¡Qué despache! Resulta que el señor Trump, sí, el mismo, ha mandado a reiniciar las pruebas de bombas nucleares en Estados Unidos. Sí, ya saben, esas cosas que no hacían desde 1992. Según parece, esto es porque Rusia anda haciendo sus propios experimentos, y él quiere “poner las cosas en igualdad de condiciones”. ¡Imagínate la bronca!
La verdad, esto pinta feísimo. Después de tanto tiempo intentando bajarle al ruido bélico, de hablar de desarme y paz mundial, resulta que ahora volvemos a tener la nube atómica encima. No es precisamente el ambiente que uno busca para disfrutar unas vacaciones en Manuel Antonio, ¿verdad?
Según lo que dicen, Trump se puso a escribir cositas en su red social favorita (ya saben, esa donde manda mensajes a diestra y siniestra) diciendo que tienen más bombas que todos juntos. Aunque, pa’ ser honesto, unos números que salió ahí parecen un poco inflados. Según SIPRI, que son los que miden estas cosas, Rusia todavía lleva la delantera en número de ojivas, pero bueno, ya saben cómo es Trump con las estadísticas.
Lo que más preocupa es que no ha dicho qué tipo de pruebas van a hacer. Si son de las cabezas de las bombas, eso sería romper un tratado internacional muy importante. Si son de los misiles que las lanzan, bueno, igual seguimos caminando por una cuerda floja. Lo único claro es que la diplomacia anduvo medio pachucha, pues el acuerdo New START –el que limitaba los armamentos– está por vencerse en febrero y no hay señales de que lo renueven.
Y ni hablar de Putin, que no se quedó atrás. Él ya había celebrado unos cuantos test de nuevos jueguetes peligrosos, como el misil Burevestnik y el dron submarino Poseidón, que pueden llevar cargas nucleares. Obviamente, el Kremlin trató de restarle importancia a lo de Trump, diciendo que seguro el pobre hombre estaba mal informado. Pero bueno, ya sabemos que con estos señores nunca se sabe hasta dónde va a llegar la juerga.
Esto nos pone a pensar en cómo hemos ido relajándonos en cuanto a temas de seguridad global. Muchos jóvenes ni siquiera recuerdan los ejercicios anti-bombas en la escuela, ni la angustia de la Guerra Fría. Parece mentira que volvamos a estar hablando de escenarios tan apocalípticos. Uno diría que estamos viendo una película de ciencia ficción barata, pero es la realidad, ¡y es dura!
Ahora, mira tú, mientras tanto, acá en Costa Rica seguimos siendo un oasis de paz y democracia. Con nuestros valores de neutralidad y desarme, tratamos de mandar mensaje de cordura al mundo. Pero, sinceramente, a veces siento que gritamos en un mar de locura. Esperemos que nuestros líderes logren mantener la calma y seguir promoviendo el diálogo y la cooperación internacional. Al final, todos queremos vivir tranquilos y disfrutar de la vida, ¿no creen?
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Creemos que esta escalada nuclear es inevitable, o aún podemos evitar caer en un nuevo ciclo de confrontación y destrucción? ¿Deberíamos exigir a nuestros gobiernos que tomen medidas más firmes para promover el desarme y la paz mundial, o simplemente resignarnos a esperar lo peor?
La verdad, esto pinta feísimo. Después de tanto tiempo intentando bajarle al ruido bélico, de hablar de desarme y paz mundial, resulta que ahora volvemos a tener la nube atómica encima. No es precisamente el ambiente que uno busca para disfrutar unas vacaciones en Manuel Antonio, ¿verdad?
Según lo que dicen, Trump se puso a escribir cositas en su red social favorita (ya saben, esa donde manda mensajes a diestra y siniestra) diciendo que tienen más bombas que todos juntos. Aunque, pa’ ser honesto, unos números que salió ahí parecen un poco inflados. Según SIPRI, que son los que miden estas cosas, Rusia todavía lleva la delantera en número de ojivas, pero bueno, ya saben cómo es Trump con las estadísticas.
Lo que más preocupa es que no ha dicho qué tipo de pruebas van a hacer. Si son de las cabezas de las bombas, eso sería romper un tratado internacional muy importante. Si son de los misiles que las lanzan, bueno, igual seguimos caminando por una cuerda floja. Lo único claro es que la diplomacia anduvo medio pachucha, pues el acuerdo New START –el que limitaba los armamentos– está por vencerse en febrero y no hay señales de que lo renueven.
Y ni hablar de Putin, que no se quedó atrás. Él ya había celebrado unos cuantos test de nuevos jueguetes peligrosos, como el misil Burevestnik y el dron submarino Poseidón, que pueden llevar cargas nucleares. Obviamente, el Kremlin trató de restarle importancia a lo de Trump, diciendo que seguro el pobre hombre estaba mal informado. Pero bueno, ya sabemos que con estos señores nunca se sabe hasta dónde va a llegar la juerga.
Esto nos pone a pensar en cómo hemos ido relajándonos en cuanto a temas de seguridad global. Muchos jóvenes ni siquiera recuerdan los ejercicios anti-bombas en la escuela, ni la angustia de la Guerra Fría. Parece mentira que volvamos a estar hablando de escenarios tan apocalípticos. Uno diría que estamos viendo una película de ciencia ficción barata, pero es la realidad, ¡y es dura!
Ahora, mira tú, mientras tanto, acá en Costa Rica seguimos siendo un oasis de paz y democracia. Con nuestros valores de neutralidad y desarme, tratamos de mandar mensaje de cordura al mundo. Pero, sinceramente, a veces siento que gritamos en un mar de locura. Esperemos que nuestros líderes logren mantener la calma y seguir promoviendo el diálogo y la cooperación internacional. Al final, todos queremos vivir tranquilos y disfrutar de la vida, ¿no creen?
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Creemos que esta escalada nuclear es inevitable, o aún podemos evitar caer en un nuevo ciclo de confrontación y destrucción? ¿Deberíamos exigir a nuestros gobiernos que tomen medidas más firmes para promover el desarme y la paz mundial, o simplemente resignarnos a esperar lo peor?