El ambiente en el Congreso amaneció más tenso que café frío ayer, luego de que el diputado Alexander Barrantes decidiera soltarles un buen churro a sus colegas del Frente Amplio. Después del revuelo mediático y las redes sociales hirviendo, el legislador oficialista finalmente respondió a las acusaciones tras el altercado en el parqueo que sacudió el centro de San José la semana pasada – un episodio que, como bien sabemos, CR Hoy destapó primero.
Barrantes, con una actitud que algunos dirían desafiante y otros simplemente directa, pidió la palabra en el plenario para defenderse. No se anduvo con rodeos: dijo que ya había dado su versión en un video y en declaraciones públicas, y que si alguien tenía dudas, que viniera a buscarlo directamente a su silla. 'Aquí estoy, changuiños', exclamó, usando el diminutivo cariñoso que tanto gusta en estas tierras. 'Si tienen preguntas, pregúntenme a mí, no anden abriendo la boca como la boca del Golfo, infórmense.'
Lo que siguió fue una descarga verbal que dejó a más de uno boquiabierto. El diputado PPSD aprovechó la oportunidad para cuestionar la credibilidad de sus oponentes políticos, acusándolos de hablar sin tener toda la información. 'Dejen de hablar con ese tono y esa malacrianza que siempre muestran, como si fueran unos grandes...', sentenció, dejando claro que no se dejaría amedrentar por las críticas.
Luego vino la parte donde Barrantes hizo una autocrítica, aunque con cierto dejo de ironía. Admitió que ha cometido errores, pero aseguró que los reconoce y los paga con su propio dinero. Esto, obviamente, provocó algunas risitas entre los presentes y debates acalorados sobre la transparencia y la rendición de cuentas en la política. Lo de pagar con su propia plata, muchos lo vieron como un guiño a su posición económica y un intento de justificar sus acciones.
Para rematar, Barrantes lanzó su famosa frase: ‘Yo no ando en esas pendejadas’. Un comentario que, como era de esperarse, generó aún más controversia y alimentó las especulaciones sobre su futuro político. Algunos lo interpretaron como una muestra de rebeldía, mientras que otros lo vieron como una falta de respeto hacia el debate parlamentario. En fin, pura polémica, como suelen pasar por acá.
Mientras tanto, la sesión continuaba en medio de los comentarios sobre la situación de Barrantes y la denuncia contra Fabricio Alvarado, otro caso que sigue dando que hablar. Según fuentes extraoficiales, el diputado de Nueva República habría estado bajo los efectos del alcohol durante el incidente, lo cual complica aún más el panorama legal y político.
Y como si fuera poco, la historia dio un giro inesperado cuando apareció un empresario de nacionalidad india, presuntamente cercano al chavismo venezolano, en el lugar del incidente. Este personaje, al parecer, decidió asumir los costos de los daños causados al vehículo afectado, entregándole alrededor de $800 en efectivo al propietario. Un gesto que levantó muchas sospechas y abrió interrogantes sobre posibles intereses ocultos detrás de este peculiar desenlace. Muchos se preguntan qué papel jugó esta persona en la resolución del conflicto y cuáles podrían ser sus motivaciones reales.
En resumen, la situación está más caliente que gallina pochada. Entre declaraciones polémicas, denuncias y empresarios misteriosos, el caso Barrantes promete seguir generando debate y tensiones en la arena política costarricense. Con tanta agua turbia, ¿creen que realmente vamos a llegar al fondo de este asunto o esto terminará siendo más un circo mediático que una búsqueda genuina de la verdad?
Barrantes, con una actitud que algunos dirían desafiante y otros simplemente directa, pidió la palabra en el plenario para defenderse. No se anduvo con rodeos: dijo que ya había dado su versión en un video y en declaraciones públicas, y que si alguien tenía dudas, que viniera a buscarlo directamente a su silla. 'Aquí estoy, changuiños', exclamó, usando el diminutivo cariñoso que tanto gusta en estas tierras. 'Si tienen preguntas, pregúntenme a mí, no anden abriendo la boca como la boca del Golfo, infórmense.'
Lo que siguió fue una descarga verbal que dejó a más de uno boquiabierto. El diputado PPSD aprovechó la oportunidad para cuestionar la credibilidad de sus oponentes políticos, acusándolos de hablar sin tener toda la información. 'Dejen de hablar con ese tono y esa malacrianza que siempre muestran, como si fueran unos grandes...', sentenció, dejando claro que no se dejaría amedrentar por las críticas.
Luego vino la parte donde Barrantes hizo una autocrítica, aunque con cierto dejo de ironía. Admitió que ha cometido errores, pero aseguró que los reconoce y los paga con su propio dinero. Esto, obviamente, provocó algunas risitas entre los presentes y debates acalorados sobre la transparencia y la rendición de cuentas en la política. Lo de pagar con su propia plata, muchos lo vieron como un guiño a su posición económica y un intento de justificar sus acciones.
Para rematar, Barrantes lanzó su famosa frase: ‘Yo no ando en esas pendejadas’. Un comentario que, como era de esperarse, generó aún más controversia y alimentó las especulaciones sobre su futuro político. Algunos lo interpretaron como una muestra de rebeldía, mientras que otros lo vieron como una falta de respeto hacia el debate parlamentario. En fin, pura polémica, como suelen pasar por acá.
Mientras tanto, la sesión continuaba en medio de los comentarios sobre la situación de Barrantes y la denuncia contra Fabricio Alvarado, otro caso que sigue dando que hablar. Según fuentes extraoficiales, el diputado de Nueva República habría estado bajo los efectos del alcohol durante el incidente, lo cual complica aún más el panorama legal y político.
Y como si fuera poco, la historia dio un giro inesperado cuando apareció un empresario de nacionalidad india, presuntamente cercano al chavismo venezolano, en el lugar del incidente. Este personaje, al parecer, decidió asumir los costos de los daños causados al vehículo afectado, entregándole alrededor de $800 en efectivo al propietario. Un gesto que levantó muchas sospechas y abrió interrogantes sobre posibles intereses ocultos detrás de este peculiar desenlace. Muchos se preguntan qué papel jugó esta persona en la resolución del conflicto y cuáles podrían ser sus motivaciones reales.
En resumen, la situación está más caliente que gallina pochada. Entre declaraciones polémicas, denuncias y empresarios misteriosos, el caso Barrantes promete seguir generando debate y tensiones en la arena política costarricense. Con tanta agua turbia, ¿creen que realmente vamos a llegar al fondo de este asunto o esto terminará siendo más un circo mediático que una búsqueda genuina de la verdad?