¡Ay, Dios mío! Resulta que la onda de tener carro eléctrico en Costa Rica no es tan cosita fácil como parecía, pura publicidad bonita. Según nos enteramos, casi un tercio de esos cargadores que prometían revolucionar nuestros viajes andan más pitudos que gallito en Domingo Santo. A ver, que no me digan que esto no es un buen pinchazo para la confianza de los que ya se animaron a cambiarle al motor a gasolina.
La Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (Asomove) soltó la bomba durante un congrreso internacional; parece que los cargadores rápidos, esos de 40 kilowattios por hora o más, están dando más dolores de cabeza que soluciones. Las empresas de energía, esas que estaban encargadas de instalar toda esta red, no le acertaron al tiro, y ahora tenemos un problema serio a mano. No es que haya pocos, sino que muchos no funcionan bien, y eso pone a sudar frío a cualquier dueño de vehículo eléctrico.
Y no crean que son detallitos menores, ¡ni hablar! A través de una app, Asomove va registrando todos los percances, y la lista es larguísima. Cargadores que simplemente desaparecen de la faz de la tierra digitalmente, otros que te dicen que tienen fallas… ¡Una torta! Imaginen llegar a un lugar confiando en que van a llenar el tanque y encontrarte con que el aparatito está más apagao que el alma de un difunto. Eso te deja varado como piña en la carretera.
Según Don Jorge Asch, quien anda metido de lleno en esto de la movilidad eléctrica, los cargadores de la zona sur son los más problemáticos. Quepos, Uvita, Ciudad Neily... ¡Pura sal! Ahí, la incertidumbre es alta, porque nunca sabes si vas a encontrar un cargador operativo o no. Ves el mapa, ahí dice que sí, llegas, y ¡sorpresa! Nada, medio apagadito. Pierdes tiempo, gasolina (si tienes carro convencional) y paciencia, que es algo que aquí, en Costa Rica, escasea a montón.
¿Por qué pasa esto, se preguntarán? Bueno, parece que hay varios factores en juego. Algunos de estos cargadores llevan desde 2018 instalados, y la tecnología avanza a velocidad de rayo. Como todo en la vida, se deterioran. Además, falta mantenimiento, y que algunos los usen como si fueran arcade en bowling. Y ni hablar del vandalismo, que siempre anda rondando, echándose unos grapas a la sociedad.
El ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) tampoco se queda callado. Dicen que los problemas más comunes son cortes internos, uso indebido y hasta gente jugando con los cables. ¡Qué barbaridad! Pero también reconocen que hay zonas del país aún muy rezagadas en cuanto a infraestructura de carga. Y otra vaina importante: todavía no hay un estándar único para los conectores, así que depende del modelo del carro europeo o asiático, ¡otro brete! Es como tener enchufes diferentes en casa, puro rollo.
Lo más curioso es que la Gran Área Metropolitana (GAM) es donde más se usan estos cargadores, casi el 70% del total. Villa Bonita, San Rafael de Escazú, Pozos de Santa Ana... ahí se llena el hornito. En cambio, lugares bonitos como Nuevo Arenal, Santa Rosa de Pocosol y Pérez Zeledón, se quedan con ganas. Y claro, unas colonias también están que echan humo para poder tener puntos de carga, pura burocracia y restricciones del CFIA. ¡Menos mal que están viendo el tema!
Ahora, la gran pregunta que les lanzo: ¿Con este panorama, creen que vale la pena seguir apostando por los carros eléctricos en Costa Rica? ¿Deberíamos exigirle más a las empresas y al gobierno para mejorar la infraestructura y asegurar que funcione como debe ser? ¡Díganme qué piensan en el foro, necesito saber su opinión!
La Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (Asomove) soltó la bomba durante un congrreso internacional; parece que los cargadores rápidos, esos de 40 kilowattios por hora o más, están dando más dolores de cabeza que soluciones. Las empresas de energía, esas que estaban encargadas de instalar toda esta red, no le acertaron al tiro, y ahora tenemos un problema serio a mano. No es que haya pocos, sino que muchos no funcionan bien, y eso pone a sudar frío a cualquier dueño de vehículo eléctrico.
Y no crean que son detallitos menores, ¡ni hablar! A través de una app, Asomove va registrando todos los percances, y la lista es larguísima. Cargadores que simplemente desaparecen de la faz de la tierra digitalmente, otros que te dicen que tienen fallas… ¡Una torta! Imaginen llegar a un lugar confiando en que van a llenar el tanque y encontrarte con que el aparatito está más apagao que el alma de un difunto. Eso te deja varado como piña en la carretera.
Según Don Jorge Asch, quien anda metido de lleno en esto de la movilidad eléctrica, los cargadores de la zona sur son los más problemáticos. Quepos, Uvita, Ciudad Neily... ¡Pura sal! Ahí, la incertidumbre es alta, porque nunca sabes si vas a encontrar un cargador operativo o no. Ves el mapa, ahí dice que sí, llegas, y ¡sorpresa! Nada, medio apagadito. Pierdes tiempo, gasolina (si tienes carro convencional) y paciencia, que es algo que aquí, en Costa Rica, escasea a montón.
¿Por qué pasa esto, se preguntarán? Bueno, parece que hay varios factores en juego. Algunos de estos cargadores llevan desde 2018 instalados, y la tecnología avanza a velocidad de rayo. Como todo en la vida, se deterioran. Además, falta mantenimiento, y que algunos los usen como si fueran arcade en bowling. Y ni hablar del vandalismo, que siempre anda rondando, echándose unos grapas a la sociedad.
El ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) tampoco se queda callado. Dicen que los problemas más comunes son cortes internos, uso indebido y hasta gente jugando con los cables. ¡Qué barbaridad! Pero también reconocen que hay zonas del país aún muy rezagadas en cuanto a infraestructura de carga. Y otra vaina importante: todavía no hay un estándar único para los conectores, así que depende del modelo del carro europeo o asiático, ¡otro brete! Es como tener enchufes diferentes en casa, puro rollo.
Lo más curioso es que la Gran Área Metropolitana (GAM) es donde más se usan estos cargadores, casi el 70% del total. Villa Bonita, San Rafael de Escazú, Pozos de Santa Ana... ahí se llena el hornito. En cambio, lugares bonitos como Nuevo Arenal, Santa Rosa de Pocosol y Pérez Zeledón, se quedan con ganas. Y claro, unas colonias también están que echan humo para poder tener puntos de carga, pura burocracia y restricciones del CFIA. ¡Menos mal que están viendo el tema!
Ahora, la gran pregunta que les lanzo: ¿Con este panorama, creen que vale la pena seguir apostando por los carros eléctricos en Costa Rica? ¿Deberíamos exigirle más a las empresas y al gobierno para mejorar la infraestructura y asegurar que funcione como debe ser? ¡Díganme qué piensan en el foro, necesito saber su opinión!