Ay, mae, qué vaina más pesada este caso de Cahuita. Tres meses más de prisión preventiva le dieron al señor Núñez, sospechoso del femicidio de Doña Lilian Fernández. El Juzgado Penal de Bribri decidió así, manteniendo al tipo tras las rejas mientras avanzan las investigaciones. Uno piensa, ¿hasta cuándo tendremos que seguir leyendo esto?
Como bien saben, la cosa salió a la luz allá en enero del año pasado, cuando unos vecinos de Cahuita encontraron el cuerito de Doña Lilian. Parece que tenía unos golpes tremendos en la cabeza, la pobre. Vivía tranquila en su casa, ahí en el sector, y ahora eso, una tragedia que sacudió toda la comunidad limonense. Uno se queda pensando en cómo pudo pasar algo así tan cerca.
Según la información que ha salido, Núñez y Fernández llevaban ya casi un año compartiendo vida. Claro, esas relaciones a veces parecen idílicas por fuera, pero por dentro… quién sabe qué estaba pasando. Es una pena que terminara así, con tanta violencia y dolor para la familia de Doña Lilian. ¡Qué sal!
Ahora, el imputado seguirá recluido mientras la Fiscalía lleva adelante el juicio en su contra. Hay que esperar a ver qué pruebas presentan y si realmente logran demostrar su culpabilidad más allá de toda duda razonable. Esto del sistema legal a veces va lento, pero esperamos que hagan lo correcto, porque la justicia necesita hacerse sentir, especialmente en casos como estos.
Y es que, mijos, la violencia contra las mujeres sigue siendo una lacra enorme en nuestro país. Uno lee esos titulares, escucha esas historias, y se da cuenta de que todavía tenemos mucho camino por recorrer. Hay que romper con ese machismo arraigado, educar a nuestros hijos e hijas, y crear una sociedad donde todas y todos podamos vivir seguros y libres de cualquier tipo de agresión.
Lo que me preocupa también es que casos como este suelen encubrir otras dinámicas de poder y control. No siempre es solo una pelea de pareja que se sale de control, a veces hay patrones de abuso psicológico, económico y físico que van acumulándose con el tiempo. Es importante que las víctimas sepan que no están solas, que hay instituciones y personas dispuestas a ayudarles a salir de esas situaciones. Por ejemplo, el INAMU hace un brete por apoyar a las mujeres en riesgo, pero aún necesitamos más recursos y conciencia social.
Muchos en el pueblo comentan que Núñez era un personaje tranquilo, nadie creería que capaz de hacer algo así. Pero ay, la realidad nos demuestra que detrás de las apariencias puede esconderse la peor de las monstruosidades. Este caso pone de manifiesto la importancia de estar atentos a las señales de alerta, de observar el comportamiento de nuestras parejas, amigos y familiares, y de actuar si detectamos alguna conducta sospechosa o agresiva. Un chunche de cuidado, mi gente.
En fin, este caso deja muchas reflexiones pendientes. Más allá de la responsabilidad individual de Núñez, hay que analizar las causas profundas de la violencia de género en Costa Rica y buscar soluciones integrales que aborden tanto el aspecto punitivo como el preventivo. ¿Ustedes creen que la ampliación de la prisión preventiva será suficiente para brindar cierto consuelo a la familia de Doña Lilian, o es momento de exigir medidas más contundentes para prevenir futuros femicidios en nuestro país?
Como bien saben, la cosa salió a la luz allá en enero del año pasado, cuando unos vecinos de Cahuita encontraron el cuerito de Doña Lilian. Parece que tenía unos golpes tremendos en la cabeza, la pobre. Vivía tranquila en su casa, ahí en el sector, y ahora eso, una tragedia que sacudió toda la comunidad limonense. Uno se queda pensando en cómo pudo pasar algo así tan cerca.
Según la información que ha salido, Núñez y Fernández llevaban ya casi un año compartiendo vida. Claro, esas relaciones a veces parecen idílicas por fuera, pero por dentro… quién sabe qué estaba pasando. Es una pena que terminara así, con tanta violencia y dolor para la familia de Doña Lilian. ¡Qué sal!
Ahora, el imputado seguirá recluido mientras la Fiscalía lleva adelante el juicio en su contra. Hay que esperar a ver qué pruebas presentan y si realmente logran demostrar su culpabilidad más allá de toda duda razonable. Esto del sistema legal a veces va lento, pero esperamos que hagan lo correcto, porque la justicia necesita hacerse sentir, especialmente en casos como estos.
Y es que, mijos, la violencia contra las mujeres sigue siendo una lacra enorme en nuestro país. Uno lee esos titulares, escucha esas historias, y se da cuenta de que todavía tenemos mucho camino por recorrer. Hay que romper con ese machismo arraigado, educar a nuestros hijos e hijas, y crear una sociedad donde todas y todos podamos vivir seguros y libres de cualquier tipo de agresión.
Lo que me preocupa también es que casos como este suelen encubrir otras dinámicas de poder y control. No siempre es solo una pelea de pareja que se sale de control, a veces hay patrones de abuso psicológico, económico y físico que van acumulándose con el tiempo. Es importante que las víctimas sepan que no están solas, que hay instituciones y personas dispuestas a ayudarles a salir de esas situaciones. Por ejemplo, el INAMU hace un brete por apoyar a las mujeres en riesgo, pero aún necesitamos más recursos y conciencia social.
Muchos en el pueblo comentan que Núñez era un personaje tranquilo, nadie creería que capaz de hacer algo así. Pero ay, la realidad nos demuestra que detrás de las apariencias puede esconderse la peor de las monstruosidades. Este caso pone de manifiesto la importancia de estar atentos a las señales de alerta, de observar el comportamiento de nuestras parejas, amigos y familiares, y de actuar si detectamos alguna conducta sospechosa o agresiva. Un chunche de cuidado, mi gente.
En fin, este caso deja muchas reflexiones pendientes. Más allá de la responsabilidad individual de Núñez, hay que analizar las causas profundas de la violencia de género en Costa Rica y buscar soluciones integrales que aborden tanto el aspecto punitivo como el preventivo. ¿Ustedes creen que la ampliación de la prisión preventiva será suficiente para brindar cierto consuelo a la familia de Doña Lilian, o es momento de exigir medidas más contundentes para prevenir futuros femicidios en nuestro país?
