¡Aguántense, pura vida! La Aresep está echando humo porque parece que vamos a tener más rutas de autobuses tiradas a la basura. No mames, la cosa está fea, pues ahora serían más comunidades las que se quedarían sin transporte público. Ya tenemos 106 rutas olvidadas, un verdadero despache que dejaron ahí el Consejo de Transporte Público, y la cosa pinta para empeorar.
Gabriela Prado, la encargada de atención al usuario de la Aresep, nos cuenta que todavía no tienen claro cuántas rutas están peligrosamente cerca de colgarle el gorro. Dicen que están recorriendo el país como mosquitos a la luz, buscando esos lugares donde ya se siente el olor a que la ruta va a desaparecer. ¡Imagínate, mae!, quedarte sin bus en medio del brete.
Parece que el Pacífico Central, San José rural (sobre todo por sectores como El Yas en Cartago) y la Región Brunca son los puntos calientes, esos lugares donde la cosa está más apretada. Lejos de mejorar, la situación sigue siendo crítica, y los vecinos andamos preocupados de cómo van a llegar al trabajo, a la escuela o simplemente a visitar a sus familiares. Un verdadero dolor de cabeza para todos.
Y ¿por qué esta torta, mae? Bueno, resulta que la gente ya casi ni usa el bus. Prado explica que en los últimos años hemos visto una bajada del 36% en el número de pasajeros, ¡y en algunas rutas directamente desaparecieron todos los usuarios! Quién se esperaba semejante golpe, ¿verdad?
Pero no solo eso, parece que cada vez más personas prefieren andar en carro propio, moto, o incluso agarran opciones ilegales de transporte. ¡Qué vaina! En lugar de apoyar el sistema público, le damos la espalda. Entiendo que el tráfico es un fastidio, pero irse al traste con el transporte público no es la solución, chunche.
La Aresep aún tiene la esperanza de que volvamos a darle una oportunidad al transporte público, pero para eso necesita que esté bien chingón. Tiene que haber mejoras, mucha inversión y, sobre todo, que el Gobierno ponga sus huevos y ordene la casa. Porque si seguimos así, vamos a terminar todos andándonos caminando, ¡qué sal!
Según un estudio de la Aresep, de las 416 rutas que estaban activas, 106 están dando puras penas. Eso sí que es una cifra considerable, un 25% de las rutas en abandono. Esto quiere decir que muchas empresas simplemente decidieron dejar de ofrecer el servicio en ciertos sectores para los que tenían permiso. ¡Qué desilusión para quienes dependemos del bus!
En fin, la situación es complicada y requiere de soluciones urgentes. Necesitamos analizar si el precio de los boletos es justo, mejorar la calidad del servicio y hacer que las empresas cumplan con sus responsabilidades. Pero la pregunta que me hago, pura vida, es: ¿Realmente estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos y darle otra oportunidad al transporte público, o preferimos seguir llenando las calles de carros y motos, condenando a más comunidades a perder su conexión con el mundo?
Gabriela Prado, la encargada de atención al usuario de la Aresep, nos cuenta que todavía no tienen claro cuántas rutas están peligrosamente cerca de colgarle el gorro. Dicen que están recorriendo el país como mosquitos a la luz, buscando esos lugares donde ya se siente el olor a que la ruta va a desaparecer. ¡Imagínate, mae!, quedarte sin bus en medio del brete.
Parece que el Pacífico Central, San José rural (sobre todo por sectores como El Yas en Cartago) y la Región Brunca son los puntos calientes, esos lugares donde la cosa está más apretada. Lejos de mejorar, la situación sigue siendo crítica, y los vecinos andamos preocupados de cómo van a llegar al trabajo, a la escuela o simplemente a visitar a sus familiares. Un verdadero dolor de cabeza para todos.
Y ¿por qué esta torta, mae? Bueno, resulta que la gente ya casi ni usa el bus. Prado explica que en los últimos años hemos visto una bajada del 36% en el número de pasajeros, ¡y en algunas rutas directamente desaparecieron todos los usuarios! Quién se esperaba semejante golpe, ¿verdad?
Pero no solo eso, parece que cada vez más personas prefieren andar en carro propio, moto, o incluso agarran opciones ilegales de transporte. ¡Qué vaina! En lugar de apoyar el sistema público, le damos la espalda. Entiendo que el tráfico es un fastidio, pero irse al traste con el transporte público no es la solución, chunche.
La Aresep aún tiene la esperanza de que volvamos a darle una oportunidad al transporte público, pero para eso necesita que esté bien chingón. Tiene que haber mejoras, mucha inversión y, sobre todo, que el Gobierno ponga sus huevos y ordene la casa. Porque si seguimos así, vamos a terminar todos andándonos caminando, ¡qué sal!
Según un estudio de la Aresep, de las 416 rutas que estaban activas, 106 están dando puras penas. Eso sí que es una cifra considerable, un 25% de las rutas en abandono. Esto quiere decir que muchas empresas simplemente decidieron dejar de ofrecer el servicio en ciertos sectores para los que tenían permiso. ¡Qué desilusión para quienes dependemos del bus!
En fin, la situación es complicada y requiere de soluciones urgentes. Necesitamos analizar si el precio de los boletos es justo, mejorar la calidad del servicio y hacer que las empresas cumplan con sus responsabilidades. Pero la pregunta que me hago, pura vida, es: ¿Realmente estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos y darle otra oportunidad al transporte público, o preferimos seguir llenando las calles de carros y motos, condenando a más comunidades a perder su conexión con el mundo?