¡Ay, Dios mío! Así nos va con el tema de la basura, parece que vamos a estar viviendo en un avispero de desechos por mucho tiempo. Resulta que las municipalidades del GAM y el Gobierno, luego de meses de batallar como si fueran gallinas peleando por un grano de maíz, llegaron a un acuerdo… ¡para postergar el nuevo reglamento de residuos sólidos hasta el año 2028! Sí, leyeron bien, casi una década de espera para tener un plan decente. ¡Una torta!
Diego Miranda, el alcalde de San José – que se esfuerza como puede – soltó que la cosa está que arde, que ya nos estamos ‘inundando’ de basura. Uno piensa, ¿qué estaremos haciendo para el 2028? ¿Tendremos montañas de basura tapando el cerro de Moravia? Parece ciencia ficción, pero a nuestro ritmo... El acuerdo, según dicen, todavía no está cerrado al 100%, pero los mandamases de Salud ya le dijeron que andan moviendo hilos para cambiar algunos reglamentos. Más que arreglarlo, parece que se les está complicando el brete.
Y ni hablar de quince alcaldías que le piden a la Asamblea Legislativa que les preste atención y apoye el proyecto de ley 24.251, que busca ponerle candado a la gestión de los recursos. ¿Será que esperan que nos ahoguemos en nuestras propias botellas de plástico y bolsas de supermercado para que se muevan? Esta maraña administrativa es más complicada que resolver quién se comió la última empanadilla de pollo.
Pero miren la jugada: el problema central de las municipalidades radica en la distancia máxima para tirar la basura, que ahora está establecida en 80 kilómetros desde donde se generan los desechos. Para muchos municipios, eso es una distancia considerable, y mover tanta basura implica costos y complicaciones. Es como querer llevar frijoles con camisa, ¡no hay forma de hacerlo eficiente! Claramente, se les está yendo un poco al traste el manejo de estos temas.
El Ministerio de Salud, en su momento, intentó imponer un modelo de regionalización, buscando que las municipalidades trabajaran juntas en lugar de actuar solas como lobos hambrientos. La idea era buena en teoría, pero en la práctica ha sido más difícil de implementar de lo que pensaban. Además, si te pasas de los 80 kilómetros, ¡prepárate! Te van a obligar a instalar estaciones de transferencia para compactar la basura antes de transportarla. Es como tratar de meter un elefante en un carrito de Coca Cola.
Hablemos claro: si no siguen las reglas, ¡tendrán que pagar caro! Una multa de ¢462.200 es apenas el comienzo. Además, podrían cerrarles la municipalidad, mandarles una orden sanitaria al MOPT, quitarles las placas de los camiones, e incluso decomisar las unidades. ¡Imaginen la vergüenza! Parece que prefieren seguir arrastrando los pies y esperando a que la basura se acumule hasta el cuello.
Estos acuerdos demuestran cómo la burocracia puede paralizar cualquier avance. Mientras tanto, nosotros seguimos viendo pilas de basura acumulándose en las esquinas, generando malos olores y afectando nuestra salud. Es evidente que necesitamos soluciones más rápidas y eficientes, y dejar de lado los tecnicismos y las excusas baratas. Algo tenemos que hacer, porque así no podemos seguir, ¡es pura sal!
Con todo esto, me pregunto: ¿Creen que realmente veremos una solución efectiva para el manejo de residuos sólidos antes de 2028, o deberíamos prepararnos para vivir rodeados de basura por décadas más? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse URGENTE para mejorar la situación?
Diego Miranda, el alcalde de San José – que se esfuerza como puede – soltó que la cosa está que arde, que ya nos estamos ‘inundando’ de basura. Uno piensa, ¿qué estaremos haciendo para el 2028? ¿Tendremos montañas de basura tapando el cerro de Moravia? Parece ciencia ficción, pero a nuestro ritmo... El acuerdo, según dicen, todavía no está cerrado al 100%, pero los mandamases de Salud ya le dijeron que andan moviendo hilos para cambiar algunos reglamentos. Más que arreglarlo, parece que se les está complicando el brete.
Y ni hablar de quince alcaldías que le piden a la Asamblea Legislativa que les preste atención y apoye el proyecto de ley 24.251, que busca ponerle candado a la gestión de los recursos. ¿Será que esperan que nos ahoguemos en nuestras propias botellas de plástico y bolsas de supermercado para que se muevan? Esta maraña administrativa es más complicada que resolver quién se comió la última empanadilla de pollo.
Pero miren la jugada: el problema central de las municipalidades radica en la distancia máxima para tirar la basura, que ahora está establecida en 80 kilómetros desde donde se generan los desechos. Para muchos municipios, eso es una distancia considerable, y mover tanta basura implica costos y complicaciones. Es como querer llevar frijoles con camisa, ¡no hay forma de hacerlo eficiente! Claramente, se les está yendo un poco al traste el manejo de estos temas.
El Ministerio de Salud, en su momento, intentó imponer un modelo de regionalización, buscando que las municipalidades trabajaran juntas en lugar de actuar solas como lobos hambrientos. La idea era buena en teoría, pero en la práctica ha sido más difícil de implementar de lo que pensaban. Además, si te pasas de los 80 kilómetros, ¡prepárate! Te van a obligar a instalar estaciones de transferencia para compactar la basura antes de transportarla. Es como tratar de meter un elefante en un carrito de Coca Cola.
Hablemos claro: si no siguen las reglas, ¡tendrán que pagar caro! Una multa de ¢462.200 es apenas el comienzo. Además, podrían cerrarles la municipalidad, mandarles una orden sanitaria al MOPT, quitarles las placas de los camiones, e incluso decomisar las unidades. ¡Imaginen la vergüenza! Parece que prefieren seguir arrastrando los pies y esperando a que la basura se acumule hasta el cuello.
Estos acuerdos demuestran cómo la burocracia puede paralizar cualquier avance. Mientras tanto, nosotros seguimos viendo pilas de basura acumulándose en las esquinas, generando malos olores y afectando nuestra salud. Es evidente que necesitamos soluciones más rápidas y eficientes, y dejar de lado los tecnicismos y las excusas baratas. Algo tenemos que hacer, porque así no podemos seguir, ¡es pura sal!
Con todo esto, me pregunto: ¿Creen que realmente veremos una solución efectiva para el manejo de residuos sólidos antes de 2028, o deberíamos prepararnos para vivir rodeados de basura por décadas más? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse URGENTE para mejorar la situación?