¡Ay, Dios mío, qué atracón de movida nos cayó encima! Resulta que el escándalo del funcionario judicial, don Mendoza Hidalgo, que andaba vendiendo hierba a precio de oro, sigue sacando espuma al borrón. Ya recordarán que el tipo salió en grande, pillado en Junio pasado, pero parece que la vaina no paraba ahí, ¡pues no señor!
La historia original, si les refresco la memoria, es que Mendoza Hidalgo, hombre de leyes juramentado, se dejó tentar por la billete y andaba traficando. Ahí lo agarraron las autoridades con unos paquetazos de pura, justo cuando iba a entregarle la mercadería a un agente encubierto. Un chin corrido, imagínense, un abogado metido en eso… ¡Qué pena ajena!
Pero bueno, la cosa se puso jugosa cuando el OIJ, trabajando a toda máquina, empezó a seguirle el rastro. Después de diez allanamientos, ¡diez!, dieron con el proveedor de todo el tinglado: un sujeto conocido como ‘Leo’. Este mae, parece que era el capo detrás de todo el negocio, el que le abastecía al funcionariorro y, seguramente, a otros más.
’Leo’, como buen capo, no se quedó esperando a que lo invitaran a tomar café. Cuando el OIJ llegó a su casa, ubicada en Aranjuez de Puntarenas, ya tenían listos los operativos especiales. El SERT, esos comandos bien equipados, entraron a la residencia mientras los demás agentes registraban la zona. Una coordinación perfecta, ¿eh?
Y aquí viene lo interesante, mi gente. Según la investigación, ‘Leo’ no solo abastecía a Mendoza Hidalgo, sino que tenía conexiones con otras bandas dedicadas al narcotráfico. ¡Una red bien amplia, vamos! Se dice que usaban los manglares como escondite para las embarcaciones llenas de droga. Por eso le pusieron el nombre de ‘Caso Mangle’ al asunto. Un nombre bien descriptivo, la verdad.
Recordemos que, tras su captura, Mendoza Hidalgo se acogió a un juicio rápido y ahora anda pagando cuentas tras las rejas. Al principio le dieron permiso para trabajar en el tribunal bajo monitoreo electrónico, ¡pero vaya despiste! La Fiscalía apeló y le mandaron a cumplir arresto domiciliario, y luego directamente a la cárcel. Parece que a veces los jueces se confían demasiado, diay.
El fiscal Mauricio Boraschi, quien lideró la investigación, comentó que este caso es particularmente delicado por la participación de un funcionario público. “Es una situación que requiere mucha coordinación y atención”, dijo. Y sí, la verdad es que da escalofríos pensar que alguien encargado de impartir justicia esté coludido con el hampa. ¡Qué poca modestia!
En fin, la caída de ‘Leo’ representa un duro golpe para la banda y pone de manifiesto la importancia del trabajo conjunto entre el OIJ y la Fiscalía. Pero me pregunto, ¿qué medidas se van a tomar para evitar que funcionarios públicos se corrompan y se involucren en actividades ilícitas como estas? ¿Deberíamos implementar controles más estrictos en el acceso a cargos públicos y reforzar los mecanismos de supervisión interna? ¡Den su opinión en el foro, que quiero saber qué piensan ustedes de este boche!
La historia original, si les refresco la memoria, es que Mendoza Hidalgo, hombre de leyes juramentado, se dejó tentar por la billete y andaba traficando. Ahí lo agarraron las autoridades con unos paquetazos de pura, justo cuando iba a entregarle la mercadería a un agente encubierto. Un chin corrido, imagínense, un abogado metido en eso… ¡Qué pena ajena!
Pero bueno, la cosa se puso jugosa cuando el OIJ, trabajando a toda máquina, empezó a seguirle el rastro. Después de diez allanamientos, ¡diez!, dieron con el proveedor de todo el tinglado: un sujeto conocido como ‘Leo’. Este mae, parece que era el capo detrás de todo el negocio, el que le abastecía al funcionariorro y, seguramente, a otros más.
’Leo’, como buen capo, no se quedó esperando a que lo invitaran a tomar café. Cuando el OIJ llegó a su casa, ubicada en Aranjuez de Puntarenas, ya tenían listos los operativos especiales. El SERT, esos comandos bien equipados, entraron a la residencia mientras los demás agentes registraban la zona. Una coordinación perfecta, ¿eh?
Y aquí viene lo interesante, mi gente. Según la investigación, ‘Leo’ no solo abastecía a Mendoza Hidalgo, sino que tenía conexiones con otras bandas dedicadas al narcotráfico. ¡Una red bien amplia, vamos! Se dice que usaban los manglares como escondite para las embarcaciones llenas de droga. Por eso le pusieron el nombre de ‘Caso Mangle’ al asunto. Un nombre bien descriptivo, la verdad.
Recordemos que, tras su captura, Mendoza Hidalgo se acogió a un juicio rápido y ahora anda pagando cuentas tras las rejas. Al principio le dieron permiso para trabajar en el tribunal bajo monitoreo electrónico, ¡pero vaya despiste! La Fiscalía apeló y le mandaron a cumplir arresto domiciliario, y luego directamente a la cárcel. Parece que a veces los jueces se confían demasiado, diay.
El fiscal Mauricio Boraschi, quien lideró la investigación, comentó que este caso es particularmente delicado por la participación de un funcionario público. “Es una situación que requiere mucha coordinación y atención”, dijo. Y sí, la verdad es que da escalofríos pensar que alguien encargado de impartir justicia esté coludido con el hampa. ¡Qué poca modestia!
En fin, la caída de ‘Leo’ representa un duro golpe para la banda y pone de manifiesto la importancia del trabajo conjunto entre el OIJ y la Fiscalía. Pero me pregunto, ¿qué medidas se van a tomar para evitar que funcionarios públicos se corrompan y se involucren en actividades ilícitas como estas? ¿Deberíamos implementar controles más estrictos en el acceso a cargos públicos y reforzar los mecanismos de supervisión interna? ¡Den su opinión en el foro, que quiero saber qué piensan ustedes de este boche!
