apoyos del IMAS para gastos personales y universitarios, ¡como si eso fuera pa' silenciarla! Un oficial de Fuerza Pública también entró en la onda, contactándola después de los hechos, aumentando aún más la sensación de que había algo turbio detrás de todo esto. ¡Un chapuzón de sospechas, diay!
Y es que la propia Yerlin Zúñiga, en una conferencia de prensa junto al Presidente Chaves, había soltado la sopa, asegurando que el Inamu había atendido a cinco mujeres que sí habían decidido denunciar al director del OIJ. Pidió justicia para esas damas, pero ahora sale este embrollo... ¡Parece novela de Avenida Brasil, mijos! Uno se queda pensando: ¿qué estará pasando realmente?
Cuando nuestros colegas de CR Hoy intentaron conseguir una declaración directa de la presidenta, ¡pura bronca! Primero, dijo que no sabía nada del tema y luego pasó la consulta a su encargada de prensa, alegando que estaba en una reunión. Insistimos, pero la respuesta fue siempre la misma: ¡pa’r por la oficina de comunicación! Al final, nos mandaron un comunicado institucional, pero ni rastro de la voz de Yerlin. ¡Un silencio que grita, eh!
En el comunicado, el Inamu niega rotundamente que estén contactando mujeres para que pongan denuncias a cambio de favores sociales. Dicen que estas acusaciones son un discurso machista para desacreditar la violencia contra la mujer. En fin, una defensa contundente, pero que no despeja del todo las dudas. Señalan que denunciar es difícil por el miedo y las amenazas, especialmente cuando el agresor tiene poder. ¡Bien dicho, aunque el caso sigue siendo un nudo gordiano!
Lo que más preocupa es la implicación del Inamu en este asunto. Una institución que debería ser garante de los derechos de las mujeres, ahora aparece envuelta en una polémica tan densa como el frijoles con queso. Esto afecta la confianza de la gente en las instituciones públicas, y eso es grave, mijos, muy grave. El escándalo ha puesto a temblar a muchos, incluyendo a quienes defienden la labor del Inamu, que ven cómo su imagen se ensucia por estos acontecimientos.
Este caso plantea interrogantes muy serios sobre la ética pública, el uso de recursos estatales y la protección de las víctimas de violencia. ¿Será que estamos frente a un caso aislado de corrupción o hay algo más profundo detrás de todo esto? ¿Creen ustedes que la Presidenta del Inamu debería renunciar mientras se investiga este caso, o debería esperar a que se demuestre su culpabilidad? ¡Déjenme saber su opinión en el foro, quiero escuchar sus pensamientos al respecto!
