¡Ay, Dios mío! Qué partidazo se vivió ayer en el Fello Meza. El Cartaginés, esos viejos conocidos, lograron sacarle adelante un triunfo contra San Carlos que los pone, poquito a poco, metidos de lleno en la zona de clasificación. De verdad, señores, esto ya da gusto verlo. Después de tantas penas, parece que los brumosos tienen ganas de comérselo todo.
Para ponerlo en perspectiva, el ambiente en la capital era tenso. Se respiraba incertidumbre, porque aunque estaban haciendo las cosas bien, siempre hay ese miedo a que se les escape todo. San Carlos, ese equipo que a veces te hace sufrir, llegaba con la intención de complicarle las cosas y desde temprano lo demostraron. Ya se sabe, los Toros siempre juegan duro, así no tengan muchas ganas.
Y vaya si lo demostraron. Al principio, parecían tener el partido controlado. Abrimos los ojos y bam!, Yosel Piedra nos puso abajo en el marcador. Una patada en el estómago, vamos. Uno piensa: 'Aquí vamos de nuevo', pero el fútbol es así, chavón, hay que estar listo para reaccionar. La afición, claro, se quedó helada, pero rápidamente recuperaron el ánimo, sabiendo que este equipo tiene garra.
Pero ojo, porque ahí se vio la cara de un equipo con huevos. El técnico movió el banquillo, buscando soluciones frescas y, díganle a quién quieran, dio resultado. Entendieron que no podían irse con la derrota y empezaron a presionar arriba, a buscar espacios, a meterle presión a los defensores de San Carlos. Se nota que le inyectaron café al equipo en el medio tiempo, porque salió otra máquina.
Mauro Quiroga, con un golazo que dejó a todos boquiabiertos, emparejó el tanteador. ¡Qué chimba de gol! Ese tipo tiene talento de sobra y cuando se enchufa, es imparable. La hinchada explotó, el estadio tembló y se sintió la energía vibrando en cada rincón. Ahí sí se prendió la fiesta, diay.
Y luego, apareció el héroe inesperado: Bernald Alfaro. Con un gol en los últimos minutos, prácticamente sobre el final, volteó el marcador y nos regaló una alegría tremenda. ¡Un chingamadrugada de golazo! No se puede negar, el mae tiene olfato de gol y aprovechó al máximo la oportunidad. De verdad, un alivio ver cómo se va metiendo en ritmo. Un gol así vale oro.
Con estos tres puntos, el Cartaginés se acomoda en la tercera casilla con 23 unidades. Quedan tres juegos pa' cerrar la fase regular y la cosa está emocionante. Hay que seguir trabajando duro, porque nada está asegurado. Otros equipos también andan peleando por ese cupo a las finales y no van a regalar nada. Los rivales vienen con toda. Además, hay que cuidarse de los despistes, porque en este deporte cualquier cosa puede pasar. Recordemos que el fútbol es redondito, y a veces te da sorpresas desagradables si te confías.
Ahora, cuéntenme, ¿creen que con este impulso Cartaginés podrá mantener la calma y clasificar a las finales? ¿O la presión los hará flaquear en los partidos decisivos? ¿Ven algún refuerzo que necesiten desesperadamente para asegurar su lugar?
Para ponerlo en perspectiva, el ambiente en la capital era tenso. Se respiraba incertidumbre, porque aunque estaban haciendo las cosas bien, siempre hay ese miedo a que se les escape todo. San Carlos, ese equipo que a veces te hace sufrir, llegaba con la intención de complicarle las cosas y desde temprano lo demostraron. Ya se sabe, los Toros siempre juegan duro, así no tengan muchas ganas.
Y vaya si lo demostraron. Al principio, parecían tener el partido controlado. Abrimos los ojos y bam!, Yosel Piedra nos puso abajo en el marcador. Una patada en el estómago, vamos. Uno piensa: 'Aquí vamos de nuevo', pero el fútbol es así, chavón, hay que estar listo para reaccionar. La afición, claro, se quedó helada, pero rápidamente recuperaron el ánimo, sabiendo que este equipo tiene garra.
Pero ojo, porque ahí se vio la cara de un equipo con huevos. El técnico movió el banquillo, buscando soluciones frescas y, díganle a quién quieran, dio resultado. Entendieron que no podían irse con la derrota y empezaron a presionar arriba, a buscar espacios, a meterle presión a los defensores de San Carlos. Se nota que le inyectaron café al equipo en el medio tiempo, porque salió otra máquina.
Mauro Quiroga, con un golazo que dejó a todos boquiabiertos, emparejó el tanteador. ¡Qué chimba de gol! Ese tipo tiene talento de sobra y cuando se enchufa, es imparable. La hinchada explotó, el estadio tembló y se sintió la energía vibrando en cada rincón. Ahí sí se prendió la fiesta, diay.
Y luego, apareció el héroe inesperado: Bernald Alfaro. Con un gol en los últimos minutos, prácticamente sobre el final, volteó el marcador y nos regaló una alegría tremenda. ¡Un chingamadrugada de golazo! No se puede negar, el mae tiene olfato de gol y aprovechó al máximo la oportunidad. De verdad, un alivio ver cómo se va metiendo en ritmo. Un gol así vale oro.
Con estos tres puntos, el Cartaginés se acomoda en la tercera casilla con 23 unidades. Quedan tres juegos pa' cerrar la fase regular y la cosa está emocionante. Hay que seguir trabajando duro, porque nada está asegurado. Otros equipos también andan peleando por ese cupo a las finales y no van a regalar nada. Los rivales vienen con toda. Además, hay que cuidarse de los despistes, porque en este deporte cualquier cosa puede pasar. Recordemos que el fútbol es redondito, y a veces te da sorpresas desagradables si te confías.
Ahora, cuéntenme, ¿creen que con este impulso Cartaginés podrá mantener la calma y clasificar a las finales? ¿O la presión los hará flaquear en los partidos decisivos? ¿Ven algún refuerzo que necesiten desesperadamente para asegurar su lugar?
