¡Ay, Dios mío! Se armó un chayote en el estadio Rosabal Florencio hace apenas unas horas. El Club Sport Cartaginés, ese que nos hacía soñar con levantar la copa, amarró un empate 1-1 contra Guadalupe FC que dejó a muchos hinchados con cara de susto. Parecía que íbamos a llevar una buena, pero el fútbol tiene sus propias reglas, ¿verdad, maes?
Como si fuera poco, Andrés Carevic, el técnico brumoso, no anduvo contento. Después del pitazo final, salió a decir que el equipo perdió esa chispa que lo caracterizaba. Según él, la falta de agresividad y entrega en la cancha fueron claves para este resultado agridulce. Esa actitud, dice el profe, no es negociable; ahí hay que ponerle huevos, chunches.
El planteamiento inicial parecía sólido. Salimos con ganas, buscando imponer ritmo y control, pero Guadalupe se defendió como animales y aprovechó cada descuido. En el segundo tiempo, parecíamos achacados, sin ideas claras. Vimos un Cartaginés lejos del que conocemos, uno que se cansó de regatear y pasó a jalar balones sin convicción. Diay, esto no pinta bien para el resto del campeonato.
Carevic fue claro en sus declaraciones post-partido: “No tuvimos un buen funcionamiento, ni tampoco la actitud necesaria. Ese Cartaginés luchador que nos dio tantas alegrías parece haberse ido de vacaciones anticipadas”. Remarcó que el equipo debe recuperar ese carácter ganador, esa garra que siempre los ha diferenciado. Insistió en que la relajación por el próximo partido de Concacaf frente a Motagua no es excusa, porque cada juego es importante, cada brete vale una batalla ganada.
Ahora, los rumores empiezan a volar como moscas en verano. Algunos dicen que el vestuario está tenso, que hay roces entre algunos jugadores. Otros aseguran que Carevic está perdiendo el control del plantel. Lo cierto es que la preocupación se siente en el aire, y los aficionados estamos mordiéndonos las uñas esperando ver cómo reacciona el equipo ante esta adversidad.
Analizando la situación, parece que el problema no es tanto táctico, sino mental. El equipo llegó a estar en una posición muy cómoda en la tabla, y quizás se confió demasiado. Cometieron el error de creer que podían bajar el pie, y ahora están pagando las consecuencias. Es fundamental que Carevic logre encender nuevamente la chispa competitiva en sus dirigidos, porque de lo contrario, el sueño del campeonato podría esfumarse como agua entre los dedos.
Y hablando de Concacaf, ¿cómo será el impacto psicológico de este empate en el ánimo del equipo? Enfrentar a Motagua con la moral baja no es lo ideal. Tendrán que demostrar que pueden levantarse después de esta caída, y recordarles que la camiseta brumosa representa una gran responsabilidad. Que le pongan empeño, mae, necesitamos resultados!
En fin, este empate contra Guadalupe deja muchas preguntas abiertas. ¿Estamos viendo el principio de una crisis de actitud en el Cartaginés? ¿Será posible que Carevic recupere el rumbo antes de que sea demasiado tarde? ¿Creen ustedes que la llegada de refuerzos en el mercado de pases puede solucionar estos problemas o es necesario un cambio más profundo en la mentalidad del equipo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, diay!
Como si fuera poco, Andrés Carevic, el técnico brumoso, no anduvo contento. Después del pitazo final, salió a decir que el equipo perdió esa chispa que lo caracterizaba. Según él, la falta de agresividad y entrega en la cancha fueron claves para este resultado agridulce. Esa actitud, dice el profe, no es negociable; ahí hay que ponerle huevos, chunches.
El planteamiento inicial parecía sólido. Salimos con ganas, buscando imponer ritmo y control, pero Guadalupe se defendió como animales y aprovechó cada descuido. En el segundo tiempo, parecíamos achacados, sin ideas claras. Vimos un Cartaginés lejos del que conocemos, uno que se cansó de regatear y pasó a jalar balones sin convicción. Diay, esto no pinta bien para el resto del campeonato.
Carevic fue claro en sus declaraciones post-partido: “No tuvimos un buen funcionamiento, ni tampoco la actitud necesaria. Ese Cartaginés luchador que nos dio tantas alegrías parece haberse ido de vacaciones anticipadas”. Remarcó que el equipo debe recuperar ese carácter ganador, esa garra que siempre los ha diferenciado. Insistió en que la relajación por el próximo partido de Concacaf frente a Motagua no es excusa, porque cada juego es importante, cada brete vale una batalla ganada.
Ahora, los rumores empiezan a volar como moscas en verano. Algunos dicen que el vestuario está tenso, que hay roces entre algunos jugadores. Otros aseguran que Carevic está perdiendo el control del plantel. Lo cierto es que la preocupación se siente en el aire, y los aficionados estamos mordiéndonos las uñas esperando ver cómo reacciona el equipo ante esta adversidad.
Analizando la situación, parece que el problema no es tanto táctico, sino mental. El equipo llegó a estar en una posición muy cómoda en la tabla, y quizás se confió demasiado. Cometieron el error de creer que podían bajar el pie, y ahora están pagando las consecuencias. Es fundamental que Carevic logre encender nuevamente la chispa competitiva en sus dirigidos, porque de lo contrario, el sueño del campeonato podría esfumarse como agua entre los dedos.
Y hablando de Concacaf, ¿cómo será el impacto psicológico de este empate en el ánimo del equipo? Enfrentar a Motagua con la moral baja no es lo ideal. Tendrán que demostrar que pueden levantarse después de esta caída, y recordarles que la camiseta brumosa representa una gran responsabilidad. Que le pongan empeño, mae, necesitamos resultados!
En fin, este empate contra Guadalupe deja muchas preguntas abiertas. ¿Estamos viendo el principio de una crisis de actitud en el Cartaginés? ¿Será posible que Carevic recupere el rumbo antes de que sea demasiado tarde? ¿Creen ustedes que la llegada de refuerzos en el mercado de pases puede solucionar estos problemas o es necesario un cambio más profundo en la mentalidad del equipo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, diay!