Mae, seamos honestos. Si usted está en sus veintes largos y su ‘roomie’ todavía le pregunta si ya comió y le lava la ropa, no está solo. De hecho, está en la mayoría. Acaba de salir un informe de la OCDE, de esos que nos encanta citar cuando quedamos bien, pero que ahora nos deja viendo para el ciprés. Resulta que somos el país latinoamericano de la organización con más jóvenes viviendo en casa de sus papás. Y no por poquito. Un 60% de los ticos entre 20 y 29 años sigue bajo el techo familiar. ¡Qué torta! Esto ya no es una cuestión de ser "muy familiero", es un síntoma de que la vara de la independencia económica y habitacional se nos fue al traste.
Diay, uno ve los números y la cosa se pone más densa. El promedio de la OCDE es del 49%, o sea, les llevamos una ventaja de 11 puntos que nadie quería. A nuestros vecinos latinos les va bastante mejor: en Chile andan por el 50%, México un 46% y Colombia, ¡qué nivel!, apenas un 35%. Esto desmiente por completo el mito de que "así somos los latinos". No, mae, así estamos los ticos, y es un problema con nombre y apellido: acceso a vivienda. El informe del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitecteos (CFIA) es clarísimo: la dificultad para encontrar un alquiler decente, bien ubicado y que no cueste un ojo de la cara es el principal tapón para que la gente de nuestra edad pueda empezar a hacer su vida.
Es el círculo vicioso más frustrante que hay. Para poder alquilar algo, necesitás un brete estable. Pero el salario de entrada de la mayoría de bretes apenas da para pagar un cuartito en el sétimo círculo del olvido, comer y pagar los pases. El sueño de tener un chante propio ya ni se diga, eso pasó de ser una meta a ser ciencia ficción para muchos. La lógica dice que los jóvenes que se independizan empiezan alquilando, es el paso natural. Pero si ni siquiera esa primera grada es accesible, ¿qué nos queda? Estamos salados. El estudio lo pone en blanco y negro: a mayor disponibilidad de alquileres asequibles, más jóvenes logran volar del nido. Aquí, parece que nos cortaron las alas antes de aprender a volar.
Y para que no se sientan tan mal, no somos el peor caso del mundo. Corea del Sur nos gana por goleada con más del 80% (¡qué locura!). También estamos por debajo de varios países europeos como Italia, España y Grecia, que tampoco la están pasando muy bien. Pero, sinceramente, ese no es consuelo. El informe menciona que los datos son post-pandemia y que eso pudo inflar los números. Y sí, claro, la crisis económica de esos años obligó a muchos a devolverse a casa de los tatas, pero seamos serios, esta procesión ya venía caminando desde mucho antes. Mientras tanto, en países como Dinamarca, solo el 10% vive con sus papás. Diez por ciento. La diferencia es que allá, casi la mitad de las viviendas son para alquilar, es parte del sistema. Aquí, el alquiler es un negocio volátil y cada vez más caro.
Al final, todo este despiche nos deja con un panorama complicado. Somos una generación educada, con ganas de comernos el mundo, pero atrapada en un mercado inmobiliario que nos da la espalda. Nos dicen que tenemos que ser independientes, que tenemos que hacernos cargo de nuestras vidas, pero las condiciones simplemente no están dadas. El Ministerio de Vivienda, según la nota original, ni siquiera tenía una respuesta lista sobre si existen planes para ayudar a los jóvenes. ¡Plop! Así está la cosa. Es para sentarse a pensar qué futuro nos están dejando construir. Por eso, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Cómo la ven? ¿Es una cuestión de aguantar y ahorrar a lo loco hasta que un milagro ocurra, o de verdad el sistema nos tiene contra la pared? ¿Cuál creen que es la jugada para lograr independizarse en esta Costa Rica sin morir en el intento?
Diay, uno ve los números y la cosa se pone más densa. El promedio de la OCDE es del 49%, o sea, les llevamos una ventaja de 11 puntos que nadie quería. A nuestros vecinos latinos les va bastante mejor: en Chile andan por el 50%, México un 46% y Colombia, ¡qué nivel!, apenas un 35%. Esto desmiente por completo el mito de que "así somos los latinos". No, mae, así estamos los ticos, y es un problema con nombre y apellido: acceso a vivienda. El informe del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitecteos (CFIA) es clarísimo: la dificultad para encontrar un alquiler decente, bien ubicado y que no cueste un ojo de la cara es el principal tapón para que la gente de nuestra edad pueda empezar a hacer su vida.
Es el círculo vicioso más frustrante que hay. Para poder alquilar algo, necesitás un brete estable. Pero el salario de entrada de la mayoría de bretes apenas da para pagar un cuartito en el sétimo círculo del olvido, comer y pagar los pases. El sueño de tener un chante propio ya ni se diga, eso pasó de ser una meta a ser ciencia ficción para muchos. La lógica dice que los jóvenes que se independizan empiezan alquilando, es el paso natural. Pero si ni siquiera esa primera grada es accesible, ¿qué nos queda? Estamos salados. El estudio lo pone en blanco y negro: a mayor disponibilidad de alquileres asequibles, más jóvenes logran volar del nido. Aquí, parece que nos cortaron las alas antes de aprender a volar.
Y para que no se sientan tan mal, no somos el peor caso del mundo. Corea del Sur nos gana por goleada con más del 80% (¡qué locura!). También estamos por debajo de varios países europeos como Italia, España y Grecia, que tampoco la están pasando muy bien. Pero, sinceramente, ese no es consuelo. El informe menciona que los datos son post-pandemia y que eso pudo inflar los números. Y sí, claro, la crisis económica de esos años obligó a muchos a devolverse a casa de los tatas, pero seamos serios, esta procesión ya venía caminando desde mucho antes. Mientras tanto, en países como Dinamarca, solo el 10% vive con sus papás. Diez por ciento. La diferencia es que allá, casi la mitad de las viviendas son para alquilar, es parte del sistema. Aquí, el alquiler es un negocio volátil y cada vez más caro.
Al final, todo este despiche nos deja con un panorama complicado. Somos una generación educada, con ganas de comernos el mundo, pero atrapada en un mercado inmobiliario que nos da la espalda. Nos dicen que tenemos que ser independientes, que tenemos que hacernos cargo de nuestras vidas, pero las condiciones simplemente no están dadas. El Ministerio de Vivienda, según la nota original, ni siquiera tenía una respuesta lista sobre si existen planes para ayudar a los jóvenes. ¡Plop! Así está la cosa. Es para sentarse a pensar qué futuro nos están dejando construir. Por eso, les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Cómo la ven? ¿Es una cuestión de aguantar y ahorrar a lo loco hasta que un milagro ocurra, o de verdad el sistema nos tiene contra la pared? ¿Cuál creen que es la jugada para lograr independizarse en esta Costa Rica sin morir en el intento?