¡Ay, Dios mío, qué vaina! Aquí en Costa Rica estamos viendo cómo se pone candela en el Congreso con este proyecto de ley que quiere sancionar a los que se andan tapando la cara en marchas y protestas. Parece mentira que estemos discutiendo esto cuando siempre hemos defendido el derecho a la manifestación, ¿verdad?
La cosa es que este proyecto, impulsado por el diputado Sibaja, busca endurecer las penas por delitos cometidos durante protestas si la gente va con mascarillas, pañuelos o cualquier otra cosita que le tape la mugre. Dicen que es por seguridad, pero muchos sospechan que es para frenar las movilizaciones sociales y meterle miedo a la gente. Un broncón tremendo, diay.
Todo este rollo empezó luego de unos incidentes en marchas recientes, incluyendo el calvario que le tocó vivir a la exministra Anna Katharina Müller en los pasillos del CONARE. ¡Pobre mujer!, bueno, eso sirvió de excusa para que el diputado pusiera esta vara encima de la mesa. Ahora resulta que tenemos que aprender de Italia y España, porque aparentemente allá también se tapan la cara y les caen palos. Pero aquí somos diferentes, ¿no?
Según la propuesta, si te metes en un brete de vandalismo o interrumpes el tráfico con el rostro cubierto, te van a sumar un tercio a la pena que ya te tocaría. ¡Imagínate!, te vas por robarle unas flores a la Virgen y te sacan por taparte la cara. Qué cosas, chunches. Esto no está ni bien visto, ni bien explicado.
Por supuesto, esto ha encendido todas las alarmas en los sindicatos. ANDE, que siempre está al quite, ha dicho que esta ley vulnera el derecho a la manifestación y que es un pretexto para criminalizar a los que salen a defender sus derechos. “Esto es pa’ meterles miedo a la gente”, dicen. Y yo me pregunto, ¿hasta dónde vamos a llegar con estas restricciones a nuestras libertades?
Ahora, la pelota está en el plenario, donde se espera un debate muy intenso. Los diputados tendrán que decidir si priorizan el orden público, que siempre es importante, o si protegen el derecho constitucional a la protesta pacífica. Porque, mijo, ahí hay un equilibro delicadísimo. En el fondo, todos queremos vivir tranquilos, pero tampoco podemos permitir que nos coarten la libertad de expresarnos.
Esto pinta para un verdadero debate de gallos. Algunos dicen que es una necesidad para combatir el vandalismo y la violencia en las marchas, otros aseguran que es una medida autoritaria que pretende silenciar las voces disidentes. La verdad es que nadie sabe qué va a pasar, pero lo que sí sabemos es que esta polémica no se va a resolver fácil, y probablemente veremos muchas protestas en las calles. ¡Este país nunca deja de darnos sorpresas!
Y tú, ¿qué piensas? ¿Crees que es justo castigar a quienes se cubren el rostro en las protestas, incluso si no cometen ningún delito grave? ¿O crees que esta ley es una amenaza a nuestra libertad de expresión y al derecho a la manifestación?
La cosa es que este proyecto, impulsado por el diputado Sibaja, busca endurecer las penas por delitos cometidos durante protestas si la gente va con mascarillas, pañuelos o cualquier otra cosita que le tape la mugre. Dicen que es por seguridad, pero muchos sospechan que es para frenar las movilizaciones sociales y meterle miedo a la gente. Un broncón tremendo, diay.
Todo este rollo empezó luego de unos incidentes en marchas recientes, incluyendo el calvario que le tocó vivir a la exministra Anna Katharina Müller en los pasillos del CONARE. ¡Pobre mujer!, bueno, eso sirvió de excusa para que el diputado pusiera esta vara encima de la mesa. Ahora resulta que tenemos que aprender de Italia y España, porque aparentemente allá también se tapan la cara y les caen palos. Pero aquí somos diferentes, ¿no?
Según la propuesta, si te metes en un brete de vandalismo o interrumpes el tráfico con el rostro cubierto, te van a sumar un tercio a la pena que ya te tocaría. ¡Imagínate!, te vas por robarle unas flores a la Virgen y te sacan por taparte la cara. Qué cosas, chunches. Esto no está ni bien visto, ni bien explicado.
Por supuesto, esto ha encendido todas las alarmas en los sindicatos. ANDE, que siempre está al quite, ha dicho que esta ley vulnera el derecho a la manifestación y que es un pretexto para criminalizar a los que salen a defender sus derechos. “Esto es pa’ meterles miedo a la gente”, dicen. Y yo me pregunto, ¿hasta dónde vamos a llegar con estas restricciones a nuestras libertades?
Ahora, la pelota está en el plenario, donde se espera un debate muy intenso. Los diputados tendrán que decidir si priorizan el orden público, que siempre es importante, o si protegen el derecho constitucional a la protesta pacífica. Porque, mijo, ahí hay un equilibro delicadísimo. En el fondo, todos queremos vivir tranquilos, pero tampoco podemos permitir que nos coarten la libertad de expresarnos.
Esto pinta para un verdadero debate de gallos. Algunos dicen que es una necesidad para combatir el vandalismo y la violencia en las marchas, otros aseguran que es una medida autoritaria que pretende silenciar las voces disidentes. La verdad es que nadie sabe qué va a pasar, pero lo que sí sabemos es que esta polémica no se va a resolver fácil, y probablemente veremos muchas protestas en las calles. ¡Este país nunca deja de darnos sorpresas!
Y tú, ¿qué piensas? ¿Crees que es justo castigar a quienes se cubren el rostro en las protestas, incluso si no cometen ningún delito grave? ¿O crees que esta ley es una amenaza a nuestra libertad de expresión y al derecho a la manifestación?