¡Ay, Dios mío! La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anda con el agua al cuello, má’e. Resulta que la Contralora General de la República, Marta Acosta, le soltó la bomba ante los diputados: tenemos casi tres millones de recetas médicas esperando por registrarse. Esto no es ningún jueguito, señores; estamos hablando de afectar la salud de la gente y poner en riesgo el control farmacológico.
La jefa de la Contraloría explicó que el problema viene arrastrándose desde la implementación del nuevo sistema ERP-SAP. Parece que entre interfaces que no funcionan bien y otros percances técnicos, las recetas se han quedado varadas. "En noviembre sacamos una medida contingente para registrar los pedidos nuevos en el SIFA, pero el tema de las interfases sigue siendo un dolor de cabeza. Aparte, el inventario de los medicamentos también está afectado y el perfil de los pacientes desactualizado", dijo Acosta, dejando claro que la cosa está feísima.
Y ni hablar del impacto financiero. Según la Contralora, para tratar de arreglar este lío, la Caja se ha visto obligada a pagar horas extras al personal, porque hay que echarle mano manualmente a esas recetas acumuladas. Imagínate el brete, el dinero que se está quemando mientras tanto. ¡Una verdadera torta!
Pero espera, que esto no termina ahí. Mientras Acosta denunciaba esta situación, apareció Héctor Arias Mora, el director del Plan de Innovación de la CCSS, defendiendo el sistema ERP-SAP. Aseguró que el sistema está funcionando bien, procesando transacciones y sosteniendo los procesos críticos de la institución. Dijo que incluso ha habido un aumento gradual en los pagos a proveedores. ¡Pero ay, Héctor! ¿Cómo te explicas entonces con los 3 millones de recetas perdidas?
Lo curioso es que un informe interno de la propia Caja revela otra cara de la moneda. Ese reporte advierte que la llegada del ERP-SAP debilitó la gobernanza y el control institucional, afectando la supervisión y la rendición de cuentas. Antes de que pusieran en marcha este sistema, la Auditoría Interna ya había lanzado 64 alertas sobre los riesgos que implicaba. ¡Parece que nadie escuchó! Las consecuencias llegaron rápido: demoras en el abastecimiento, suspensiones de cirugías, retrasos en pagos… ¡Un desastre completo!
Para colmo, muchos recuerdan cómo durante la implementación del SAP hubo protestas y advertencias por parte de trabajadores y sindicatos que preveían estos problemas. Se hablaba de un sistema complejo, poco intuitivo y con la posibilidad de generar errores graves. Pero los directivos de la Caja parecían tener tapones en los oídos. Ahora, toca pagar la factura, y los que sufren son los pacientes.
Este caso nos hace reflexionar sobre la importancia de planificar correctamente cualquier cambio tecnológico en instituciones tan sensibles como la CCSS. No basta con comprar un programa caro y moderno; hay que asegurarse de que funcione a la perfección, de capacitar adecuadamente al personal y de estar atentos a las posibles deficiencias. Porque si no, terminamos en este aprieto: con millones de recetas atascadas y miles de pacientes afectados. Es una pena, de verdad, ver cómo se manejan los recursos públicos de esta manera, cuando la salud de todos está en juego.
Ahora, me pregunto: ¿Crees que la CCSS debería revertir a un sistema anterior mientras solucionan los problemas con el ERP-SAP, o deberían seguir adelante intentando arreglarlo sobre la marcha? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios, má’e! ¿Cuál crees que sería la solución más rápida y efectiva para evitar que esta situación siga afectando la salud de los costarricenses?
La jefa de la Contraloría explicó que el problema viene arrastrándose desde la implementación del nuevo sistema ERP-SAP. Parece que entre interfaces que no funcionan bien y otros percances técnicos, las recetas se han quedado varadas. "En noviembre sacamos una medida contingente para registrar los pedidos nuevos en el SIFA, pero el tema de las interfases sigue siendo un dolor de cabeza. Aparte, el inventario de los medicamentos también está afectado y el perfil de los pacientes desactualizado", dijo Acosta, dejando claro que la cosa está feísima.
Y ni hablar del impacto financiero. Según la Contralora, para tratar de arreglar este lío, la Caja se ha visto obligada a pagar horas extras al personal, porque hay que echarle mano manualmente a esas recetas acumuladas. Imagínate el brete, el dinero que se está quemando mientras tanto. ¡Una verdadera torta!
Pero espera, que esto no termina ahí. Mientras Acosta denunciaba esta situación, apareció Héctor Arias Mora, el director del Plan de Innovación de la CCSS, defendiendo el sistema ERP-SAP. Aseguró que el sistema está funcionando bien, procesando transacciones y sosteniendo los procesos críticos de la institución. Dijo que incluso ha habido un aumento gradual en los pagos a proveedores. ¡Pero ay, Héctor! ¿Cómo te explicas entonces con los 3 millones de recetas perdidas?
Lo curioso es que un informe interno de la propia Caja revela otra cara de la moneda. Ese reporte advierte que la llegada del ERP-SAP debilitó la gobernanza y el control institucional, afectando la supervisión y la rendición de cuentas. Antes de que pusieran en marcha este sistema, la Auditoría Interna ya había lanzado 64 alertas sobre los riesgos que implicaba. ¡Parece que nadie escuchó! Las consecuencias llegaron rápido: demoras en el abastecimiento, suspensiones de cirugías, retrasos en pagos… ¡Un desastre completo!
Para colmo, muchos recuerdan cómo durante la implementación del SAP hubo protestas y advertencias por parte de trabajadores y sindicatos que preveían estos problemas. Se hablaba de un sistema complejo, poco intuitivo y con la posibilidad de generar errores graves. Pero los directivos de la Caja parecían tener tapones en los oídos. Ahora, toca pagar la factura, y los que sufren son los pacientes.
Este caso nos hace reflexionar sobre la importancia de planificar correctamente cualquier cambio tecnológico en instituciones tan sensibles como la CCSS. No basta con comprar un programa caro y moderno; hay que asegurarse de que funcione a la perfección, de capacitar adecuadamente al personal y de estar atentos a las posibles deficiencias. Porque si no, terminamos en este aprieto: con millones de recetas atascadas y miles de pacientes afectados. Es una pena, de verdad, ver cómo se manejan los recursos públicos de esta manera, cuando la salud de todos está en juego.
Ahora, me pregunto: ¿Crees que la CCSS debería revertir a un sistema anterior mientras solucionan los problemas con el ERP-SAP, o deberían seguir adelante intentando arreglarlo sobre la marcha? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios, má’e! ¿Cuál crees que sería la solución más rápida y efectiva para evitar que esta situación siga afectando la salud de los costarricenses?