¡Ay, patitos! Después de dos Navidades bien apagaditas por la bronca en Gaza, parece que Belén decidió encender las bombillas a full. Viste cómo andaban los jovencitos marchando por ahí, con esos tamboriles sonando a mil… Un espectáculo, diay. Dos años agobiados con la incertidumbre, te imaginas el relajo que debió ser.
La cosa es que, pa’ entenderle a esto, hay que recordar qué onda. Desde que estalló esa maraña en octubre del año pasado, con el ataque de Hamás a Israel, Belén quedó sumida en un silencio pesado. Les quitaron hasta la ilusión de festejar la Navidad, pues eso de cantar villancicos con el corazón roto no es fácil, ¿verdad?
Ahora sí, con esta tregua mediada por los gringos, se respira un aire diferente. Claro, no es que todo esté resuelto – ni mucho menos – pero al menos dejaron de caer bombas. Varios paisanos comentaban que este alto al fuego les da una esperanza que hacía tiempo no sentían. Una vara que, aunque frágil, permite respirar un poquito mejor.
Uno se puso a ver las fotos y qué coloradito quedó el arbolito de Navidad en la Plaza del Pesebre. Cubierto de luces, brillando como si quisiera decir ‘aquí estamos, seguimos’. Y la gente, compas, la gente se acercaba a mirar, a tomarse unas fotos, a sentir un poquito de magia navideña. Vi a Milagros, una chama juvenil, diciendo que se sentía feliz porque 'antes no podíamos celebrar'. ¡Qué chiva!
El Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pizzaballa, anduvo dando vueltas, incluso fue a visitar Gaza el finde pasado. Celebró misa allá mismo, en la Parroquia de la Sagrada Familia. Imagínate la carga emocional que debió tener, estar rezando en medio de tanta destrucción y sufrimiento. Que nivel de fe, mae.
Y hablando de impacto, la economía de Belén anda bastante apurada. Como sabes, dependen un montón del turismo. Con la guerra, los güeyes desaparecieron y los negocios se fueron al traste. Ahora esperan que con estas fiestas regresen los visitantes, que le echen ganas a la ciudad otra vez. Mucha gente de Beit Jala comentaba que “es un lugar muy especial”, que necesitan mostrarle al mundo esa belleza que tienen.
Sin embargo, no nos hagamos ilusiones. Esta tregua es tan delicada como una pompa de jabón. Hay mucha tensión, los políticos siguen discutiendo y la situación en Gaza sigue siendo desesperante. Muchos perdieron sus hogares y a sus seres queridos, y aún así, intentan mantener la esperanza. No olvidemos que detrás de esas luces y de los villancicos, todavía hay muchísima tristeza y necesidad. Es importante recordar que, aunque haya celebración, la realidad es compleja.
Entonces, dime tú, ¿crees que esta tregua realmente traerá una paz duradera a Belén y a toda la región? ¿O será solo una pausa temporal en un conflicto que parece no tener fin? ¡Déjanos tus comentarios en el foro!
La cosa es que, pa’ entenderle a esto, hay que recordar qué onda. Desde que estalló esa maraña en octubre del año pasado, con el ataque de Hamás a Israel, Belén quedó sumida en un silencio pesado. Les quitaron hasta la ilusión de festejar la Navidad, pues eso de cantar villancicos con el corazón roto no es fácil, ¿verdad?
Ahora sí, con esta tregua mediada por los gringos, se respira un aire diferente. Claro, no es que todo esté resuelto – ni mucho menos – pero al menos dejaron de caer bombas. Varios paisanos comentaban que este alto al fuego les da una esperanza que hacía tiempo no sentían. Una vara que, aunque frágil, permite respirar un poquito mejor.
Uno se puso a ver las fotos y qué coloradito quedó el arbolito de Navidad en la Plaza del Pesebre. Cubierto de luces, brillando como si quisiera decir ‘aquí estamos, seguimos’. Y la gente, compas, la gente se acercaba a mirar, a tomarse unas fotos, a sentir un poquito de magia navideña. Vi a Milagros, una chama juvenil, diciendo que se sentía feliz porque 'antes no podíamos celebrar'. ¡Qué chiva!
El Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pizzaballa, anduvo dando vueltas, incluso fue a visitar Gaza el finde pasado. Celebró misa allá mismo, en la Parroquia de la Sagrada Familia. Imagínate la carga emocional que debió tener, estar rezando en medio de tanta destrucción y sufrimiento. Que nivel de fe, mae.
Y hablando de impacto, la economía de Belén anda bastante apurada. Como sabes, dependen un montón del turismo. Con la guerra, los güeyes desaparecieron y los negocios se fueron al traste. Ahora esperan que con estas fiestas regresen los visitantes, que le echen ganas a la ciudad otra vez. Mucha gente de Beit Jala comentaba que “es un lugar muy especial”, que necesitan mostrarle al mundo esa belleza que tienen.
Sin embargo, no nos hagamos ilusiones. Esta tregua es tan delicada como una pompa de jabón. Hay mucha tensión, los políticos siguen discutiendo y la situación en Gaza sigue siendo desesperante. Muchos perdieron sus hogares y a sus seres queridos, y aún así, intentan mantener la esperanza. No olvidemos que detrás de esas luces y de los villancicos, todavía hay muchísima tristeza y necesidad. Es importante recordar que, aunque haya celebración, la realidad es compleja.
Entonces, dime tú, ¿crees que esta tregua realmente traerá una paz duradera a Belén y a toda la región? ¿O será solo una pausa temporal en un conflicto que parece no tener fin? ¡Déjanos tus comentarios en el foro!