¡Ay, Dios mío! Esta vaineta del caso Pana sigue sacando cosas turbias a la luz. Resulta que la barrilera, la señora que hacía los papeles, estaba metida hasta el cuello en lavar plata sucia de los narcos. Un maje que te diga, esto da qué pensar, ¿verdad?
Según el expediente, que ya está circulando por ahí, la morrita esta, Daniela Mora Méndez, andaba usando tres negocios falsos para esconderle el cuento al Ministerio de Hacienda. No era cualquier jueguito, ¡eh!, sino un planazo bien organizado para meterle mano al sistema y sacar provecho.
Todo este escándalo salió a la luz gracias a la lupa del OIJ, que anda revisando hasta los hornos. Parece que encontraron pruebas sólidas de que la señora, aprovechándose de su chamba como notaria, le pasaba propiedades y terrenos a empresas fantasmas o a su propio marido, el Pana, y a otras personas que estaban metidas en el tinglado.
Lo que más me sorprendió es que todo esto lo hacían a nombre de terceros, buscando parecer normales y pasar desapercibidos. Pero, ¡cómo se dice!, los peces gordos siempre dejan rastros, y en este caso, los investigadores lograron armar el rompecabezas y destapar esta maraña de corrupción.
Y hablando de rastros, fíjate que la investigación también reveló que la señora no trabajaba ni media. Reportaba unos salarios ridículos al CCSS, ¡doscientos treinta y un mil colones! y se paseaba por ahí en carros de lujo, viviendo en casas enormes y comprando cosas que ni loco podría pagar con ese sueldo. ¡Qué descaro, diay!
Además, el OIJ descubrió que estos negocios se abrieron justo cuando empezaron a sospechar del Pana y su movida con el tráfico de droga. Como si estuvieran tratando de tapar el sol con un dedo, ¡pero no funcionó! Ahora, encima de los cargos por narcotráfico, se les suman acusaciones por lavado de dinero.
Lo más curioso es que la señora también figura imputada en otro caso por invasión a un área protegida, allá por el 2018. ¿Será que esta dama tiene fama de romper las reglas? Que yo sé, ¡lo que está claro es que ahora está pagando por sus fechorías!
Esto es un verdadero mamarracho, ¿verdad? Con tanta corrupción y tanta gente aprovechándose del sistema, uno se pregunta: ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esta clase de atracos a la patria? ¿Crees tú que las autoridades tienen herramientas suficientes para combatir el lavado de dinero y proteger los intereses de la nación, o necesitamos medidas más drásticas?
Según el expediente, que ya está circulando por ahí, la morrita esta, Daniela Mora Méndez, andaba usando tres negocios falsos para esconderle el cuento al Ministerio de Hacienda. No era cualquier jueguito, ¡eh!, sino un planazo bien organizado para meterle mano al sistema y sacar provecho.
Todo este escándalo salió a la luz gracias a la lupa del OIJ, que anda revisando hasta los hornos. Parece que encontraron pruebas sólidas de que la señora, aprovechándose de su chamba como notaria, le pasaba propiedades y terrenos a empresas fantasmas o a su propio marido, el Pana, y a otras personas que estaban metidas en el tinglado.
Lo que más me sorprendió es que todo esto lo hacían a nombre de terceros, buscando parecer normales y pasar desapercibidos. Pero, ¡cómo se dice!, los peces gordos siempre dejan rastros, y en este caso, los investigadores lograron armar el rompecabezas y destapar esta maraña de corrupción.
Y hablando de rastros, fíjate que la investigación también reveló que la señora no trabajaba ni media. Reportaba unos salarios ridículos al CCSS, ¡doscientos treinta y un mil colones! y se paseaba por ahí en carros de lujo, viviendo en casas enormes y comprando cosas que ni loco podría pagar con ese sueldo. ¡Qué descaro, diay!
Además, el OIJ descubrió que estos negocios se abrieron justo cuando empezaron a sospechar del Pana y su movida con el tráfico de droga. Como si estuvieran tratando de tapar el sol con un dedo, ¡pero no funcionó! Ahora, encima de los cargos por narcotráfico, se les suman acusaciones por lavado de dinero.
Lo más curioso es que la señora también figura imputada en otro caso por invasión a un área protegida, allá por el 2018. ¿Será que esta dama tiene fama de romper las reglas? Que yo sé, ¡lo que está claro es que ahora está pagando por sus fechorías!
Esto es un verdadero mamarracho, ¿verdad? Con tanta corrupción y tanta gente aprovechándose del sistema, uno se pregunta: ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esta clase de atracos a la patria? ¿Crees tú que las autoridades tienen herramientas suficientes para combatir el lavado de dinero y proteger los intereses de la nación, o necesitamos medidas más drásticas?